Madrid, 1962. 
Dedica 35 años de su vida al servicio público como funcionario de la Administración General del Estado. Primero en el Ministerio de Defensa y más adelante en la Agencia Tributaria. Estudia Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y, ya en la madurez, Geografía e Historia en la UNED. Ha necesitado cumplir sus sesenta para tener el sosiego necesario y ponerse a hacer lo que le apasiona: contar historias. Comprometido activamente durante años con diversas causas sociales y especialmente con aquellas vinculadas a la recuperación de la Memoria Democrática, aterriza en el universo editorial con la obra que aquí se presenta, su primera novela. Con un fuerte compromiso por la recuperación de la Memoria Democrática, el autor crea una historia ágil y conmovedora, que es en parte grito de denuncia y también homenaje a los silencios.

LEER PRIMEROS CAPÍTULOS

Me gusta escribir, pero sobre todo, me gusta leer. Mucho.  Sobre mí, no hay mucho más que decir. Soy un tipo sencillo y directo, a veces demasiado, que disfruta contando historias, pero historias que engarcen presente y pasado, incluso aunque se trate de un pasado traumático. Somos lo que somos porque hemos llegado hasta aquí como resultado de muchas vidas. Esto es algo que me obsesiona.  

Podemos encontrar un relato que, a pesar de los distintos escenarios físicos y temporales, trata de ser ameno, con una historia que enganche y un giro sorprendente al final. En gran parte de él he tratado de hacer diferentes guiños evocadores que solo los boomers captarán en toda su dimensión.

Creo que es un enfoque distinto y original. No es “otro libro más sobre la Guerra Civil”, que en realidad, es de lo que menos se trata y, aunque todos los detalles y contexto histórico están tratados con precisión de orfebre, he pretendido un relato histórico con alma.        

Fundamentalmente una llamada de atención para explorar las huellas del pasado, sobre todo el reciente, en nuestro presente cotidiano. Cuando no lo hacemos enseguida afloran fantasmas, como afloran en la actualidad viejas y siniestras ideas ya ensayadas con finales que conocemos traumáticos para varias generaciones.

Pues tengo dos. Uno es A sangre y fuego de Manuel Chaves Nogales, que en realidad ya leí hace años, pero me interesa volver a él a efectos de documentación y por la visión no maniquea de una época convulsa por parte de un contemporáneo de ella. El otro es la versión en castellano de   Los devoradores de flores de Laszlo Darvasi. Lo elegí porque me interesa explorar autores centro europeos contemporáneos.  

Tengo entre manos dos proyectos de novela. Uno de ellos muy avanzado en la misma línea de “La bóveda de los recuerdos” con el hilo conductor de la peripecia de un cuadro de Bayeu, que se consideraba destruido durante la batalla de Madrid en la Guerra Civil. El otro, también avanzado, pero buscando el tono adecuado, es una historia completamente diferente en la línea de los divertidos relatos del finlandés Arto Paasilinna.    

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