Rafael Martínez Bernardo

 

Rafael Martínez Bernardo autor de Dejad crecer rosas en el desierto. Editorial Adarve, publicar un libroVivo en León y paso temporadas en mi lugar de nacimiento, Santibáñez de la Isla, donde tengo una casa y cultivo un pequeño huerto. Tengo 69 años, estoy casado y tengo dos hijas.

Nací en Santibáñez de la Isla, León. Estudié en la escuela del pueblo hasta la edad de 10 años, edad en la que ingresé en el colegio de los dominicos de Arcas Reales en Valladolid y posteriormente en Ávila con la misma congregación religiosa. Era este el camino más frecuente para salir a estudiar que teníamos los niños procedentes de aquellos pueblos paupérrimos. Parece ser que en los últimos años del colegio me abandonó la vocación religiosa y después comencé mis estudios de Filología Inglesa y Alemana en la universidad de Salamanca, donde me licencié en 1975.

Por lo general, los pueblos de España de los años ‘60 y ’70 no estaban precisamente vacíos, al contrario, estaban densamente poblados pero eran pobres, por lo que, alcanzada la mayoría de edad, yo pasaba los veranos “en el extranjero” o en la costa española para trabajar y poder financiar los estudios y no suponer una carga a las débiles arcas familiares. Así, realicé trabajos tan variados como en una fábrica de porcelana en Schwarzenhammer, Alemania, una fábrica de bidones en Hamburgo, en la construcción en Estocolmo, como camarero en Palma de Mallorca y Sitges, etc.

Una vez acabada la carrera en Salamanca, me concedieron una beca de intercambio en la universidad de Occidental College, Los Ángeles; de este modo mejoré mi inglés y descubrí mi afición a los viajes: durante un mes recorrí el perímetro de Estados Unidos en el Greyhound Bus en plan mochilero, dormir en las estaciones y en los autobuses (todavía era seguro, incluso allí).

Pero en el año 1976 todavía seguía vigente el famoso, infausto, secular y por fin extinto servicio militar, por lo que fui llamado a filas, bastante torcidas, por cierto, y pasé probablemente los catorce meses y un día más tristes de mi vida en las Palmas de Gran Canaria. Al finalizar los ritos de iniciación a la madurez, aprobé las oposiciones a profesor de inglés de Enseñanza Secundaria; comencé mi trabajo en el Instituto Rosalía de Castro de Santiago de Compostela; desde allí fui trasladado a León donde ejercí como profesor de inglés en los Institutos Padre Isla y Juan del Enzina hasta mi jubilación, con dos largos intervalos: seis años como Asesor de Educación en la Embajada de Reino Unido y cinco como Consejero de Educación en la de Australia.

Aficiones: Por lo general me considero amante de la vida y como tal tengo muchas aficiones, siendo las más notorias las relacionadas con la literatura, como la lectura y la escritura; me encanta escuchar y bailar música de todo tipo: últimamente me centro más en la música del oeste de África, en la música antigua y religiosa… también clásica y pop, prácticamente todo tipo de música exceptuando dos que no menciono para no ofender a unos cuantos amigos. Me considero un viajero infatigable y reflexivo, observador y conversador con las personas del lugar para aprender sus costumbres y reflejarlas en mis escritos. Soy gran aficionado al cine y a la fotografía, he realizado varios powerpoints, vídeos y exposiciones de fotografías de los lugares que he visitado. Practico varios deportes, cada vez con menos intensidad, claro, siendo los más frecuentes ciclismo, montañismo, algo de natación y tenis. En otro orden de cosas me encanta dar largos paseos por la naturaleza y cuidar de ella, meditar y observar los animales, especialmente los pájaros y a mi entrañable Border Collie, “Chispa”.

