Fernando Martínez Gil

 

Fernando Martínez Gil. Editorial Adarve, Editoriales que aceptan manuscritosNací y resido actualmente en Toledo, ciudad de una gran riqueza histórico-artística y que sin duda está en el origen de mi vocación de historiador y en buena parte, también, en el de mis inquietudes como escritor. De Garcilaso de la Vega a Cervantes, de Bécquer a Galdós, Toledo rezuma literatura por todos sus poros.

Desde niño fui un gran lector, lo que me llevó más pronto que tarde a imaginar mis propias historias y a escribir. Me fascinaba sobre todo la diversidad del ser humano. Por eso estudié Historia a la vez que Antropología y Etnología de América: de un lado, la diferencia del pasado, que nos permite reflexionar sobre por qué somos lo que somos y si el mundo puede ser diferente a cómo es; y de otro, la diversidad geográfica que nos permite comprobar las distintas formas de entender ese mundo a través de las formas de cultura diferentes que florecen en los cinco continentes. Profesionalmente me convertí en profesor de Historia, pero siempre agradecí la apertura de mente y el espíritu de tolerancia que me proporcionaron mis estudios antropológicos. Han sido estas inquietudes las que han fundamentado mis aficiones favoritas: leer, investigar, viajar, escribir. Tras varias décadas dedicadas a la docencia y la investigación, me ha llegado la jubilación, periodo que entiendo como una oportunidad de emprender las siempre pospuestas aventuras que siempre supone la creación literaria.

Atrás quedan algunos libros de creación, tanto de narrativa juvenil como para adultos: El río de los castores, El juego del pirata, La isla soñada, El verano de la linterna mágica, Historia de un libro o la Historia verdadera de la esclarecida ciudad; y un puñado de artículos y monografías históricas sobre temas como la historia social, la historia urbana, las actitudes ante la muerte, las fiestas populares, la historia del cine y las Comunidades de Castilla. En mi última novela, El enamorado de la Reina de Saba, confluyen narrativa e investigación histórica de un modo, espero, equilibrado y atractivo, fundiendo y confundiendo el «así fue» con el «podría haber sido», la veracidad con la verosimilitud.Alcázar de Toledo

Aficiones: Además de las anteriormente confesadas, me apasiona viajar para descubrir cosas insospechadas o para sentir la emoción de encontrarme en los lugares soñados, ya sea por medio de la lectura o de la simple imaginación. Me gusta compartir las experiencias de mis viajes, y eso me lleva a escribir; aunque el síndrome de la abstinencia por no poder viajar también me produce el mismo efecto, pues cabe suplir los viajes físicos por los imaginarios, y eso lo hace posible la magia de la literatura. Leer y, más aún, también escribir imaginando mundos es una forma de viajar. Me encanta sentirme dentro de la naturaleza, formando parte de ella; escuchar cómo respira en una tarde soleada me devuelve la calma, despierta en mí la emoción de la belleza, y en los largos paseos solitarios, como decía Machado, «converso con el hombre que siempre va conmigo», algo que no es fácil en el ruidoso mundo en que vivimos. El cine es, en fin, otra de mis pasiones. Lo estudio, lo disfruto y lo comparto con mis compañeros de cineclub, y raro es el día que no dedique un par de horas a ver una película.

Rasgo más sobresaliente de tu personalidad: Pese a mis años y a tantos cursos en que he tenido que dar la cara en clases y conferencias, no ha dejado nunca de acompañarme un sentimiento de timidez y de inseguridad. Tal vez sea eso lo que me lleva a exigirme el máximo nivel de esfuerzo en todo lo que hago, pese a lo cual siempre me siento insatisfecho. Respecto a lo que me rodea, intento ser tolerante con las personas y las acepto como son, pero soy intransigente en los principios e ideas. Detesto la incoherencia y la hipocresía que justifican o edulcoran las injusticias. Dicen que, con la edad, uno madura y se modera; en mi caso, debo reconocer que he evolucionado de forma diferente y me he vuelto un radical en la forma de entender el pacifismo, la igualdad, la justicia y la defensa del medio ambiente.

Cuéntanos por qué decidiste ser escritor/a: Nací en una casa llena de libros. Rebuscar en la biblioteca de mi padre era para mí lo más parecido a las exploraciones del capitán Cook, de un Stanley o un Livingstone: o sea, descubrir mundos ignorados que a continuación paladeaba con sumo deleite. Empezar a escribir es una consecuencia lógica de la pasión por la lectura, pues en un momento dado necesitas tomar el timón del relato y dirigirlo hacia donde tu propia imaginación te lleve. También es verdad que mi padre es escritor y dramaturgo, y el hecho de ponerme a escribir fue algo normal, que se hacía en casa, y que yo simplemente empecé a imitar. Quién iba a pensar que una de mis primeras historias, que escribí para guardarla en un cajón, recibiría un día el Premio Nacional de Literatura Infantil. Fue un sueño: de la noche a la mañana podía considerarme un escritor, lo que es decir compartir sentimientos y emociones con posibles lectores.

En busca del tiempo perdido de Marcel Proust

Colección de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust

Autores preferidos y por qué: Mencionar a tu autor favorito, a un solo autor, delataría tu falta de lecturas. Un buen lector siempre tiene muchísimos autores predilectos, ya sea por la calidad de sus obras o por las preferencias personales del propio lector. En mis años jóvenes descubrí a autores como Bécquer y Machado; después vinieron Cervantes, Clarín, Galdós, Dickens, Tolstoi, Maupassant, Chejov, Proust, Mann… Docenas de libros maravillosos. Aunque siempre he tenido una irresistible atracción por la literatura de viajes y de grandes horizontes, sobre todo los ambientados en los espacios marítimos: las crónicas americanas, los diarios de a bordo de los grandes navegantes, y autores para mí tan queridos como Stevenson, Conrad, Melville o London. Y, por supuesto, el que es para mí el libro de viajes por excelencia: la Odisea de Homero.

