Vilma García autora del libro El silencio más cercano. Editorial Adarve, colección Verso y color. Editoriales que aceptan manuscritosLes cuento un poco sobre mí 

Mi nombre completo es Vilma Mercedes García Monasterio. Resido en Montevideo, República Oriental del Uruguay con parte de mi familia. Como muchos venezolanos, los seis hermanos vivimos donde se nos ha hecho posible: Venezuela, España, Francia y Uruguay son nuestras segundas patrias.

Soy caraqueña y hasta 2008 solo había salido de mi país como turista. Ese año emigré a Costa Rica y después de cuatro años, a Uruguay junto con mi hijo Samuel. Como casi todas las personas que emigran, me ha tocado adaptarme a otras culturas y desempeñar diversos oficios, sin embargo, siempre he mantenido mi vínculo con la escritura.

Pero vayamos un poco atrás en el tiempo. Nací el 7 de noviembre de 1957, finales de los 50, principios de los 60. Una generación que como suele afirmarse, ha sido testigo de grandes cambios en todos los ámbitos del quehacer humano. Este hecho y el venir de una familia numerosa, con padres y abuelos, diferentes edades, gustos y etapas de la vida bajo el mismo techo, influyó sin duda en nuestra crianza con resultados que se vieron a mediano y largo plazo. Hoy entre los hermanos hay artistas plásticos, fotógrafos, modelos, cocineros, músicos, analistas geopolíticos, diseñadores y una escritora. Obviamente algunos ejercen varias profesiones simultáneamente. El punto es que somos curiosos por naturaleza, aventureros, buenos lectores y abiertos a los cambios.

Múltiples intereses

 Siguiendo los pasos maternos y la vocación, me formé en el área del Trabajo Social como medio de vida pero también como una forma de estar en contacto con la realidad circundante, tratando en lo posible de incidir positivamente en el entorno. Aparte del rol profesional, estudié música en la Escuela Sebastian Echeverría Lozano, en la ciudad de Valencia (Venezuela) e ingresé al Coro Estable del Teatro Municipal de la ciudad. Fueron años de disfrute y aprendizaje acerca de la ópera y otros géneros musicales. Paralelamente me uní al voluntariado del Grupo de Rescate Carabobo, institución dedicada a servir a la comunidad en el área de rescate y salvamento y todo lo relacionado con la protección civil, una actividad que en muchos países forma parte vital de la sociedad y en otros no existe, limitándose en esos casos al trabajo de la Cruz Roja.

Como parte fundamental del entrenamiento y como un verdadero placer, formé parte de varios grupos de excursionistas. Salir a recorrer la geografía de mi país y de otros países como mochilera fue una de las mejores facetas de mi vida, retomar ese sendero es una de mis tareas pendientes. También me gusta mucho leer y disfrutar del buen cine, entendiendo que como casi todo en la vida, los gustos en materia de lectura y cine son algo absolutamente subjetivo.

Tanto la lectura como la música y el cine son los puentes que cruzamos en ambos sentidos Samuel y yo, enriqueciendo nuestras experiencias y conocimientos de manera significativa. Gracias a mi hijo, conozco nuevas bandas y he ampliado mi horizonte en la lectura. Por mi parte le muestro lo mejor del cine y la música de otras épocas y de esta manera compartimos, intercambiamos opiniones, aprendemos y nos abrimos a todas las posibilidades. Cultivamos esa capacidad que existe en todos los seres humanos de abrirse a nuevas experiencias, a soñar y a no dejar que la curiosidad se agote.

La escritura siempre presente

 Ahora bien, durante todos esos años y hasta el presente, me las he arreglado para trabajar como correctora de textos, primero entre escritores amigos y luego como redactora y editora para diferentes revistas digitales. De esos escritos por encargo, terminé especializándome en Gastronomía y Viajes. Tengo un blog al que quisiera dedicarle más tiempo llamado Gastronoteca, allí recopilé parte de los artículos publicados y algunas actualizaciones. Investigando para mis artículos me di cuenta de que sentía gran curiosidad por conocer el origen de algunos productos de uso cuasi mundial como el aceite de oliva o el café. Otra afición que me acompaña casi las 24 horas es la música. Escucho una extensa variedad de géneros musicales mientras realizo labores en casa, trabajo, escribo o salgo a la calle.

