Resido desde hace ya mucho tiempo en la cálida ciudad de Alicante.  Alrededor tengo mar, montañas, apacibles huertos… y buena gastronomía.  Estoy acompañado por María Julia, que es mi mujer.  Hemos tenido la suerte de crear una familia y estamos dispuestos a terminar nuestro «viaje» juntos; lo cual, en mi opinión, es un logro importante si se tiene en cuenta que uno lleva ya más de sesenta años dando patadas por el mundo.

Burgos es mi patria chica.  Allí, en la capital, abrí los ojos por primera vez, apenas iniciada la década de los sesenta del pasado siglo, y allí di mis primeros pasos y los que vinieron después.   Tuve una infancia casi bucólica y una adolescencia cuyo recuerdo también deja en mi mente imágenes estupendas.  Más tarde, metido ya en los dieciocho, di un giro al tranquilo discurrir de mis días y me trasladé a Valencia.  Me matriculé en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, sita en esa ciudad, porque ya desde edad temprana venía yo notando cómo me atraía todo lo relacionado con las artes plásticas.  Cursé la carrera y, además, conocí a María Julia, que era compañera de clase.  Lo demás vino después.  Como remate, conseguí por otro lado un segundo título, este perteneciente al ámbito técnico, que me permitió iniciar la andadura en el mundo laboral.  Me estrené en la Oficina de Diseño de una entidad localizada en Manises, toqué luego brevemente la Publicidad y después me interné en el departamento de Obras y Proyectos de una empresa de telecomunicaciones.   Y aquí estoy; marchando ya por el tramo que lleva a la jubilación pero con el espíritu satisfecho, pues, haciendo balance de las expectativas que tenía y de los trabajos que he realizado, obtengo siempre saldos positivos.

Aficiones: Por fortuna, son muchas y muy variadas.  Mencionado mi gusto por el arte, debo referirme ahora a la lectura y a la naturaleza.  Los libros son grandes amigos míos, y en las ricas manifestaciones del mundo natural encuentro placer, inspiración y paz.  De niño fui aficionado a los insectos y las mariposas (que también son insectos).  Ahora contemplo cualquier paisaje bajo la luz del alba o del crepúsculo y veo obras de arte supremas.  Me gustan las ciencias: física, biología, astronomía, matemáticas…  Y me interesa mucho la paleontología.  No me detengo en el deporte o los viajes porque son tópicos a los que siempre se recurre, pero vaya por delante que el ejercicio es imprescindible en mi vida y que no me cuesta esfuerzo alguno preparar una mochila y unos bocadillos para iniciar la ruta.

Rasgo más sobresaliente de tu personalidad: Me tengo por una persona inconformista y tenaz.  El primer rasgo me lleva a ser muy crítico con todo lo que no me parece razonable o justo, y presumo de ser políticamente incorrecto.  El segundo rasgo de mi carácter se pone de manifiesto porque soy persistente en la realización de los proyectos que emprendo y a menudo puntilloso, pues intento alcanzar siempre la excelencia.  Tengo, me parece a mí, mucha capacidad de trabajo.  Creo en el esfuerzo y en la sana competición.  Y, por encima de todo, creo en el valor de la palabra dada; es decir, en lo que en otro tiempo se llamaba «honor».  A propósito de esto último, una norma rige mi vida: no hay precio en metálico que pueda comprar mi voluntad.

Cuéntanos por qué decidiste ser escritor: Escribir, en mi caso, no es un tema vocacional ni responde a intenciones previamente establecidas.  Es más bien un descubrimiento.  Tengo claro que esa actividad deriva de mi afición a la lectura y del asombro que me han producido siempre las obras bien escritas.  ¿Podría hacer yo algo parecido?  ¿Podría intentarlo, al menos?…  Formuladas esas preguntas, solo hizo falta la chispa —ese afán por competir que he mencionado más arriba— para ponerme delante de unos folios.  Empecé a componer cuentos y relatos cortos para distintos certámenes y tuve éxito.  Después, viendo de lo que era capaz, y la fuerza que puede llegar a tener la palabra escrita, no pude deshacerme ya del gusanillo que tenía metido en el cuerpo.

Autores preferidos y por qué: Puedo hacer una lista medianamente larga a propósito de este asunto, pero la resumo citando en primer lugar, dentro del panorama actual, a Arturo Pérez Reverte y a Juan Manuel de Prada.  Del primero afirmo que me gusta lo que dice y cómo lo dice.  Pérez Reverte no se achica, no escatima palabras ni recursos lingüísticos para llamar a las cosas por su nombre.  Yo, desde luego, procuro hacer lo mismo.  Y tomo nota.  Juan Manuel, con otro estilo, también es contundente y lúcido; aunque en él, sobre todo, aprecio la riqueza de su prosa.  Luego están los clásicos: Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán, Miguel Delibes y otros tantos…  Mucho podría decir de ellos, pero me callo.  Son todos magníficos.  Sus obras tienen el gusto de lo entrañable, evocan épocas y formas de vida que hacen soñar.  Por eso forman parte de mi lista.

