Vivo en Bilbao desde hace ya diecisiete años. Actualmente tengo cincuenta y seis años, aunque me parece increíble… Llegamos a una edad en la que pensamos ¿es posible que sea tan mayor?
Actualmente y desde hace muchos años vivo en Bilbao, pero soy de Galdácano, un pueblo cercano a esa ciudad aunque, de alguna forma, también soy de Bilbao. Cuando nací, mi familia vivía en Galdácano. Es una localidad del cinturón industrial de Bilbao, a unos ocho kilómetros. Un pueblo grande, de unos treinta mil habitantes, aunque no era tan grande cuando yo nací. Por motivos médicos nací en Bilbao donde, además, llevo viviendo muchos años, por lo tanto puedo ser de un sitio o de otro y yo lo he solucionado diciendo que Galdácano es mi pueblo y Bilbao es mi ciudad.
Soy divorciada y sin hijos, con todo lo que eso conlleva, soy una mujer muy libre, pero desde hace muchos años he tenido que enfrentarme sola a todos los problemas que una vida puede plantear. Eso sí, siempre he contado con el apoyo de mi familia. No de mis padres, a los que, por desgracia, perdí hace muchos años, pero sí de mi hermana, su marido y mis sobrinos.
Esos problemas a los que me refiero casi siempre han sido de tipo económico-laboral, especialmente el periodo entre 2013 y 2016 en el que la crisis me dio de pleno. Porque, aunque creo que tengo un buen currículum y una buena formación académica, en ese periodo solo conseguía trabajos como camarera o como comercial a comisión, sin sueldo, y eso cuando conseguía algo.
Claro que mi formación académica de mayor nivel es en historia, en la que tengo una licenciatura; e historia del arte, en la que tengo varios cursos de postgrado. Y ese tipo de formación no tiene demasiado éxito en este país pero, a pesar de eso, durante doce cuatrimestres fui profesora en las Aulas de la Experiencia de la U.P.V., el mejor trabajo que nunca he tenido y que desapareció con la crisis.
Además de eso, he trabajado en muchas cosas diferentes: guía turística, comercial, agente de viajes y algunos más, aunque al que mayor tiempo me he dedicado ha sido a la administración de empresa. Actualmente soy recepcionista en un pequeño hotel de Bilbao.
Mis aficiones: Evidentemente me gusta mucho leer, creo que es algo que tenemos en común todas las personas que algún día decidimos ponernos a escribir. Siempre he sido muy aficionada al cine y en los últimos años me he aficionado también a las series de televisión.
No soy una gran deportista, no me entusiasma practicar deportes. Tengo una teoría con respecto a esto, aunque también puede ser entendida como una excusa… En mi niñez y adolescencia temprana, a la edad en que las personas suelen aficionarse a algún deporte, yo tuve una enfermedad que exigía reposo y que prohibía la práctica del deporte. Puede que no sea el motivo real, pero sí es una buena excusa.
Aunque los deportes en general me aburren un poco, durante unos años realicé algunos «de riesgo», mucho menos aburridos, como escalada, espeleología, rapel, aunque a nivel amateur. También por aquellos años practicaba otro deporte, nosotros los llamábamos «ir al monte», hoy lo llaman trekking. En la actualidad practico en casa un poco de step, pero es por cuidar mi salud, no por afición.
Además de lo anterior, soy una persona muy sociable y me encantan las reuniones con familia y amigos. Me gustaba salir de noche, antes lo hacía con frecuencia, pero actualmente ya no me gusta tanto y lo hago muy de vez en cuando, ahí se notan esos cincuenta y seis años que antes me parecían increíbles.
Me encanta bailar, hasta tal punto que se puede decir que mi profesión frustrada es ser bailarina de ballet. Y aunque no soy muy buena bailarina lo paso genial tras un rato bailando.
Por cierto, aunque no voy con frecuencia —en Bilbao la temporada es muy corta—, me encantan el ballet clásico y el teatro.
Describir los rasgos más sobresalientes de mi personalidad me parece un ejercicio muy difícil, creo que todos tendemos a vernos mejores de lo que realmente somos, que la autocrítica es muy difícil. Así que intentaré hacer lo que más difícil me parece y empezaré por mencionar aquellos rasgos que pueden considerarse defectos.