La auto-imagen

 Aunque pueda parecer contradictorio, soy bastante tímida. La intensa vida social que llevaba en mi país, me exigía controlar mi verdadera tendencia, la cual no era otra que el placer de refugiarme en mi mundo interior. Viviendo en otros países y con el paso del tiempo, esa parte de mi ha ganado la partida. Pero me gusta trabajar en equipo, disfruto las cosas sencillas, los pequeños placeres cotidianos, detesto el bullicio, las aglomeraciones, prefiero una buena conversación vino mediante a asistir a un show por ejemplo. Soy exigente conmigo misma pero vivo y dejo vivir. Soy solidaria y leal, quien me necesite siempre contará conmigo. Soy desconfiada de nacimiento, tengo pocos pero excelentes amigos de toda la vida, tengo muy claro lo que quiero y más claro lo que no quiero en mi vida. Confío en mí intuición siempre que en algún punto se cruce con la lógica.

Cómo comenzó todo este asunto de la escritura

 Comencé a escribir pequeños poemas y cuentos cuando era adolescente. Un diario me parecía algo sumamente cursi, así que mis vivencias y emociones las plasmaba en versos y relatos que solo yo leía. Luego de un tiempo los destruía para que nadie los leyera. Ya mayor aunque aun muy joven, un escritor amigo me pidió que transcribiera sus textos y los corrigiera. Por esa época, con 21 años y un mundo caótico en mi cabeza, escribí mis primeros poemas con ánimo de completar un libro. No lo hice, continué escribiendo para mi, pero ahora guardaba lo escrito, sabía, tenía la certeza que en algún momento los publicaría, no tenía prisa ni ambiciones de ser escritora. Me limitaba a expresar ideas y emociones propias o ajenas. Muchos de esos escritos se perdieron con las mudanzas, los viajes y los cambios de perspectiva. Pasé más de 40 años escribiendo y no fue hasta hace unos cinco años que me animé a enviar un texto a concurso. El primer poema publicado en una antología colectiva se llama “Lanzo una botella”, era un poema de amor. Luego participé en otra antología colectiva con dos poemas románticos de nuevo, estaba atravesando una etapa muy difícil por la separación de mi pareja y solo pensaba en ello. Cuando mi hijo Samuel estaba muy pequeño, de unos dos años, me ofrecieron trabajar como corresponsal para un periódico quincenal editado en un pequeño pueblo del centro del país. Allí estuve cubriendo desde sucesos hasta política con la enorme suerte de contar con la tutoría de una excelente periodista, Mary Rodriguez. Con ella aprendí muchísimo sobre redacción periodística y otros aspectos de la escritura que me eran totalmente ajenos. Tuve mi propia columna dedicada a problemáticas sociales, la titulé ingenuamente Tarima de Papel. Esos fueron mis primeros pasos. Después vendría la redacción como medio de vida.

No tengo autores preferidos, tengo un universo de libros preferidos

Me resulta casi imposible citar autores preferidos. Tengo 64 años de los cuales al menos 57 he dedicado a leer con frecuencia. El primer autor que me impacto fue Gabriel García Márquez con “100 años de soledad”, Mario Vargas Llosa, José Saramago, la poesía de Aída Franco, poeta venezolana y Jaime Gil de Biedma, la poesía de Eunice Odio, Trinidad de Leon Uris. El Manantial de Ayn Rand, Los Miserables de Victor Hugo, Indigno de ser humano de Osamu Dazai, Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar, en fin, como dije anteriormente, es imposible citar un autor preferido. Todas estas obras y muchas más tratan temas universales, emociones, dilemas éticos, morales, retratos de sociedades pasadas y presentes que de alguna manera me conmueven, me llevan a reflexionar, a interpelarme, a preguntarme cosas, a toparme de frente con la crueldad humana pero también con la grandeza humana.