Tu obra favorita de otro autor: No puedo decir que sea solo una, sino varias.  Por señalar dos nombres, y porque lo merecen, traigo a colación estas novelas: Peñas arriba, de José María de Pereda, y El niño 44, del inglés Tom Rob Smith.  Peñas arriba es una obra que me gusta por su trama, por su humor y porque consigue transportar al lector a uno a esos paraísos de la naturaleza que, por desgracia, se van perdiendo poco a poco.  El niño 44 es una novela seria, tremendamente interesante, que también consigue transportar al lector a uno de esos «paraísos» que, por fortuna, ya se ha perdido; esto es, el régimen comunista de la antigua URSS.

Tu obra favorita de las que has escrito: Ahora mismo tengo predilección por Juegos de niños, que acabo de publicar con esta editorial.  Estimo la obra porque es corta, pero densa a la vez, y porque trata de temas que son incómodos desde el punto de vista político.  Y quiero mencionar también dos relatos que aprecio por su contenido y significado: San Martín, que habla de traición y de aplicar la justicia sin jueces, y El hombre averiado, un cuento de ciencia-ficción que se centra en el perverso mundo eco… ¿lógico? que, seguramente, nos espera en el futuro.

Tu estilo literario:  He escrito una novela, Si la mano te escandaliza, y varios relatos cortos.  Me siento cómodo con las narraciones que tienen algún tipo de fondo ideológico o moraleja.  En general, tiendo al drama y a esa clase de ficción literaria que tiene finales inesperados, sean buenos o malos.  Yo diría, por lo tanto, que lo mío es el relato breve, aleccionador, y la novela trágica.

Una cita de un autor que te guste: «Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído». Jorge Luis Borges es un autor que no defrauda a nadie.  De él son esas palabras.  Yo, por todo lo que llevo dicho hasta ahora, me identifico totalmente con la idea que expresan.

Obra en la que te encuentras trabajando en la actualidad: Ando metido en la preparación de una serie de historias relacionadas con la temática (repito de nuevo la expresión) eco… ¿lógica? Pretendo denunciar los excesos a que están llegando los falsos amantes de la naturaleza.  Ahí lo dejo.  Para el que guste de relatos con sal y pimienta, que aguarde a ver el trabajo terminado.

Algo sobre tu manera de entender este mundo: Figura en mi estudio un bonito recuerdo que compré en Roma y que recoge unas palabras pronunciadas por Cayo Tito en el antiguo senado romano: «verba volant, scripta manent».  La traducción de las mismas sería algo así como «las palabras vuelan, los escritos permanecen».  Para mí, esa frase encierra toda la verdad sobre la hermosa actividad de escribir.  Nosotros estamos un tiempo aquí, en este planeta, y luego pasamos.  Prácticamente, todos seremos olvidados.  Lo que hemos dicho, lo que alguna vez dijimos de viva voz con ánimo más o menos pretencioso, tiene muy corto recorrido, pero no así lo que en algún tiempo se ha escrito.  Ahí están las grandes obras.  Algunas de ellas cuentan con edades muy avanzadas; otras, tienen siglos de antigüedad.  Y, sin embargo, seguimos disfrutándolas.  De hecho, seguirán estando a disposición de los que vengan detrás de nosotros junto con muchas de las obras que ahora se están escribiendo.  Y enseñarán, y deleitarán, y harán reír o llorar…  Conseguirán, de algún modo, que el mundo sea más bello por el mero hecho de tener «literaturas» diversas.  Esa es la fuerza de la palabra escrita a que me refería en una pregunta anterior.  De ahí la importancia de ser escritor (el que pueda o quiera) y de dejar lo escrito a otras personas.

Tus proyectos inmediatos: Tengo en mente la composición de la que será mi segunda novela.  Pienso en una obra centrada en la actualidad, pero con reminiscencias históricas, que procuraré hacer todo lo crítica  que pueda.  Por lo que se refiere a lo personal, espero poder seguir inmerso en mi pequeño pero agradable mundo; esto es, aquel en el que tienen cabida mi familia, mis aficiones y una serie de viajes por el medio rural español que hace tiempo llevo planificando.  En resumen: intentaré vivir con sencillez y procuraré disfrutar al máximo de lo que ofrecen los días.

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