Ramiro Pérez Ucero. Las Fraguas, Soria, 1978.

Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza, trabaja como profesor en un instituto de Enseñanza Secundaria en Zamora. Es fundador del grupo de rock riojano La Banda del Desfiladero, con el que ha publicado varios álbumes desde 2013. Con la obra que aquí se presenta incursiona en el mundo editorial.

ISBN: 978-84-10400-46-7

ISBN digital: 978-84-10400-47-4

Depósito legal: M-20642-2024

Número de páginas: 366

Formato: 150×230

Autor: Ramiro Pérez Ucero

Sinopsis:

Durante un viaje turístico a Moscú, Ezequías Pérez, un peculiar profesor soriano de Filosofía, es víctima de un insospechado y brutal ataque en la habitación de su hotel. Está convencido de que la agresión tiene que ver con una disparatada conversación en la que se ha visto forzado a participar mientras estaba en una cafetería. Tuviese o no razón, esta circunstancia y la subsiguiente denuncia provocan que, a mil kilómetros de allí, en la ciudad de Soria, el inefable inspector Manrique —el peor policía del mundo

o el policía con peor suerte— pueda reabrir el caso de dos personas desaparecidas, que daba por archivado definitivamente. Manrique necesita a Ezequías para seguir tirando del hilo, pero cada descubrimiento es más siniestro y descabellado que el anterior y la madeja no para de enmarañarse, hasta que el camino parece acabar.

Leer primeras páginas

Háblanos un poco de ti

Soy de un pequeño pueblo de Soria, llamado Las Fraguas, aunque casi toda la infancia y juventud la pasé en La Rioja, donde mi padre fue maestro; primero, en Santo Domingo de la Calzada y, después, en Logroño. Hice la carrera de Filología Hispánica en Zaragoza e inmediatamente después, en 2002, con 23 años, empecé a trabajar como profesor de Lengua y Literatura en la educación pública secundaria de Madrid, donde saqué definitivamente la plaza en 2006. Desde entonces y hasta ahora, ése ha sido mi oficio, que actualmente ejerzo en la ciudad de Zamora. Pero todo este periplo vital jamás ha interrumpido- acaso, durante días o semanas- mi continua presencia en Soria y Logroño, donde formé hace más de doce años la inefable Banda del Desfiladero, un grupo de rock y folk-rock ibérico que ya ha perpetrado tres discos brutales.

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de ¿Es que no me conoces??

Me ha gustado mucho lo que Luis Folgado de Torres escribe en la cubierta trasera del libro: “Vuelve el noir más español”. Quizás he decidido entender esas palabras de la manera que más me conviene, pero ése era precisamente mi propósito con este libro: hacer una novela policíaca plenamente integrada en la tradición literaria española, a sabiendas de que la literatura española había de morder el género, masticarlo y escupirlo.

¿Es que no me conoces? es sin duda una novela policíaca y también una novela de terror, dos tipos de novela de genealogía claramente anglosajona. Cuando uno ha estudiado la historia de la literatura española, no puede evitar percatarse de que este tipo de novelas, por más que sean entretenidas, efectúan una especie de mutilación literaria: tratan de entretener al lector, divertirlo, emocionarlo, consolarlo… La postura actual ante la literatura quizás se sienta completamente satisfecha con estos propósitos. Muchos dirán que entretener, divertir, emocionar y consolar son precisamente los objetivos de la literatura. La tradición literaria anglosajona, desde finales del siglo XVIII, desde luego es eso lo que piensa.

Pero la literatura española- la literatura con mayúsculas- es otra cosa. En la literatura española, que certeramente siempre se ha tildado de materialista y de realista, se exige (al menos así lo han hecho nuestros grandes autores) que la obra sirva para razonar sobre la realidad y para salir de la lectura siendo más compatible con el mundo material en el que vivimos. La literatura española nunca ha sido un caldo de cultivo de idealismos, como sí lo son las literaturas europeas del norte. La suspensión de realidad a la que debe condescender un lector de novela gótica o policíaca siempre ha sido excesiva para un español- podemos aceptar que Godzilla ataque Nueva York, pero no el Puerto de Santa María-, por eso, estos géneros tardaron tanto en cultivarse en España, y lo hicieron de tapadillo, asumiendo que jugaban en una segunda división de la literatura.

