Las dos muertes de Evaristo López
18.00€
ISBN 978-84-17548-62-9
ISBN digital 978-84-17548-63-6
Depósito legal: M-32658-2018
Número de páginas: 204
Formato: 150×230
Autor: Rubén Laguens
Biografía:
Rubén Laguens (1935) es argentino, médico, profesor universitario e investigador científico especializado en la biología de las células troncales, en especial en su empleo para el reemplazo de las células cardíacas que se pierden en los infartos de miocardio con el fin de recuperar la función cardiaca. Ha publicado más de 200 trabajos en revistas internacionales que han sido citados más de 3000 veces en la literatura científica, es autor de cinco libros en español, uno de ellos con ediciones que superaron veinte mil ejemplares, y uno en inglés
editado en Estados Unidos y ha recibido numerosos premios. El último fue haber sido elegido por la Fundación Konex, una entidad de gran prestigio que distingue a las figuras más destacadas de la Argentina en las artes, ciencia y deportes, como uno de los diez investigadores de la última década más destacados en el área de la Biomedicina. Reside en La Plata, provincia de Buenos Aires, ciudad donde nació, está casado y tiene seis hijos.
Sinopsis:
El saber que es posible desarrollar fuera del organismo y en escala industrial células troncales capaces de reemplazar las células destruidas de órganos vitales, como el cerebro y el corazón nos llena de esperanza. ¿Quién no se ilusiona con la posibilidad de curar enfermedades que matan o discapacitan, como la insuficiencia cardiaca, los accidentes cerebro vasculares o
la enfermedad de Alzheimer y prolongar su vida? Por medio de las historias de Evaristo López, un hombre de enorme riqueza con una enfermedad de Parkinson de evolución rápida y mortal que curó gracias a un trasplante ilegal de neuronas de un feto clonado con sus genes, y de Melissa, la viuda que resuelve como homenaje al marido invertir su fortuna creando empresas internacionales para el desarrollo de una terapéutica neuronal, se revive el aforismo de
que la ciencia es moralmente neutra, pero no los hombres, y que todo nuevo conocimiento implica la posibilidad de su uso indebido.