Soy originaria de Argentina, pero vivo en Bonn, Alemania, con mi esposo que está haciendo un doctorado y mi perro, que se llama Tomillo y es de Alicante.
Soy la mayor de ocho hermanos y me crie en un barrio en Buenos Aires. Estudié unos años de Medicina y violín, pero al final hice las paces con que lo académico no era lo mío. En Alemania trabajo en una panadería, horneando, que es de las cosas que más me gusta hacer, además de leer y escribir. En mis ratos libres tomo clases de escritura para seguir mejorando, clases de web development y de ganchillo.
Soy una persona introvertida, por lo que prefiero estar en mi casa leyendo o mirando una serie, también me gusta sacar a pasear a mi perro por el parque mientras escucho música. En mis redes sociales hablo mucho acerca de salud mental y de cómo la ansiedad y depresión afectan mi día a día y cómo intento llevar una vida estable cuando a veces la química de mi cerebro no colabora.
Empecé a escribir después de haber sido lectora durante muchos años. Después de imaginar tantos mundos creados por otras personas eventualmente sentí yo misma la necesidad de hacer lo mismo. Llegó un momento en que simplemente tenía que escribir las historias que yo tenía ganas de leer y nadie más podía contar porque habían nacido de mí y de mi imaginación.
Mis autores favoritos son Borges, Gaiman, Asimov, Douglas Adams, Liliana Bodoc y Tolkien. Cada uno de ellos tiene un estilo diferente y sus propias fortalezas a la hora de escribir y contar una historia. Leer Borges y Liliana Bodoc, por ejemplo, es enamorarse no solo de lo que cuentan, sino de las palabras que usan. La forma en la que escriben es tan hermosa que a veces los leo solo para ver cómo construyen las oraciones. Gaiman, Asimov y Tolkien me muestran que no hay límites en lo que uno puede crear y en la complejidad de los mundos. Douglas Adams, la primera vez que lo leí, me sorprendió porque no sabía que escribiendo se podían hacer esas cosas, rompe las reglas y es muy divertido y ocurrente.
Mi libro preferido es Ficciones de Jorge Luis Borges, la primera vez que lo leí tenía catorce años y la verdad no entendí muchos de los cuentos, pero había algo en la forma que Borges contaba las cosas que me llevó a querer aprender para entenderlo. Gracias a Ficciones aprendí no solo sobre interpretaciones del tiempo y laberintos, gracias a Ficciones conocí el mundo de Borges, que no solo me afectó como escritor, sino que además me hizo sentir identificada como lectora, su amor por las letras me hizo conocer y amar también a sus escritores preferidos.
De mis obras, mi favorita es el segundo libro de mi saga. Es el primer libro complejo en el que he trabajado y es un desafío porque me lleva finalmente a intentar lo que han hecho ya mis autores preferidos: Crear un universo con sus propias reglas, seres y geografía. Es emocionante y aterrador al mismo tiempo.
Mi estilo literario es la fantasía. Siempre intento que mis historias sean livianas de leer, yo quiero que quien esté leyendo siga pasando las páginas, que leerme sea entretenido.
Mi frase favorita es de Borges también, porque refleja cómo me siento respecto a la literatura y a cómo a veces se maneja el ego de quienes escriben: «Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído».
En estos momentos me encuentro trabajando en el segundo libro de mi saga, a diferencia del primero, este va a ser un libro más largo que va a meterse de lleno en todas las cosas que en el primero traté de manera más superficial. Hay nuevos personajes y algunos de los del libro anterior aparecen también.
La forma en la cual yo entiendo el mundo creo que se ve reflejada en cómo escribo. Por ejemplo, muchos de mis personajes pertenecen a la comunidad LGBT, y en mis libros eso nunca es un problema para ellos, jamás voy a escribir una línea tratando la sexualidad de mis personajes como un problema, porque no debería serlo.
También en mis libros hablo de cómo entiendo las injusticias, los privilegios, la codicia. Siempre intento dejar bien en claro dónde estoy parada respecto a esos temas, porque siento que es importante tomar una posición clara. Muchas veces las injusticias pasan porque no somos capaces de hablar al respecto. Por eso me puse como regla nunca no hablar de algo solo porque haya gente que tal vez no vaya a querer leer mis libros.