Rasgo más sobresaliente de tu personalidad: Me considero una persona muy activa cuando emprendo una actividad que me apasiona, mientras que me cuesta trabajo centrarme y emplearme a fondo en tareas que no me llegan al corazón. En el trabajo creo que no tengo aptitudes de liderazgo, a pesar de haber desempeñado tareas que lo exigían, prefiero el trabajo solitario al de grupo, soy una persona reflexiva y sensible, me afecta la opinión que los demás puedan tener de mí, quizá me falte algo de confianza en lo que hago. Tengo una gran capacidad de trabajo y paciencia para llevarlo a cabo, no me desalientan las dificultades. Me encantan la aventura y los retos, no solo en los viajes sino también en las actividades de la vida diaria. Por lo demás, creo que tengo un carácter afable, sencillo y ligeramente tímido, a pesar de las apariencias.

Cuéntanos por qué decidiste ser escritor: La principal motivación para escribir tiene que ver con la necesidad de expresar las emociones  que afloran de mi interior y que fluyen como el impulso que provoca un volcán. Las experiencias vividas tanto en los viajes por el mundo como en los viajes interiores son otras motivaciones muy importantes en mi caso; consciente o inconscientemente todos plasmamos en nuestros escritos el bagaje cultural y las vivencias personales. A esto hay que añadir, por supuesto, los conocimientos adquiridos a través de la lectura,  como alguien dijo:  “la novela es un mosaico de citas literarias”.

Como la mayoría de los adolescentes, mis primeros pasos en la escritura fueron poemas de rebeldía e ingenuos poemas de amor platónico. Con el paso del tiempo comencé a escribir narraciones breves y poemas más profundos -nunca publicados-, que me cuesta comprender a mismo en la actualidad, tal es el cambio en la visión del mundo. La primeras publicaciones serias fueron colaboraciones en el periódico local Diario de León y el ensayo sobre Salman Rushdie: Salman Rushdie, recreador de la historia mágica y mítica, resumen de la tesis doctoral sobre dicho autor, publicado por la universidad e Salamanca.

«Hijos de la medianoche» Salman Rushdie

Autores preferidos y por qué: Mis autores preferidos… pregunta tan fácil de hacer como difícil de contestar. Por razones obvias comenzaré por Salman Rushdie con sus Hijos de la medianoche, de él admiro el torrente de historias dentro de una misma narración al estilo de Scherezade, al abrir una ventana aparece otra con una nueva historia, podemos considerarlo representante del realismo mágico oriental. Admiro a Stephan Zweig, por su versatilidad en los temas y su compromiso social, magníficas sus obras: El mundo de ayer y Carta de una desconocida. A Gabriel García Márquez, por su riqueza de vocabulario,  gran contador de historias y creador de mundos dentro de este mundo.

Por otra parte he tenido en cuenta a escritores africanos por la importancia de conocer recursos propiamente africanos en sus obras y no solo referencias y puntos de vista occidentales; tengo que citar a un escritor nigeriano y a una escritora de la misma nacionalidad que muestran estos aspectos y cuya narrativa me ha enganchado: Chinua Achebe y Chimamanda Ngozi Adichie. La novela más famosa del primero, Todo se desmorona, ha sido uno de los libros más leídos de la literatura africana moderna; en ella describe cómo la civilización europea y cristiana se apropia del mundo africano y las influencias occidentales cambian la sociedad de este continente; analiza igualmente el choque entre los valores tradicionales africanos y occidentales y las complicaciones que surgen con la llegada de los misioneros blancos. Wole Soyinka, el premio Nobel nigeriano, describió la obra como «la primera novela en inglés que habló desde el interior del carácter africano, en lugar de retratar al africano como un exótico, como el hombre blanco suele verlo».

De la también escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie creo que me ha influido la idea transversal de sus novelas respecto al peligro que supone conocer sólo una versión de la historia, un solo punto de vista, me impactó su novela Medio sol amarillo, sobre la guerra de Biafra que dividió a sus padres y tuvo un impacto en su propia vida. También es una escritora feminista para quien el feminismo es un “viaje constante”.

