
Como la serpiente emplumada, cuya dualidad persiste, las décimas de David Peña-Alfaro emergen de la confluencia de culturas y oficios; un crisol de historias tejidas con hilos de números y letras. Sus décimas, como añejos espejos de códices, resguardan ecos de Tenochtitlan y algunos susurros de Castilla que se parapetan detrás de hileras de colegiales formados en la mañana con osos rampantes en la solapa. El autor en sus décimas traza calzadas de conquista, reflejando los atardeceres prehispánicos, la brutalidad de los arcabuces y la sangre que marcó aquel extraño momento de la historia. Sus décimas son cerbatanas con dardos enigmáticos que atraviesan los siglos y quizás la dignidad de un pueblo guerrero que se enfrasca en un torbellino de armaduras, corceles y ballestas: un laberinto peninsular de dolor y crucifijos cuya salida es angosta y confluye en un sincretismo vivaz y descarriado.
David Peña-Alfaro. Operario de décimas, vive en Portland, Oregón, y es director de finanzas de una organización no gubernamental. Cuando no se encuentra frente al teclado, buscando rimas, alienta en los escaques a alfiles pendencieros o pasea con su perro Cosmos a orillas del río Columbia.