Soy muy terca, cuando creo que tengo razón insisto e insisto hasta resultar cansina. También soy muy impaciente, algo que, además, se mezcla con otro rasgo de mi carácter, que soy muy nerviosa, y este sí es un rasgo difícil de dominar.
Suelo decir de mí misma que soy una tímida reciclada. Siempre fui muy tímida, pero en mi adolescencia decidí que no podía ir así por la vida porque, además, a pesar de mi timidez soy muy sociable, me gusta mucho el trato con la gente. También he superado, aunque solo en parte, una cierta inseguridad en mí misma que iba unida a esa timidez.
No soy una persona competitiva y no me gusta que se me planteen las cosas en ese plano. Debido a eso no suelo buscar mi liderazgo en la mayoría de las situaciones, pero creo que cuando he tenido que actuar como líder he mostrado gran capacidad y creo que se debe a que sé cómo tratar a las personas y a que tengo una gran capacidad de organización.
Más que reflexiva soy una de esas personas que le dan demasiadas vueltas a la cabeza. Pienso mucho y pienso en todo, y llego a preocuparme por cosas sobre las que no tengo la más mínima capacidad de intervención. Cosas que le pasan y le pueden pasar a este mundo en el que vivimos y, aunque ser así puede resultar muy estresante, de ese rasgo de mi personalidad ha salido mi primera novela, Nunca fuimos inocentes.
Me gustaría haber tenido una vida más aventurera. Viví un par de cortos periodos en Londres, viajé un poco como guía acompañante y tuve una bonita experiencia compartiendo vida y trabajo durante siete semanas con personas de todo el mundo, pero me ha sabido a poco. Me gustaría haber vivido más tiempo en países extranjeros. Durante muchos años fui voluntaria de Cruz Roja y me hubiera encantado trabajar como cooperante, a ser posible en África, tanto por mis convicciones personales en cuanto a la ayuda que debemos proporcionar a países menos afortunados —y esquilmados por los desarrollados—, como por sentido de la aventura. Pero aquello no pudo ser y ahora, al mirar atrás, es una de las cosas que echo en falta en mi vida.
Por qué decidí ser escritora: Siempre he sido una gran lectora. De niña, en la mayor parte de las ocasiones, prefería leer a cualquier otra actividad. Tengo la sensación de que la mayor parte de las personas que son grandes lectores sienten en algún momento la tentación de escribir y creo que yo sentí esa tentación por primera vez siendo muy joven. Hice más de un intento. Voy a hacer un inciso: en una ocasión, lo que había escrito se borró de mi ordenador por algún fallo de este. Aunque no creo en el destino ni nada parecido, en aquella ocasión pensé que esa pérdida había tenido lugar por algún motivo.
Y no fue esa la única vez que empecé con una historia. Eran novelas con historias personales, sin ninguna referencia social. Creo que el momento para seguir adelante con una de mis historias fue cuando sentí que tenía algo más interesante que contar. Antes de sentarme a escribir la historia que narra mi primera novela —y que espero no sea la última— llevaba muchos meses dando vueltas en mi cabeza, creciendo, haciéndose cada vez mayor y pienso que, en algún momento, justo antes de empezar a escribir, pensé que tenía algo interesante que contar.
Mis autores preferidos y por qué: Me encanta responder a esto. Entre los autores españoles, si bien me encantan los escritores de la postguerra —Sánchez Ferlosio, Miguel Delibes, Ana María Matute, Juan Goitysolo, Carmen Laforet, Juan Marse—, si me piden que elija a un solo escritor diría que mi favorito es José Luis Sanpedro, al que admiro también como persona y mente clarividente. Voy a hacer otro inciso: si bien admiro mucho ciertas cualidades como la inteligencia, la capacidad de trabajo, la cultura, etc., la cualidad que más admiro en las personas es una que, hoy en día, por desgracia, solo con nombrarla pareces un poco ñoña: la bondad. Y siempre he pensado que cuando en una persona se unen esa cualidad y una gran capacidad intelectual, obtienes una persona maravillosa, y sé de lo que hablo, lo tuve en mi casa. Y eso es lo que pienso que hace tan grande a José Luis Sanpedro, que no solo fue un gran escritor, sino que además fue una gran persona que miraba a sus semejantes con enorme ternura y una gran empatía.
