Juan José Iglesias autor del libro La casa de Afrodita. Editorial Adarve, publicar un libroAhora mismo vivo a caballo entre Madrid, un pueblecito de Guadalajara que se llama El Casar, cercano a Madrid y Vilanova i La Geltrú, en Barcelona, donde estoy de lunes a viernes por razones de trabajo.

Nací en Madrid, el 30 de diciembre de 1963… tengo, por tanto 59 años. Me crie en el barrio de Tetuán, en una familia de clase media. Mi padre, posiblemente la mejor persona que he conocido, quería a mi madre y a sus dos hijos. Soy el mayor de dos hermanos. Mi padre trabajó toda su vida en Nestlé, hasta que se jubiló. Recuerdo jugar con mi él al Scalextric, tirados por el suelo; o ir los domingos a jugar al futbol a la Dehesa de la Villa… Mi madre, como era habitual en aquellos años, llevaba el peso de la casa y bregaba con los tres hombres. Cuando hacía falta disciplina y orden, era como un sargento legionario; cuando nos rozábamos las rodillas jugando al fútbol o cogíamos anginas, era la mejor enfermera; cuando nos sentábamos a la mesa, era el mejor chef del mundo…

Fui al Colegio de los Salesianos de Estrecho, en la calle de Francos Rodríguez. Guardo muy gratos recuerdos de aquella época y todavía mantengo contacto con muchos de mis compañeros de entonces y con algunos profesores. Me gustaba bastante el colegio y sacaba notas decentes. Curiosamente, en aquella época, me gustaban más las ciencias y el dibujo, que la literatura. Aun así, leí El Quijote, El Lazarillo de Tormes, El Cantar del Mío Cid, El Conde Lucanor, La Celestina y El Alcalde de Zalamea, entre otros clásicos de la literatura española.

Luego vino la mili y la Universidad… la mili, en Zaragoza, en la General (los zaragozanos saben de qué hablo). Y la Universidad, en la Complutense de Madrid, en el campus de Somosaguas: estudié Economía de la Empresa, hoy A.D.E. Empecé a trabajar antes de terminar mis estudios universitarios, por lo que tuve que compatibilizar estudios y trabajo. Siempre he trabajado en el área financiera.

Aficiones: Tengo muchas aficiones… desde la fotografía a la pintura, pasando por las manualidades y el bricolaje, el modelismo (la construcción de modelos a escala) y, sobre todo, la lectura. Soy un apasionado de la historia; de hecho, casi todo lo que leo está relacionado con la historia y la novela histórica.

Hace algunos años, empecé a escribir. Primero eran textos cortos, normalmente en tono cómico-irónico, sobre temas de actualidad o de trabajo. Luego empecé con algún relato más largo hasta que me lancé a escribir una novela (La Casa de Afrodita) que publiqué el año pasado, en la Editorial Adarve.

Rasgo más sobresaliente de tu personalidad:  No soy nada aventurero, supongo que porque ya tengo una edad. De joven sí. De hecho, llegué a saltar en paracaídas. En general soy bastante organizado y sencillo. Me gusta disfrutar de las cosas simples: una cerveza con los amigos (no tengo muchos, pero están bien elegidos), una copa de vino o una tarde de invierno al lado de la chimenea. Soy tranquilo y afable, y me cuesta mucho enfadarme. Valoro mucho la estabilidad y, creo, tengo un sentido muy acusado del equilibrio y la justicia.

Cuéntanos por qué decidiste ser escritor: La verdad es que nunca decidí, de manera consciente, ser escritor. Empecé a escribir y, cuando me quise dar cuenta, estaba empantanado con mi novela. Creo que mi vertiente de escritor va unida a mi afición a la lectura. A fuerza de leer lo que otros escriben, decidí contar cosas.

Autores preferidos y por qué: Empecé a leer hace mucho, en mi juventud. Recuerdo que, en casa de mis padres, éramos socios de una editorial de esas que venden por catálogo y que cerró hace años, a causa de la competencia con las nuevas tecnologías (tengo que decir aquí que, aunque tengo algún libro electrónico, sigo prefiriendo el libro de papel, el de toda la vida). A través de esa editorial me aficioné a la lectura, con libros, por ejemplo, de Frederick Forsith (Chacal, Odessa, Los Perros de la Guerra, El cuarto Protocolo), Dominique Lapierre y Larry collins (Oh, Jerusalén, Arde París, Esta noche, la libertad). Pero también leí libros más profundos, como 1984 y Rebelión en la Granja (George Orwell), o El Péndulo de Foucault (Umberto Ecco). Por aquella época descubrí la librería de Espasa Calpe, en la Gran Vía madrileña: un edificio entero dedicado a los libros. Recuerdo la colección Austral, de libros de bolsillo, cuya temática se identificaba por colores. Los de color gris eran de la serie de clásicos, que empecé con Los Tres Mosqueteros, de Alejandro Dumas y continué con algunas “rarezas” (el Mahabaratah y el Ramayana, de la literatura épica india y La Iliada y La Odisea, de la épica griega). También leí un librito sobre la historia de Gran Bretaña en la Edad Media, donde empecé a saber algo de los reinos de Mercia, Sussex, Wessex y Nothumbria, y de la asimilación de los vikingos. Luego vinieron Eduard Rutherfurd (London y Russka) y aumentó mi pasión por la historia, y Anthony Beevor (Stalingrado, Rusia, Revolución y Guerra Civil o La Guerra Civil Española). Jared Diamond fue un gran descubrimiento, cuando leí Armas, Gérmenes y Acero (o por qué la civilización europea conquistó América y no al contrario), Colapso, Crisis, El Tercer Chimpacé o El Mundo hasta Ayer. Otro autor que he leído en los últimos años ha sido al profesor Juval Noah Harari (Sapiens, Homo Deus y 21 lecciones para el siglo XXI).

