Miahuatlán, México, 1959. Ahora, con su tercer libro, regresa a la narrativa breve. Lo que podemos contar y Densidades deducidas, publicados también por Editorial Adarve, le permitieron a este profesor e investigador universitario radicado en Coatepec, Veracruz, México, hacerse con su identidad de relator; se dice para sí, que «ahora ya sí me siento todo un escritor». De esta manera, aquella aspiración, el llamado interno que con la edad adulta se le vino haciendo cada vez más insistente, ha tomado la forma de una decisión de vida. Consistente con su creencia de que su ejercicio en la escritura creativa se debe nutrir con la lectura, ahora se prepara para dedicar mucho más tiempo a leer y escribir. Con la entrega de la obra que aquí se presenta ratifica su compromiso: seguir por este camino, cuesta arriba, acompañado por un mayor número de lectores como usted.

Leer primeras páginas

Háblanos un poco de ti

Puedo decir, ¡ahora ya!, que me siento un escritor. En los últimos cinco años he estado dedicando, de manera creciente, tiempo a la lectura y la escritura de literatura. En unos días más podré dedicarme completamente a esto, para lo cual me he preparado por muchos años; considero que tengo las ganas y las herramientas para avanzar, ojalá mucho. Sé que esto de lograr lectores suficientes es un reto mayor, pero estoy dispuesto a asumirlo.

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de Atrapando moscas y otros ejercicios?

Mis otros dos libros con Editorial Adarve —Lo que podemos contar y Densidades deducidas— son novelas, y quise entregar a mis lectores una colección de narrativa breve. La colección me pinta en mis obsesiones y temas, pero también, espero, en mi capacidad narrativa. Quiero, con esto, que mis lectores encuentren personajes muy humanos, entrañables, situaciones y disyuntivas que los hagan pensar en sí mismos, conocerse y, sobre todo, disfrutar de la literatura. También quise moverme en la extensión y, por supuesto, resolver retos para alguien que escribe. Por tanto, espero conquistar nuevos lectores y ratificarme con los que ya me han leído.

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

Creo fervientemente que el que lee literatura debe engancharse con lo que está leyendo; para eso he ilustrado en esta colección mis estrategias narrativas, que se nutren de los temas, pero que se expresan en la prosa; en eso, considero, radica su fuerza.

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

No tengo otra pretensión que la de hacer que los lectores se encuentren en mis obsesiones temáticas y encuentren el gusto de leerme.

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

He pasado de sentirme un “no escritor”, porque escribir siempre lo he hecho, a un “escritor” Los pasos que di con mis dos novelas anteriores me ha permitido poner los pies sobre la tierra y entender que tengo una senda, ojalá y Dios quiera, muy larga.

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

Estoy leyendo a Han Kan, la Nobel de este año; estoy en La clase de griego, recién terminé La vegetariana. Cada año leo a algunos premiados, siento que por algo llegan a obtener un reconocimiento, y me interesa indagar sobre las innovaciones que se reconocen en literatura. No leo sólo eso, por supuesto, pero ahora justo en eso estoy.

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Estoy escribiendo a mano (a papel y bolígrafo) —porque quiero experimentar esta manera de hacerlo— una novela; creo que será la próxima. En el verano pasado terminé una pieza de narrativa personal, que espero pronto puedan conocer mis lectores.

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