Ángel Collado Mateo. Navezuelas, Cáceres, 1964. Diplomado en Magisterio y licenciado en Filología Inglesa, ha compaginado la actividad docente con la creación literaria durante la mayor parte de su vida. Su obra, principalmente narrativa, nos ha dejado libros de relatos como Agujeros o El martillo de Pitágoras, además de la novela No solo queda la espuma, entre otras muchas obras tejidas siempre mediante una prosa ágil, limpia y sugestiva. Aunque ha residido en Alcalá de Henares y Casablanca, su sangre nunca ha olvidado el terruño donde comenzó a fluir; allá en las agrestes peñas de Las Villuercas.
ISBN: 979-13-87612-10-8
ISBN digital: 979-13-87612-11-5
Depósito legal: M-26606-2024
Número de páginas: 486
Formato: 150×230
Autor: Ángel Collado Mateo
Sinopsis:
Dos adolescentes, Adrián y Ramón, ven cómo salta por los aires su amistad tras el estallido de la Guerra Civil, que lleva al primero a alistarse en Falange mientras el segundo escapa para incorporarse a las partidas de maquis emboscadas en las sierras extremeñas. Teresa, pretendida por los dos jóvenes, intenta rehacer su vida con dignidad, sirviendo de puente entre ellos; unas veces de unión, otras de desunión. Esta obra narra la intrahistoria de aquella gente que, de manera azarosa, se vio inmersa en un conflicto tan sangriento como incomprensible del que le fue imposible escapar. Una lucha fratricida que los acabaría marcando a todos de por vida.
Háblanos un poco de ti
Acabo de jubilarme después de una vida dedicada a la docencia, principalmente en Alcalá de Henares, aunque también en Guadalajara y Casablanca (Marruecos), donde trabajé seis años en el IE Juan Ramón Jiménez, participando en el programa de Acción Educativa en el Exterior. En cuanto a mi relación con la literatura, he publicado varios libros de relatos breves y dos novelas, una de tono juvenil y pedagógico, Río arriba, y otra de contenido más adulto, No solo queda la espuma, ambientada en la Olivenza de los años cuarenta, en la que los personajes intentan sobrevivir del estraperlo en la frontera con Portugal.
¿Qué podremos encontrar entre las páginas de La senda de los alacranes?
Es una novela sobre el impacto que la Guerra Civil y la posguerra tuvieron en la gente normal y corriente; trata de reflejar la intrahistoria del conflicto. La trama tiene lugar, en buena parte, en la Sierra de las Villuercas, Cáceres, donde actuaron varias partidas de maquis desde finales de los años treinta hasta bien avanzados los cuarenta. Los personajes centrales de la novela, que funcionan de hilo conductor, son ficticios, pero la mayoría de los que los rodean son históricos y sus aventuras y desventuras son perfectamente rastreables en hemerotecas o en la red. Por otro lado, buena parte de las situaciones reflejadas en la novela provienen de esas historias con las que mis padres y abuelos amenizaban las sobremesas de mi infancia y adolescencia, contando sus aventuras y desventuras mientras trataban de sobrevivir encorsetados entre «los del monte» y los guardias civiles.
¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?
Creo que en la autenticidad. Como ya he dicho, buena parte de los hechos que he reflejado en la novela provienen de los testimonios de personas que los vivieron en sus carnes o que conocieron de primera mano
¿Qué quieres transmitir a través de este libro?
He intentado transmitir el impacto que tuvo la Guerra Civil y su consiguiente posguerra entre los que la padecieron directamente y, a la larga, entre las generaciones posteriores, porque, a la hora de la verdad, sus ecos siguen resonando en el aire hoy en día. Sin paños calientes, pero también sin sesgos ideológicos ni partidismos, porque la mayor parte de las personas que sufrieron aquel conflicto no eran ni de un lado ni del otro, simplemente quedaron atrapados en él sin buscarlo y tuvieron que aprender a nadar entre dos corrientes antagónicas, a pesar de que ninguna de las cuales los representaba realmente; su guerra era otra. Muchos españoles fueron víctimas de los dos bandos.
¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?
Durante mucho tiempo ha sido un entretenimiento y una terapia. Lo primero porque disfruto escribiendo y lo segundo porque es una buena forma de purgar mis propios demonios y, de paso, conocerme mejor a mí mismo y, por extensión, a los demás. Comencé escribiendo principalmente relatos breves, de diversa temática, siempre intentando jugar con ese poder mágico que tiene la palabra de sugerir, de poner en marcha la imaginación. Me concedieron varios premios literarios, lo que me animó a seguir con trabajos más complejos. Ahora me estoy centrando más en la novela y en la construcción de personajes y ambientes más elaborados.
¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
«El médico», de Noah Gordon. Lo tenía pendiente desde hace años. Sentía curiosidad por ver cómo el autor recreaba la vida en la Edad Media y el contraste entre oriente y occidente.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
Estoy escribiendo algo muy distinto a «La senda de los alacranes», en concreto una novela de ciencia-ficción, que es un género que siempre me ha atraído. Se trata de una historia que tiene que ver con agujeros negros y realidades paralelas, un mundo que me parece fascinante y con muchas posibilidades literarias.
Me ha gustado mucho esta entrevista, porque te da una clara idea de cómo se fraguó la novela y sobre las motivaciones del autor para elegir esta dura etapa de la historia. Además, está tan detalladamente explicado, sin desvelar nada a la vez, que invita a leerla sin duda.
¡Enhorabuena!