Cuando el amor se ve condenado por una sociedad cruel, el destino es el encargado de apartar todos los obstáculos del camino. El narrador, sin nombre, pues podría ser cualquiera de nosotros, vive su vida junto a su fiel y amado amigo Tomás sin saber que este es su propio destino. Las dificultades mentales de Tomás se ven agravadas por la violencia de una sociedad intolerante e inhumana. El narrador vive esa violencia en su propio ser, sin entender el porqué de tanta injusticia. Poco a poco va descubriendo la fortuna que ha tenido al conocer a su amigo, que aun siendo neuroatípico, le enseña lo maravilloso que puede ser el mundo. Los dos recorrerán la vida creando un amor inviolable que se contagiará a ciertas personas capaces de ver la pureza de sus almas. Dos de esas personas son Laura y Encarna, las cuales se enamorarán de ellos y crearán una familia en la montaña donde la naturaleza los abrazará protegiéndolos de la tóxica sociedad. Las emociones cimentarán una existencia plagada de sucesos en la que los dos amigos deberán descifrar los entresijos de sus sentimientos con un obstáculo añadido: el narrador sufre un trastorno llamado alexitimia, que le impide expresar e identificar emociones; ese trastorno lo llevará inevitablemente a desarrollar una fibromialgia que lo incapacitará de por vida. Sus pensamientos se centrarán entonces en averiguar por qué le ha tocado a él sufrir tan dura enfermedad, y sus conclusiones acabarán culpando a Tomás, por ser este quien le ha enseñado a ser feliz en un mundo hostil, sin estar preparado para ello.
Samuel Núñez Cobos. Por lo que cuentan, es un hombre noble, positivo e inquieto. Nació en Barcelona hace 37 años, la mitad de los cuales los ha pasado trabajando de sol a sol. Nunca tuvo tiempo para poder expresar la infinidad de dudas que día tras día le ofrecía la vida. Ahora, por suerte o por desgracia, tiene el tiempo suficiente para poder expresarse. Con su primera novela desahoga su alma y ofrece al lector los dilemas de su vida, que no son pocos.