Madrid, 1975. Desde muy pequeño comienza a sentir pasión por la lectura y a los ocho años consigue el primer premio en un concurso de cuentos de Navidad, por el que recibe un pequeño futbolín. Durante toda su etapa de estudiante, compagina la literatura clásica con las novelas de aventuras, suspense, terror y las de género negro. Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense y desarrollando su carrera profesional en el Instituto Nacional de Estadística como técnico superior, escribe, años después, esta su primera novela.
Vivo en Madrid. No soy muy urbanita que digamos; me encantaría poder vivir en un entorno natural todos los días del año, pero, puestos a vivir en una gran urbe, no cambiaría esta ciudad por ninguna otra del mundo. Sólo con que tuviese puerto de mar, ya sería perfecta.
Nací en esta misma ciudad en abril de 1975, y aquí he vivido toda mi vida, aunque me considero mitad madrileño, mitad castellano-manchego, ya que mi familia materna proviene de las provincias de Toledo y Guadalajara. Precisamente allí, en Guadalajara, me otorgaron a los ocho añitos un premio por escribir un cuento navideño en un periódico local. Aún guardo el premio, que consistía en un pequeño futbolín en marquetería. Una anécdota curiosa: el futbolín venía con un serrucho para hacer el corte de las siluetas de los jugadores. ¡Muy apropiado para un niño de ocho años! Cómo cambian los tiempos, ¿verdad?
Mi vocación frustrada fue estudiar Filología Hispánica y también Historia del Arte, pero, por aquello de las salidas profesionales, decidí estudiar Derecho. La carrera me gustó, pero a la hora de ejercerla descubrí pronto que esa no era mi vocación. Actualmente me dedico a tareas estadísticas, aunque paradójicamente, los números no son lo mío. Menos mal que yo me limito a recabar datos y los cálculos estadísticos los hacen otros.
Tengo un montón de aficiones: naturalmente, la lectura y la escritura. Para mí, la vida sería algo horroroso sin un libro o sin poder escribir algo, aunque fuese para mí.
Mi segunda gran pasión en lo cultural es el cine, tanto el actual como el clásico. Me encanta Alfred Hitchcock y, aunque en general mi película favorita es Psicosis, podría quedarme tranquilamente con un título de cada género como mis imprescindibles. Por mencionar algunos, citaría Con faldas y a lo loco, La gran evasión, Superman de Richard Donner, El Expreso de Medianoche, La novia vestía de negro o Cantando bajo la lluvia.
Me encanta también el bricolaje, aunque no tengo mucho tiempo para practicarlo, y una cosa que me relaja un montón es la cocina. Soy feliz cocinando para la familia y los amigos y que los demás disfruten de mi cocina. Pero nada de espumas, aires ni esferificaciones, ¿eh? Un buen guisito de patatas con costillas; que se vean las patatas y se vean las costillas.
Y, por último, y no menos importante, disfrutar de la naturaleza. Un día de senderismo en compañía de buenos amigos es algo maravilloso y que te quita un montón de telarañas de la cabeza, y en Madrid somos unos auténticos privilegiados por tener la sierra a tan poquitos kilómetros de la capital.
Como buen Aries, soy muy cabezota, aunque me encanta escuchar todo tipo de opiniones. Un rasgo que mucha gente me dice que les agrada de mí es que voy de frente, tanto si tengo que decir algo bueno como algo malo. Dicho coloquialmente, se me ve venir; pero eso es algo de lo que estoy orgulloso, aunque a veces me ha acarreado algún que otro disgusto.
También soy muy amigo de mis amigos. Valoro mucho la amistad y, en ese sentido, creo que soy una persona muy afortunada. Dicen que los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de una mano, y aun así te sobrarían dedos. Pues yo necesitaría los de las dos manos, y me lo han demostrado en los momentos difíciles, que es donde realmente lo ves.
Cuesta mucho, pero mucho enfadarme, pero eso sí: cuando lo hago, es mejor estar lejos porque me transformo. Y no soporto la traición: si alguien pierde mi confianza, la pierde para siempre.
