Resido en Madrid, tengo setenta y dos años y estoy casado, con una hija, un nieto y una nieta.

Nací en Belvís de la Jara (Toledo), al igual que una lista casi interminable de antepasados. Mis padres ya vivían en Madrid, pero en el pueblo se comía, así que mi madre fue a parir allí. Vivo en Madrid desde los ocho meses de edad.

Mi existencia fue la normal para un niño de barrio, la Prosperidad, aprendiendo a sobrevivir pese a no ser muy audaz ni muy fuerte, aunque sí, tal vez, un buen observador con capacidad de calibrar las posibilidades.  No busqué conflictos, pero aprendí que hay algunos que no se pueden evitar, aunque los augurios no fueran los mejores.

Cambié a un barrio bastante más duro, San Cristóbal de los Ángeles, y, curiosamente, el aprendizaje adquirido en mi primera infancia me ayudó a sobrevivir en una jungla urbana más exigente. Pasé toda la adolescencia en ese barrio y tuve un balance, creo, bastante positivo: no delinquí, ni sufrí heridas de consideración, no acumulé enemigos y llegué a ser respetado y reconocido por lo más granado de la fauna local. Conservo más recuerdos agradables que desagradables.

Mi familia fue un núcleo humilde, con un padre obrero, una madre entregada a los suyos y tres hermanas que siempre fueron grandes personas. Fue una familia estructurada. donde la escasez material no fue obstáculo para que reinara el cariño. Me siento orgulloso de esa familia y de haber formado parte de ella.

A los veinte años me casé; dos años después me separé y viví el paréntesis castrador del servicio militar. Algunos años después, empecé a convivir con la que hoy es mi compañera.

Comencé a trabajar a los catorce años y recorrí etapas fugaces en la construcción, la repostería, la hostelería y un puesto administrativo, hasta que, con diecisiete años, aprobé una oposición en la Banca, donde permanecí durante veinticinco años. La mayor parte de mi periplo bancario lo transité como activista sindical y una parte de él, coincidiendo con los últimos años de vida del dictador y los primeros de la transición, como militante político muy comprometido.

Escapé del trabajo bancario unos años después de haber aparcado los compromisos políticos y sindicales y me adentré en las terapias alternativas, a las que he dedicado, casi, otros veinticinco años.

Desde que empecé a trabajar, cursé estudios nocturnos, que me llevaron a la Facultad de Filosofía y Letras en 1969. Eran años muy agitados políticamente y ello marcó mi trayectoria académica. Cursé los dos años que entonces había de materias comunes y comencé Psicología, donde aprobé algunas asignaturas, como hice después en Historia. Me alejé de los estudios universitarios, que retomé esporádicamente, para cursar Filosofía o, más recientemente, Criminología, donde tengo avanzado buena parte del grado.

En el campo de las terapias alternativas he desarrollado una formación diversa, pero complementaria. Completé estudios de Osteopatía (tres años), Heilpraktiker (cuatro años) y muchísimos cursos más, de formación igual o inferior a un año.

Ha sido un recorrido variado, muy intenso, en el que he acumulado muchísimas experiencias y un capital incalculable de relaciones personales. Puedo presumir de que hay mucha gente a la que he querido, a la que quiero y me atrevería a decir que soy en buena parte correspondido.

Aficiones: Desde niño hasta más allá de los cuarenta años he jugado al fútbol, justo es decir que con poca gloria. Me encanta el senderismo.

Soy un gran lector y disfruto de la música, casi toda, el buen cine y el teatro. De la televisión, me interesan algunas retransmisiones deportivas y las buenas series.

Practiqué el ajedrez desde niño y, aunque hace mucho que lo tengo abandonado, me sigue interesando. Ahora me limito a jugar, de tanto en tanto, partidas frente a algún programa para ordenador.

Me gusta jugar a las cartas y, en especial, amo el mus.

Rasgo más sobresaliente de tu personalidad: Más que tímido, soy reservado, aunque me agrada socializar. Me considero un tipo sencillo, de buen carácter, que no excluye explosiones de genio. Me irrita la inconsciencia de los que pontifican desde la ignorancia y, ante ellos, puedo llegar a ser arrogante.

Creo que es imprescindible ser consciente de uno mismo y de cada una de nuestras vivencias. Soy bastante afectivo y muy reflexivo. En general, tengo una razonable confianza en mí mismo.

