Vivo en La Coruña, ¡qué más se puede pedir!, nací en 1959 así que echa la cuenta, no me lo creo, estoy casado con una fisterrana y tengo dos hijas y un chaval a cada cual más maravilloso, ¿qué quieres que te diga?; pasé una infancia genial en Santa Marta de Ortigueira, soy abogado; como me dijo un día Pilar Lozano, esa señora de Adarve a la que algún día tengo que conocer, algún defecto tenía que tener; mi afición es leer, aunque después no me acuerdo más que de algunas cosas.

No sabría decir cuál es mi autor favorito, quizás Borges, quizás Thomas Hardy a los que, como no les han dado el Nobel, ya me encargo yo de proponer la candidatura de su alma a patrimonio inmaterial de la humanidad. En poesía, Jorge Guillén y Gil de Biedma, aunque la poesía uno la empiece a comprender más tarde.

Me preguntáis por qué decidí ser escritor y la verdad es que eso de ser escritor me suena muy rimbombante, escribir para mí es solo una forma agradable de pasar el tiempo, aunque ahora, después de publicar Suaves Fantasías, los amigos, sobre todo uno que yo me sé, me llaman escritor y qué le vamos a hacer, no las hagas no las temas.

Mi obra favorita es, sin duda, Ana Karenina, aunque papaíto Tolstoi debió seguir su instinto y titularla tal y como tenía previsto: Historia de dos matrimonios, porque lo mejor de ella, con mucho, no es la relación de Ana con Vronski, sino la de Kitty con Levin. Tardé lo mío en leer la novela y eso que la tuve en la mano docenas de veces, pero nanay, era una premonición, una manía, y menos mal que al leerla no se cumplió cuando leí el titulillo del único capítulo que Tolstoi tituló y el que quiera saber más que la lea y busque el titulillo o lea mi novela Lexicón. También me gusta Los Maia de Eça de Queiroz.

Mi estilo literario, si es que lo tengo, unas veces es así como a la buena de Dios y otras un poquito más elaborado, el estilo es lo de menos.

Me pedís una única cita, pues si tiene que ser una allá va: «Sólo tendrás el alma sosegada cuando conozcas en igual medida la ilusión de la gloria imaginada y el tedio de la gloria conseguida», Gregorio Marañón.

Ya me gustaría a mí trabajar la cuarta parte de lo que trabajó Marañón.

Actualmente ando puliendo una novela muy simpática, creo yo, con personajes de ficción, claro, y muchos de nuestro tiempo, con quienes todos convivimos, vivos y muertos, aunque los muertos que salen no están tan muertos y les tengo simpatía porque son muy alegres. Ya decía Robert Graves que «los vivos son incapaces de creer que los muertos tengan sentido del humor», lo siento, creo que acabo de colar otra frasecita.

¿Qué cómo entiendo yo el mundo? El mundo no hay quien lo entienda, con lo fácil que sería seguir el mandamiento de amarse los unos a los otros, pero no hay manera, en fin. Yo, como decía Thomas Buddenbrook, procuro hacer por el día lo que me permita dormir por la noche, vaya por Dios, otra frasecita.