Realmente, no me levanté un día diciendo “quiero ser escritor”. Siempre me gustó inventar historias y muchas veces las escribía para no olvidarlas, pero por timidez y quizás por miedo a que no fuesen lo suficientemente buenas, no las daba a conocer, hasta que me lancé con esta. Mostré los primeros capítulos a mi círculo más íntimo y les encanto, así que dije: ¿por qué no?; y aquí estoy: con mi primera novela publicada.
Tengo muchos autores preferidos. Me pasa como con el cine. Si hablamos de clásicos, me encantan Benito Pérez Galdós (habré leído Fortunata y Jacinta como cuatro veces), Blasco Ibáñez, García Lorca y, naturalmente, el Quijote, que es mucho más que una obra literaria: es un compendio de sabiduría para ir por la vida.
Y ya ciñéndonos a los de ahora, naturalmente Stephen King, que es mi referencia directa a la hora de inspirarme. No sé de dónde puede sacar ese hombre ideas tan buenas y tan bien desarrolladas. Algunos amigos me han dicho que en mi libro se nota su influencia, pero ya me gustaría llegarle a la suela del zapato.
Y otro autor que me encanta es Ken Follet. Los pilares de la tierra es uno de mis relatos favoritos. Me lo devoré en diez días ya que no podía parar de leerlo, y eso que estaba de vacaciones en la playa y por no estropearlo (no era mío) no lo sacaba del apartamento.
Sin duda, mi obra favorita es Cementerio de animales de Stephen King. Me parece una historia fascinante, que te atrapa. Parte de una situación idílica que todos querríamos vivir, un doctor que se muda con su familia a una casa junto a un bosque virgen, y poco a poco se va generando una auténtica pesadilla para el protagonista. En cierto modo, y salvando las distancias, mi libro parte de esa premisa, aunque luego se distancia bastante.
De momento mi única obra publicada es La torre de San Fernando. No sé las que vendrán después, pero siempre recordaré esta con un cariño especial, por muchos motivos, pero sobre todo por uno: mi padre y uno de mis mejores amigos la vieron iniciada y mi madre, terminada y a punto de publicarse. Ninguno de los tres está ya y no podré mostrarles trabajos posteriores.
Yo diría que es novela de intriga con importantes toques de terror. Al principio yo quería crear un relato de terror puro y duro. Sin embargo, el libro fue evolucionando él solito hacia otros géneros. Según el argumento cobraba forma, surgió espontáneamente lo que los anglosajones llaman un “whodunnit”, es decir, la típica historia de “¿Quién de todos los personajes que te he presentado es el malo?
Hoy es el primer día del resto de tu vida. (Stanislav Grof)
Me parece una frase muy inspiradora. Por muchos sinsabores que te traiga la vida, siempre se puede empezar de nuevo, y NUNCA, hasta el último día de tu vida hay que dejar de intentar ser feliz, no hacer nada que no quieras y hacer todo lo que te apetezca, naturalmente sin hacer daño a nadie y sin faltar a los valores que te han inculcado.
En la actualidad estoy trabajando en un relato sobre un viaje en el tiempo. Tendrá un componente sobrenatural, pero sobre todo es una aventura, un viaje iniciático de un chico de dieciocho años que, de repente, se encuentra en un mundo que no es el suyo y del que no sabe cómo salir.
Mi manera de ver el mundo es que este puede ser un auténtico paraíso, pero a la vez un lugar terrorífico. Depende de los que habitamos en él. El hombre es capaz de lo mejor pero también de lo peor; y, como decía Charles Chaplin en el genial discurso final de El gran dictador, está en nuestras manos hacer que la vida sea una maravillosa aventura. Tan solo tenemos que intentar aprender cada día un poco, escuchar al de enfrente y, sobre todo, respetar. Además del relato que he mencionado en otra pregunta, tengo el proyecto de un cómic que pretende ser un homenaje a las películas de la Universal de los años 30. Está ambientada en la Inglaterra victoriana y tiene los personajes típicos de aquellas películas: el “monstruo”, el villano, la dama, el héroe, la fiel criada, etc… Lo estoy haciendo a medias con mi gran amigo David Marín, que es el diseñador de la portada de mi libro, y que tiene un talento increíble. Además, es uno de los amigos con mayúsculas de los que he hablado antes.