Cuéntanos por qué decidiste ser escritor:Me gusta leer, desde muy pequeño. Leía todo lo que caía en mis manos. Ya de niño, escribía historias, solo para mí. No dejé de leer, ni de escribir, pero ni en lo más remoto pensaba en publicar. De hecho, escribía cosas sueltas que luego olvidaba.

En mis tiempos de actividad sindical y política, escribí muchos panfletos y bastantes informes. Eran para lo que eran, pero siempre cuidé que estuvieran bien escritos.

Un buen día, ya maduro, rompí la barrera de mis prejuicios y me atreví a dar el paso. Siempre había pensado que, considerando los autores maravillosos que han publicado obras impresionantes, era una temeridad y una falta de respeto por mi parte pretender publicar.

Lo que me decidió fue pensar en la música, cómo, a pesar de las incomparables obras de los clásicos, había multitud de temas, de diversos estilos, que me encantaba escuchar. Entendí que The Beatles no se habían frenado para escribir Eleonor Rigby pensando en las sinfonías de Beethoven y como ese ejemplo se me ocurrían cientos. Tal vez a alguien le agradara leer las cosas que yo escribía.

Publiqué mi primera novela, El fuego de San Antón. No tuve el menor apoyo editorial y vendí algunos cientos de ejemplares haciendo presentaciones por mi cuenta. En efecto, había gente a la que le gustó la novela y me animó a seguir.

Después de aquello, empecé a autopublicar y a vender presencialmente y en Amazon. Van ya diez años desde la primera novela, vieron la luz otras dos, un libro infantil y dos libros de relatos y hemos llegado hasta aquí, cuando Editorial Adarve se ha animado a publicar mi libro Dark Blue, la cuarta novela y el séptimo libro de mi pequeña historia como escritor.

 Autores preferidos y por qué: Tengo muchos. Puedo citar a Almudena Grandes, de la que he aprendido el amor por sus personajes, el rigor en la documentación y el compromiso con lo escrito. De Raymond Chandler y Dashiell Hammett me llegó el ritmo del thriller y como este tiene que ser un espectáculo visual, casi un guion de cine. De Georges Simenon me impregnó la humanidad de los personajes, como algo capaz de imponerse a la misma trama policiaca. Con García Márquez descubrí que la magia puede fluir a través de la escritura. Vázquez Montalbán me demostró que se puede escribir la mejor novela negra sin necesidad de alejarse de tu espacio cotidiano.

Tu obra favorita de otro autor: Cuesta elegir una. Cien años de soledad me hizo soñar en el mundo y en la historia que García Márquez imaginó para todos nosotros. Cuando la terminé, pensé que no era posible seguir escribiendo después de aquello. Me pareció que allí estaba todo lo que merecía ser narrado.

Tu obra favorita de las que has escrito:Me gusta mucho la última, Dark Blue y creo que es la que está mejor escrita, pero estoy muy enganchado a Héroes de Vertedero, una novela en la que navegué por los últimos años del franquismo y los primeros de la transición. Sin ser autobiográfica en cuanto a los personajes, sí lo fue en buena medida respecto a las vivencias de aquel periodo.

Tu estilo literario: Me muevo en el thriller, con trazos de novela negra y, en la última, me he adentrado en el subgénero policial. Me siento cómodo deambulando en el lado oscuro de la sociedad.

Una cita de un autor que te guste:Voy a elegir dos frases. La primera es de Oscar Wilde: “Sé tú mismo. El resto de los papeles ya están cogidos”. La otra frase es de Almudena Grandes: “La literatura es vida para la gente que está viva”.

 Obra en la que te encuentras trabajando en la actualidad:Acabo de enviar a la editorial la segunda novela de la serie Talavera negra y una novela ambientada en el Siglo de Oro. Estoy trabajando en la tercera novela de la serie.

Algo sobre tu manera de entender este mundo:Creo que hemos llegado hasta él para vivirlo y esta tarea requiere de plena consciencia. Considero que el Universo está muy bien ordenado y la vida en él podría ser armónica. Es tarea de cada uno y del conjunto hacerlo posible.

Me gusta la vida y soy razonablemente optimista. Mientras dure, es lo mejor que tenemos.

Tus proyectos inmediatos: En lo literario, tengo mucha tarea por delante para completar la serie Talavera negra y conseguir que sea ampliamente aceptada por los lectores. La posible edición de la novela de tipo histórico a la que me refería será una tarea añadida a la anterior.

En lo personal, mi proyecto inmediato coincide con mi proyecto vital. Me ocupo de vivir y tratar de ser feliz, además de, dentro de lo posible, contribuir a que mi gente también lo haga.

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