Yo he querido someter este género anglosajón al proceder de la literatura española tradicional, y ver qué pasa.

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

Como he dicho, esta novela se incardina absolutamente en la tradición literaria española, que es una tradición fundamentada en el materialismo realista. He leído muchas novelas policíacas en los últimos años, y aunque algunas eran de autores hispanos y estaban escritas en español, no he podido evitar la impresión de estar leyendo literatura anglosajona: esos escritores- que no lo hacían mal en absoluto- habían comprado el paradigma del género policíaco, sus estructuras y su marco mental. Estaban siendo partícipes de un género que no es hispano y lo estaban practicando a la manera original, es decir, a la manera anglosajona; dicho de otro modo, estaban escribiendo en español, pero no estaban haciendo literatura española, sino inglesa. Porque, como he mencionado arriba, el espíritu de la literatura española no puede aceptar sin más las limitaciones de un género como el policíaco, ni tampoco las de otros muchos de origen anglosajón, como el género de terror, el fantástico o el pseudohistórico. Cervantes, Quevedo o Galdós considerarían, con toda la razón de la tradición hispánica, que obras como Drácula, Diez negritos o El señor de los anillos son auténticas chorradas. A mí me gustan, y me entretengo leyéndolas- qué duda cabe-, pero la literatura española siempre fue otra cosa (muy superior, me permito añadir).

Respondiendo a la pregunta por fin, el ingrediente novedoso de ¿Es que no me conoces? consiste en introducir los géneros gótico y policíaco en el molino de la literatura española y observar qué sale de allí. Naturalmente, la resolución de la trama y los puntos de vista de los personajes protagonistas quedan muy lejos de los cánones anglosajones.

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

En pocas palabras, que Diez negritos es una historia aceptable si ocurre en una isla inglesa, con personajes ingleses y con una predisposición lectora de carácter inglés. Pero, cuando pretendes que Diez negritos suceda en el páramo de Soria, el resultado no puede ser igual. España no acepta esas historias ni esas resoluciones, porque la filosofía española es incompatible con las posturas idealistas del mundo septentrional. Y más nos vale, por cierto, seguir sin aceptarlas, seguir razonando la realidad como hemos hecho siempre, y resistirnos a esa colonización cultural tan mediocre.

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Desde hace unos años he estado escribiendo novelas que sólo han leído mis más cercanos allegados. Escribirlas para ellos ya me satisfacía, pero en cierto momento me apeteció publicar algo como es debido. Después de consultarlo con diversas personas, me sugirieron que ¿Es que no me conoces? podría ser una buena manera de entrar en el ignoto mundo editorial, por su sencillez expresiva y por lo espectacular de su resolución.

Espero, por supuesto, seguir publicando algunas obras más en el futuro.

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

Cuando uno ya tiene cierta edad, aparece un placer desconocido- a veces superior al de leer-, que es el de releer. El último libro que acabo de releer (después de más de veinte años) ha sido Cien años de soledad, que volví a tomar de la estantería para comprobar si la experiencia de su segunda lectura sería muy diferente de la primera. Y vive Dios que lo fue. Me re-encantó.

El último libro que he leído, a la vez que el anterior, y que no conocía previamente, ha sido Tumulto en julio, de un autor estadounidense que me apasiona (no se diga que odio indiscriminadamente a los anglosajones), llamado Erskine Caldwell, de la “generación perdida” de principios del siglo XX.

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Sigo sin soltar el hueso. Lo que le hice al género policíaco en esta novela se lo estoy haciendo ahora al terror lovecraftiano en una novela titulada El proveedor de monstruos, que está bastante avanzada. Otra blasfemia más sobre la pobre literatura anglosajona, a la que Cervantes perdone.

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