Antonio Navarro Barriga. Licenciado en Psicología, ha trabajado en el ámbito de la educación especial y también como psicoterapeuta y profesor universitario. Entre sus publicaciones: los cuentos infantiles El bosque de Minu (Aljibe, 2019 con otros autores), El río de las naves de plata (Bohodón, 2012), Goteta, Mateo y el tesoro (premio mejor obra juvenil, 2022. Editorial Gunis) y las novelas La dama del Jardín de la Luna (Bohodón, 2011), Cuando la miseria nos come (Dauro, 2027), El laberinto de Peter Pan (Esdrújula, 2022) y El muchacho que no estaba loco (Adarve, 2022), alcanzando con las tres últimas obras la segunda edición.


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Háblanos un poco de ti

Si digo que no me gusta hablar de mí ya estoy hablando de mí. Soy una persona sencilla pero no simple, no me rindo fácilmente ni dejo de soñar. Soy padre, abuelo y amigo de mis amigos. Sé que me queda mucho por hacer, pero poco tiempo para hacerlo. Asumido.

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de Violetas cortadas?

Misterio, dolor, miedo, frustraciones, traiciones y venganza; también amor, porque para escapar de las trampas que la vida nos pone hace falta tratar a los demás y a nosotros mismos con amor. Violetas cortadas, es la historia de dos mujeres, una va en busca de la vida, la otra ya viene de gastarla, sin embargo, ambas necesitan encontrar el camino menos doloroso para llegar a la meta con dignidad. Violetas cortadas es el reflejo de la maternidad, de las maternidades, y sus motivos. En esta novela hay preguntas que apelan a la parte menos “atenta” de nuestra conciencia.  Es una historia cargada de humanidad, un espejo en el que vemos el alma antes que el cuerpo. Las violetas no siempre mueren cumpliendo el ciclo de la naturaleza, a veces, demasiadas veces, las cortamos para satisfacer nuestro egoísmo.

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

En la capacidad de los personajes para conseguir que nos identifiquemos con ellos, porque lo que les pasa a ellos nos puede pasar a cualquiera, sus miedos son nuestros miedos, y el afán por salir adelante tiene que ver con eso que, la mayoría de nosotros, nos proponemos a diario. Ahí reside su fuerza en la proximidad.

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

Que la vida es una fuente inagotable de penas y alegrías. Que la justicia no se reparte con equidad. Que hay personas sobre las que caen las desdichas sin merecerlo, y otras que recogen las dichas no siempre merecidas. Que si no decidimos nosotros lo harán otros en nuestro nombre, nos pasa a las personas y les pasa a los pueblos. Y desde luego, esta historia invita a una reflexión sobre la importancia de sentirse amado y respetado. La influencia del abandono, de la carencia afectiva puede ser demoledora.

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Está llena de luces y sombras, nada es como uno imagina cuando te pones por primera vez ante un folio en blanco, bueno, ahora la pantalla. He ganado en cuanto al dominio de la narración, me siento más libre después de cinco novelas y otros tantos cuentos infantiles, dejo que los personajes expresen sus sentimientos sin condiciones, antes estaban agarrotados. Asumo que mi manera de decir es fruto de una visión de la vida y no de una deformación personal. Escribo lo que siento y me motiva. He ganado confianza. Creo historias y las expongo a conciencia de que eso me hace vulnerable.  

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

En los últimos meses he leído mucho, me apasiona tanto como escribir, no siempre leo libros que cuentan con apoyo mediático, procuro encontrar cosas nuevas. Destacaría como último “Amor casi viento”, de Luis Foronda, un autor tan poco conocido como yo pero que me llega de una manera especial, con su domino de los tiempos, el ritmo y el lenguaje consigue crear obras maravillosas. La elegí porque desde que leí su primera novela quise seguirlo, no me ha decepcionado. Lo recomiendo.

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Sí, siempre hay un proyecto. Ahora trabajo en algo que me produce vértigo, porque es diferente, creo, a todo lo que he hecho hasta aquí, porque es un ejercicio introspectivo que duele, que provoca. Veremos.

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