Pablo López Romano. Madrid, 1960.

De familia extremeña, este economista se reconoce como «un lector compulsivo de casi todo género literario», además de «enemigo declarado de la corriente denominada pensamiento positivo, de las causas de lacito en la solapa y del discurso políticamente correcto». Actualmente reside en Lima, Perú. Entre sus publicaciones: La Heredad del Señor (Editorial. Adarve, 2020).  Conoce más de él en esta entrevista.

Leer primeros capítulos

Háblanos un poco de ti

Soy un jubilado al que lo que más le gusta es leer y escribir. Y creo que soy, ante todo, una persona afortunada. Siempre lo he sido y estoy agradecido a la vida por ello.

Tuve la suerte de crecer en una familia que me exigió siempre esfuerzo y resultados. En la familia aprendí unos valores muy sólidos que han permanecido prácticamente inalterados a lo largo de los años. Por eso he podido cambiar muchas veces de opinión sin cambiar de principios. También tuve la suerte de tener una educación en la que pude convivir con niños y jóvenes de otras nacionalidades, orígenes, culturas, religiones y modos de pensar. Fui universitario en unos años en los que se estudiaba poco y se vivía mucho.

Luego, durante mi vida profesional, trabajé bastante, rodeado de gente que valía mucho, aunque también me crucé con algunos (pocos, afortunadamente) memos y con algún que otro hijo de su santa madre. Pero de eso también se aprende. Viajé mucho y, donde no llegué por trabajo, llegué por mi cuenta, así que tuve la suerte de conocer gran parte del mundo.

En todos los órdenes de la vida, acerté unas veces y me equivoqué otras, pero tuve la fortuna de no tener a nadie que me dijera alguna bobada del estilo de “el fracaso es el borrador del éxito”. Al contrario, siempre tuve a alguien que me dijo: espabila, las cosas hay que hacerlas bien.

Tuve también la suerte de sobrevivir a un infarto, a un cáncer y a un divorcio. Además, Dios me concedió la gracia de reconocer a los tontos a distancia, así que no dejo que se acerquen demasiado y así no me amargan la existencia. Esta es una gracia que solo puede darte Dios, por eso creo en Él, lo cual también es una suerte.

Tengo dos hijos maravillosos, una pareja extraordinaria y voy a ser abuelo dentro de unas semanas. ¿Qué más puedo pedir? Seguir sintiendo curiosidad por lo que me rodea, tener ganas de seguir aprendiendo, tiempo y salud suficiente para leer, escribir, conversar, pasear, comer y beber lo que me gusta … Y la capacidad para poder dar un consejo a quien me lo pida y la humildad para recibirlo de quien me quiera ayudar. Eso, y poder ver a mis hijos y amigos con más frecuencia y volver más a menudo a España, es lo que pido a la vida.

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de Comontalebú?

Comontalebú recoge mis artículos de los años 2020, 2021 y 2022. Son los años de las dos pandemias, la del COVID 19 y la de la estupidez que ha invadido casi todos los ámbitos, la política, la cultura, la universidad, la empresa …

Los artículos de Comontalebú son la reacción personal al “Resistiré” de los balcones cuando estábamos encerrados en casa, al Saldremos más fuertes en boca de políticos incompetentes y sin escrúpulos mientras los muertos se contaban por cientos de miles. Son la reacción a las bobadas del pensamiento positivo de Mister Wonderful, a la ideología woke, al lenguaje inclusivo, a las causas con lacito en la solapa, a la política de personajes como Pedro Sánchez en España o como Pedro Castillo en Perú, donde vivo.

Comontalebú es una llamada de atención sobre la infantilización de los empleados en las empresas, donde los responsables de recursos humanos creen que es mejor felicitar el cumpleaños a un trabajador que ofrecerle un buen seguro de salud. Es una llamada de atención sobre cómo se manipula a los ciudadanos con políticas populistas, victimismo y descabelladas ideologías identitarias. Y Comontalebú es un grito de socorro antela mediocridad que sustituye a la meritocracia en el ámbito cultural, político y laboral. La pandemia del COVID parece superada. La de la estupidez sigue haciendo estragos.

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

Dice la contraportada del libro que Comontalebú es un trabajo inclasificable en el que apunto a todo lo que se mueve y disparo a veces con humor y otras veces con amor. No sé si Comontalebú es inclasificable. Tampoco sé si a los lectores le harán gracia mis artículos. Lo que sé es que el libro contiene mucho amor. Espero haber sabido transmitirlo.

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

Pues eso, mi confianza en que también superaremos la epidemia de estupidez. Por esta razón disparo con amor. Y espero que también con humor. Porque la vacuna más eficaz contra la estupidez es reírse de ella, dejando en evidencia a quienes se empeñan en practicarla en todo momento y circunstancia.  Dice también la contraportada del libro que Comontalebú es una reflexión personalista sobre la “modorra intelectual” que nos ha invadido. En efecto, es personalista en el sentido de la cuarta acepción que tiene la palabra personalismo en el Diccionario de la RAE: «sistema filosófico en el cual la persona es el valor supremo».

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Soy un escritor aficionado. Cuando publiqué La Heredad del Señor fui un novelista novel. Ahora, con Comomtalebú, soy un articulista novel. Novel es el que está empezando a practicar una profesión o un arte, el que carece de experiencia. Lo de novel está muy bien, rejuvenece mucho.

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

El último libro que terminé fue Blancura, del último Premio Nobel, Jon Fosse. Lo mejor del libro es que es muy cortito. Si hubiera tenido doscientas páginas no lo hubiera acabado. El último libro que me impactó fue Maniac, de Labatut. Me pareció excelente. Ahora estoy con Nuestra parte de noche, de Mariana Enriquez. Por momentos se me hace bola, pero es una buena novela.

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Me apetece volver a La Heredad. Tengo un proyecto en marcha que se desarrollará en parte en La Heredad y donde aparecerán algunos de los personajes de mi primer libro. Aún le falta muchísimo. Por ahora es solo una idea.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies