Cada trozo de la mente
un segmento de poesía.
Despojos de vivencias,
subjetividad abrazada
a la palabra escrita.
Heridas que sangran letras,
letras que sangran tinta.
Celia Uruñuela. Nunca he sido de protocolos. Nací cuando tuve que nacer y como me dio la gana. Aprendí a escribir cuando me enseñaron, aunque quince años después aún no sé ni coger un lápiz ni esquivar las faltas de ortografía. Mi inspiración viene de dos ramas: la poesía de Gloria Fuertes y los cachetes de mi abuela Felisa. Lo primero me marcó por dentro y lo segundo por fuera. Me gusta denunciar las injusticias, concienciar cabezas y dormir la siesta.