Evidentemente, también he leído autores españoles: Fernando Aramburu, Arturo Pérez Reverté, Federico Jiménez Losantos, Carlos Ruiz Zafón, Julián Marías, César Vidal y María Dueñas, entre otros.

Ahora estoy leyendo todo lo que cae en mis manos sobre la historia de Ucrania, para documentarme sobre un nuevo proyecto.

En mayor o menor medida, todos ellos han influido en mi manera de escribir, pero, especialmente, los primeros (Frederick Forsith, Dominique Lapierre y Larry Collins y Eduard Rutherfurd), en su forma de ambientar su obra en un entorno histórico y en cómo describen a sus personajes.

Tu obra favorita de otro autor: Es difícil elegir una sola obra, así que, elegiré dos. El primero, Russka, la novela de Eduard Rutherfurd, sobre la historia de Rusia. Este libro me abrió la curiosidad sobre Rusia, su historia y su cultura. Después he leído varios libros sobre este país, tanto de la época zarista como de la revolución de 1917 y de la Unión Soviética. Y alguna novela (Doctor Zhivago, de Boris Pasternak, impresionante testimonio del drama de la revolución rusa y sus efectos). Todo esto me ha ayudado a comprender cómo hemos llegado a la situación hoy en día y las relaciones internacionales en la actualidad. El segundo es Armas, Gérmenes y Acero, de Jared Diamond, que expone su teoría sobre el porqué del éxito de la sociedad europea y que ha sido criticada por algunos por ser determinista en exceso.

Tu obra favorita de las que has escrito: De momento, sólo he escrito una (La casa de Afrodita), aunque tengo otras dos empezadas.

Tu estilo literario: En general, me gusta escribir novela. Me permite conjugar un escenario real, encuadrado en un tiempo y un lugar (momento histórico), con una trama de ficción, que me da libertad a la hora de crear los personajes, la trama y el tema sobre el que quiero escribir.

Una cita de un autor que te guste: Es una frase atribuida a Baltasar Gracián: “El primer paso de la ignorancia es presumir de saber”.

Obra en la que te encuentras trabajando en la actualidad: En realidad, estoy con dos a la vez, que escribo según me llega la inspiración: por una parte, la secuela de mi primer libro, “La Casa de Afrodita”, que todavía, no tiene título. En segundo lugar, una novela sobre la guerra de Ucrania.

Algo sobre tu manera de entender este mundo: ¿Filosofar, yo? ¡Qué difícil! Me viene a la memoria una frase del genial David Rabinovich, uno de los componentes de Les Luthiers, recientemente fallecido: “No te tomes la vida muy en serio, al fin y al cabo, no saldrás vivo de ella”. Así que, no me tomo la vida muy en serio, intento disfrutarla todo lo que puedo, ya he perdido demasiado tiempo trabajando. Ya un poco más en serio, la naturaleza humana es apasionante, capaz de lo mejor (el David de Miguel Ángel, o la Capilla Sixtina) y de lo peor (el holocausto, el genocidio de Pol Pot y los Kemeres Rojos o los de Sbrenica y Ruanda).

Para comprender el mundo necesitamos primero comprender el entorno donde se desarrolla la vida humana.

En cualquier caso, sigo el consejo de Rabinovich: no hay que tomarse la vida demasiado en serio. Todos tenemos responsabilidades y preocupaciones, familiares, personales, laborales… Pero hay que darle importancia a lo que de verdad la merece y evitar que nuestra sonrisa quede sólo en las fotos del pasado y que nuestro gesto hoy sea siempre un ceño fruncido.

Tus proyectos inmediatos: En lo literario, como ya he comentado más arriba, estoy a caballo escribiendo dos libros (si algún día llegan a ese estatus): la segunda parte de mi primera novela y otra novela sobre Ucrania. En lo personal… tengo ganas de retirarme, de dedicar todo mi tiempo a disfrutar de la vida, la familia y los amigos, a escribir… llevo casi 40 años pagando al estado y ahora se acerca el momento de darle la vuelta a la tortilla.

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