Iñaki Herrán, León, 1997.

Estudia desde los dieciocho años en Madrid, donde actualmente trabaja, aunque le gustaría vivir en el norte de España en el futuro. Según un blog aleatorio de internet, «su lenguaje del amor son las palabras y el tiempo de calidad». Le gustan los perros, bañarse en el río cuando va de ruta a la montaña y las personas (en ese orden). Conoce mejor a este autor a través de esta entrevista.

Leer primeras páginas

Háblanos un poco de ti.

He nacido en León, vivo en Madrid. Intento ir todo lo que puedo a León porque mis padres y abuelos viven allí. Soy una persona alegre y optimista y tengo intereses en casi todas las áreas: me gusta mi trabajo, el gimnasio, cuidar de mis amigos y pasar tiempo solo. Soy agradecido, pero también privilegiado y con suerte. Me gusta escribir, decir que me gustaría leer más, el aprendizaje, la comedia stand-up, y no soy mucho de viajar, aunque lo hago porque la compañía lo justifica todo. Tengo algún domingo más pesimista, pero por lo general, me bebo un café y tiro para delante.

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de Holden Caulfield para Holden Caulfield?

Es una novela en la que se desarrolla una pérdida. Tiene un componente de ciencia ficción para poder mirarla desde más ángulos, pero en palabras simples, se trata del antes, durante y después de una pérdida humana. Hay un poco de esto y un poco de lo otro: filosofías propias de las que desarrollas en la juventud, reflexión sobre tus propios hábitos, querer ser mejor persona, algo de cinismo. Mucha gente que no se dedica a escribir ha pensado alguna vez algo así como ‘me gustaría poner todo lo que sé en una cartulina muy grande’. Esto es un intento divertido y trágico de hacer eso.

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

Es fácil identificarse con el personaje principal o con alguno de sus pensamientos. Hay un equilibrio entre las observaciones del mundo exterior y los pensamientos o conductas que miran hacia dentro.

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

Que la vida merece la pena si te paras a prestar atención.

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Escasa. Esas obras que mencionas son prácticamente la misma. Esta última obra es formal y consolidada, pero tampoco tengo algo a lo que llamar trayectoria. Ha sido más como un circuito de prácticas: un día escribes de manera informal en un Word, al siguiente ya no. Tengo muy mala memoria.

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

La verdad es que no leo mucho. Mi madre me regaló ‘Filosofía para directivos’ el otro día y lo empecé en el autobús, pero aún no puedo dar un feedback sincero. El último que me hizo sentir una barbaridad de cosas fue Los nombres propios, de Marta Jiménez Serrano. A la persona a la que se lo recomendé también le puso cinco estrellas.

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Me gusta mucho el formato de relato corto, así que me basta con eso. Proyectos largos no tengo en mente ni forzaría la máquina.

¿Es difícil escribir un libro?

En absoluto. Un día te pasa algo y te pones a escribir y cuando levantas la cabeza, a los doce meses, está prácticamente terminado. Ahora bien, es un año de tu vida del que, si te preguntan, no te acuerdas. ¿Cómo se te ocurrió la idea, cómo empezaste? Honestamente, ni idea. Lo hizo una versión de mí a la que le falla la memoria.

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