En cuanto a autores extranjeros, no puedo dejar de mencionar a Albert Camus y, sobre todo, a Mary Renault. Con su trilogía sobre Alejandro Magno, Renault consiguió que me enamorase de ese personaje histórico. Está claro que Alejandro no pudo ser tal y como Renault lo describe, puesto que ella no lo conoció, pero siempre pensaré en él tal y como ella me lo mostró y por eso siempre lo pensaré con cariño.
De Sampedro y de Renault admiro su forma de escribir pero, sobre todo, admiro su tremenda sensibilidad con los personajes y ante ciertas situaciones.
Estaría encantada si cualquiera de los autores mencionados me hubiera influido en algo, pero no me atrevo a decir que así sea.
Mi obra favorita de otro autor: Mi novela favorita es Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos. La historia es muy buena, pero lo que realmente me encanta de esta novela es su calidad literaria. En mi opinión, está escrita de manera magistral. Puesto que, desafortunadamente, su autor solo terminó esta única novela, no lo menciono como autor favorito, si no como obra favorita.
Mi obra favorita de las que he escrito: Mi única obra, aunque espero cambiar eso, Nunca fuimos inocentes.
Mi estilo literario: Novela. Mi única obra es una distopía. Este subgénero suele encuadrarse dentro de la ciencia ficción. Y claro, como toda distopía, es una crítica social, una crítica al mundo en el que vivimos. Pero no creo que mi camino sea ese en el futuro. Actualmente dos novelas me rondan la cabeza y ninguna de ellas es una distopía, ni siquiera son ciencia ficción.
Una cita de un autor que me gusta:
«La única manera de lidiar con este mundo sin libertad es volverte tan absolutamente libre que tu mera existencia sea un acto de rebelión».
Albert Camus
Obra en la que me encuentro trabajando en la actualidad: He empezado un trabajo complejo. Lo es porque exige mucha investigación. Se desarrolla en dos épocas muy distintas: la actualidad y la Edad Media. Otra historia se ha metido en mi cabeza recientemente, aún no está muy desarrollada, pero se trata de una historia que transcurre en la actualidad, y supongo que su leitmotiv es la casualidad. Aún no he escrito nada de esta segunda historia, pero, puesto que su realización es más sencilla, porque no exige tanta investigación, últimamente estoy pensando que es posible que la escriba antes que la primera que he mencionado.
Algo sobre mi manera de entender este mundo: Me entristece mucho decir esto, pero me da bastante pena el mundo actual. Creo que lo que siento al mirarlo y al pensar en las posibilidades que podía haber tenido y ver lo que realmente es, se resume en la famosa frase de Groucho Marx, «Partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria».
En mi opinión, los avances científicos y los conocimientos sobre el mundo que hemos adquirido en los últimos años, o incluso siglos, podían haber creado un mundo en el que todos cupiéramos, un mundo en el que las diferencias entre personas y países fueran mucho menores. Pero muy contrariamente hemos creado un mundo en el que prima ser quien más dinero o bienes tiene. Al poner esto por delante, las desigualdades se hacen cada vez mayores e incluso la forma en que los jóvenes entienden el mundo es esa, eres lo que tienes y lo importante en la vida es tener mucho, caiga quien caiga.
Otra vertiente de lo anterior es lo mucho que hemos descuidado a la naturaleza, al planeta en general. Estamos destruyendo nuestra casa, la única que tenemos. En una ocasión oí decir a un científico que lo que le estamos haciendo a la Tierra, para ella, para el planeta, sería algo tan leve como un constipado, pero para nosotros, para los que vivimos en ella, puede significar el final de la forma de vida a la que estamos acostumbrados.
No me siento muy bien tras dar una visión tan negativa y triste sobre el mundo, así que añadiré que también es bonito saber que hay muchas personas luchando para frenar todo esto y que espero que esa lucha nos haga llegar a un mejor puerto.
Mis proyectos inmediatos: En lo literario ya lo he referido anteriormente: he empezado a escribir una nueva novela que resulta bastante compleja porque exige mucha investigación. Y también tengo otro proyecto, aunque ese solo está, de momento, en mi cabeza.
En lo referente a mi vida en general… Vivirla lo mejor que pueda. Sería estupendo volver a la enseñanza de adultos, que es algo que me encanta, pero no parece muy probable que ocurra. Cualquier mejora laboral sería bienvenida, aunque actualmente no me quejo de mi trabajo.
En lo personal, simplemente seguir disfrutando de mi familia y amigos. Y poder viajar más, porque esa sí es, seguramente, mi mayor afición.