Uno de mis poetas preferidos es Walt Whitman y su colección de poemas Hojas de hierba, donde elogia la naturaleza y el papel del individuo en ella, se caracteriza por la alabanza de los sentidos y la alegría de vivir según los cánones de la madre naturaleza.

Por último, en mi novela ha tenido un peso específico considerable la información extraída de reportajes periodísticos del conflicto entre Mali por un lado y los separatistas Tuareg y los fundamentalistas islámicos por otro, basándome en los aspectos históricos y dejando a un lado lo meramente anecdótico.

Tu obra favorita de otro autor: Por razones que medio mundo comparte, y otro medio desconoce, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Desde niño en la escuela nuestro gran maestro don Ricardo del Río Herrero nos inculcó el amor por la lectura y, aun sin comprender del todo si estaba loco o cuerdo, nos cautivaba su historia. En el Bachillerato y en la universidad fuimos profundizando en el pozo sin fondo de sus razonamientos y planteamientos de la vida.

Tu obra favorita de las que has escrito: No me es muy difícil escoger… la última: Dejad crecer rosas en el desierto

Tu estilo literario: Aunque todavía no he publicado, me gusta la poesía para expresar los sentimientos y añadir un poco de lírica a la dura realidad. Ahora bien, prefiero la novela histórica y de viajes o una combinación de ambas, como la actual Dejad crecer rosas en el desierto, porque en ella puedo plasmar mis propias experiencias viajeras tanto en la descripción de paisajes como las impresiones de las gentes, su cultura, costumbres, historia, etc.

Una cita de un autor que te guste: Aprende a escribir tus penas en arena y a grabar tus alegrías en piedra. (Pensamiento oriental)

Obra en la que te encuentras trabajando en la actualidad: De momento tengo varias ideas rondando por mi cabeza, pero no estoy trabajando sobre ninguna en particular. Pronto me llegará la iluminación, pero tendrá que pillarme trabajando.

Algo sobre tu manera de entender este mundo: Tiene que ver con el sentido que queramos darle a nuestras vidas. Vivimos en un mundo en el que es muy difícil aceptar las formas de vida de los demás y una de las causas de nuestra felicidad debería venir de la aceptación de esas diferencias. Puede sonar pedante, pero es muy importante el amor a los demás y a la propia Naturaleza, vivimos de espaldas a ella, la ambición humana no tiene límites, el capitalismo y el consumismo inundan todos nuestros actos, miramos al mundo exterior en vez de a nuestro interior. Bien es cierto que cada vez más voces se levantan contra tanto egoísmo, consumismo, colonialismo e incluso moderna esclavitud en ciertas sociedades. Carpe diem, pero la vorágine en la que nos movemos nos impide vivir según nuestros principios, “el árbol no nos deja ver el bosque”. Según Mario Benedetti, un pesimista es solo un optimista bien informado, en estos momentos me siento un poco como este optimista, los sueños de un mundo mejor se van oscureciendo al despertar. La poesía, las grandes novelas, epopeyas y películas deben tener una función catártica en la sociedad, una purificación y liberación de los sentimientos tóxicos que de vez en cuando nos inundan, deben sacudir conciencias dormidas y despertar indiferencias que subyacen en nuestra sociedad, muy a menudo ciega ante lo que sucede más allá de nuestras fronteras. ¿El sentido de nuestras vidas es alcanzar la felicidad? Yo creo que sí, pero la felicidad no es un estado permanente, debemos aprovechar los momentos en que se nos aparezca.

Tus proyectos inmediatos: Lo literario tendrá que esperar, como dije antes. En el aspecto personal deseo ardientemente poder viajar libremente y volver a Tanzania, a las aldeas de Mambo View Point, Sunga y otras en las montañas de Usambara, no lejos del Kilimanjaro. Asimismo, espero que mi cuerpo mantenga una buena forma física para realizar dos de mis sueños: visitar Tíbet y caminar el trekking del Annapurna.

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