Eso me lleva al otro punto: mi obra preferida. No existe, No tengo una obra preferida.

El cuento del baúl me encanta

Debo advertir al lector que soy una autora nobel, tengo pocas obras publicadas. Sin embargo de lo poco que he escrito tengo un relato preferido, se titula “El baúl de Ofelia”, es una obra inédita, la publicaré cuando reúna otros relatos. Es de corte costumbrista, sin embargo, tiene un giro inesperado. Me gusta mucho ese relato, me gusta el personaje, tiene mucho que ver con mis recuerdos de niña pero es ficción. Y me gusta porque explora un aspecto que me es muy conocido, la soledad, desde otra dimensión tan profunda que pasa desapercibida.

Mis textos se circunscriben al relato de ficción y a la poesía, salvo un ensayo en el cual trabajo que aun no he concluido.

Una cita genial

Me impactó una frase de Marguerite Yourcenar que describe una de mis pasiones de una forma que produce eco en mi interior:

“La música me transporta a un mundo donde el dolor sigue existiendo, pero se ensancha, se serena, se hace a la vez más quieto y más profundo, como un torrente que se transforma en lago”

 Para variar, un ensayo

 Debo aclarar que dispongo de muy poco tiempo para escribir. Trabajo muchas horas semanales como cuidadora de personas con patologías propias de edades avanzadas. Es por ello que tengo algunos relatos inconclusos, poemas sin recopilar y actualmente intento trabajar en un ensayo que deseo terminar porque tiene que ver con un aspecto de mi vida, es como la necesidad de poner orden en un proceso que se viene haciendo cada vez más complejo y siento que mientras no lo termine se va a complicar más. En la contraportada del poemario “El silencio más cercano” hago mención de ello. Mi hijo, Samuel, fue diagnosticado con esquizofrenia cuando tenía 16 años. Este año cumple 24, durante estos ocho años nos hemos dedicado juntos a explorar diferentes estrategias para llevar una vida lo más normal posible. El texto podría catalogarse como  testimonial o de crecimiento personal y se titula “Esquizofrenia y Resiliencia”.

 Mi manera de entender el Mundo. Buena pregunta.

 Como reza la sabiduría popular “cada cabeza es un mundo”.  Concuerdo plenamente, mi manera de entender el Mundo es en general pesimista, si bien creo que cada ser humano construye el mundo que habita con sus acciones u omisiones. En la prosa de Thomas Ligotti “Tengo un plan especial para este mundo”, hay una frase que sintetiza lo que quiero expresar: “Este mundo es un error”. Solo hay que pasearse por la historia de la Humanidad o sencillamente observar la situación actual para ver que algo definitivamente no funciona como debería. Sin embargo reafirmo que cada ser humano construye el mundo que habita.

En qué ando por estos días

 Hablando de construir, me apunto a continuar escribiendo lo poco o mucho que pueda aportar. En el caso del ensayo sobre la Esquizofrenia, como madre busque algún material que me ayudara, que me diera esperanzas, herramientas, algo de qué anclarme para sobrellevar el impacto inicial del diagnóstico sin ningún éxito. Deseo que nuestra experiencia sirva a otras madres, a jóvenes, personas que se topan de golpe con esta enfermedad o con la depresión, que sientan que no están solos, que hay formas, estrategias para enfrentar el día a día, que es posible alcanzar metas, superar limitaciones, disfrutar y ser felices a pesar de cualquier circunstancia adversa.

Otro proyecto en el que trabajo es en viajar. Quiero ir con Samuel a España, encontrarme con Guillermo, uno de mis hermanos al que tengo muchos años sin ver. Conocer el país de mis ancestros, ir a la Feria del Libro de Madrid. Para ello es necesario reunir mucho dinero, pues bien, lo voy a lograr sin duda.

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