Tu obra favorita de otro autor: Es difícil elevar una sola obra a la categoría de «obra favorita». Pero podría destacar En busca del tiempo perdido, la gran novela con que Marcel Proust revolucionó la forma de narrar, no solamente los sucesos externos que encadenan una historia, sino el itinerario interior de nuestra mente, la relación con nosotros mismos, las sensaciones que crean pensamientos y recuerdos, los laberintos de la memoria, el entrecruzamiento de los tiempos vividos y los imaginados. En fin, el misterio del tiempo en su relatividad, que es la materia que constituye al ser humano como ser consciente y sensible. Una maravillosa forma de aplicar el método proustiano a la remembranza de una vida la descubrí, por ejemplo, en las Memorias de la melancolía de María Teresa León.El río de los castores de Fernando Martínez Gil. Editorial Adarve

Tu obra favorita de las que has escrito: Siempre se guarda un especial cariño al primer libro que cumplió tu sueño, en mi caso El río de los castores, que ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y que fue publicado por la editorial Noguer hace ahora cuarenta años. Pero el más querido es siempre el que aún no he podido publicar. Es como una criatura indefensa que, para nacer y sobrevivir, depende de tus cuidados y de tu empeño, de que creas en él y lo defiendas a ultranza. Si lo consigues, el libro cobra autonomía y te distancias de él para concentrar tu cariño en una nueva criatura. Pero el mejor es el que te dispones a escribir, y lo seguirá siendo… hasta que lo escribas y el resultado no se corresponda con las altísimas expectativas que te habías propuesto.

Tu estilo literario: En mis historias me gusta conjugar la novela histórica, el viaje y la aventura. Ahí están otra vez mis obsesiones por el misterio del tiempo, «ese país diferente al nuestro», y por el descubrimiento de otras culturas y de otras formas de entender el mundo. No se trata solamente de evocar un tiempo con mentalidad de anticuario, sino de recrear un espíritu, una idea, una pasión que están ligados al mundo de hoy y a las preguntas y preocupaciones que hoy nos hacemos. Mi novela histórica recurre, pues, al viaje y la aventura para comprender mejor el mundo que me rodea y proponer alternativas de cambio o denunciar sus incongruencias.

Una cita de un autor que te guste: Siempre me ha emocionado aquella frase de Robert Louis Stevenson: «El primer amor, el primer amanecer, la primera isla de los mares del sur, son recuerdos que viven aparte, que tienen que ver con las sensaciones vírgenes». La cita me devuelve las primeras y maravillosas sensaciones del adolescente que despierta a la vida y empieza a apasionarse por ella.

Obra en la que te encuentras trabajando en la actualidad: Actualmente trabajo en un relato en el que homenajeo las leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer, que fueron una de mis primeras lecturas, y cuyo estilo imité en mis primeros escarceos de aprendiz de escritor. Me divierte convertirlo en personaje y hacerle experimentar en carne propia una historia como las que a él le gustaba imaginar. Ambientada en Toledo, of course.

Portada del libro El enamorado de la reina de Saba de Fernando Martínez Gil. Editorial Adarve, Editoriales de EspañaAlgo sobre tu manera de entender este mundo: Me cuesta entender muchas de las derivas a que nos está llevando el siglo XXI. Saludo con esperanza los avances del feminismo, el ecologismo y la tolerancia hacia colectivos antes marginados. Me horroriza, por el contrario, el retroceso ético que ha arrumbado los valores del humanismo, la Ilustración y los derechos humanos. Me escandaliza el consumismo exacerbado y el neoliberalismo que persigue el negocio y la rentabilidad como si fueran la virtud superior, siempre a costa de la dignidad e igualdad del ser humano y de la sostenibilidad del planeta, tratado como un mero yacimiento de recursos ilimitados y explotables. Y me preocupa mucho que el ser humano pierda la conciencia de tal, fraccionándose en sectas que se configuran artificiosamente en función de la patria, las creencias, el color de la piel, el sexo o las diferencias de riqueza. Me siento, antes que patriota, creyente o cualquier otro accidente, ni más ni menos que un ser humano, y no transijo con mensajes tan simplones y falaces como «América primero» o «Los españoles primero». Todos los seres humanos somos iguales y hemos nacido en este planeta, y tanto derecho tiene a vivir en él quien se arroga su propiedad como un inmigrante que busca una vida mejor. Por eso recuperar los valores de «libertad, igualdad, fraternidad» me parece el compromiso más urgente de la humanidad que quiera sobrevivir como especie y algún día alcanzar la felicidad.

Tus proyectos inmediatos: Un proyecto irrenunciable para un jubilado es el de seguir siendo útil. No sé si un escritor lo es, pero escribiendo se siente tal, se mantiene conectado al mundo en que vive y se hace la ilusión de que sus ideas puedan ser compartidas y sirvan para despertar sensibilidades que puedan ayudar a mejorar la sociedad en que vive. Por eso es mi intención seguir escribiendo libros que no me proporcionarán riqueza ni prestigio, eso ya lo sé; pero que me seguirán permitiendo vivir gozosos momentos y perseguir la utopía de verlos algún día impresos. Mis proyectos inmediatos son los que siempre he tenido: leer, escribir, viajar; y amar la vida y a los que a mi alrededor la llenan y la hacen maravillosa.

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