José Luis Sanabria

 

Nací en Sevilla en el año 1999, curiosamente en un domingo de Semana Santa. Resido actualmente en Alcalá de Guadaíra, tengo 22 años, estudié humanidades en el I.E.S. Cristóbal de Monroy y recientemente he finalizado la carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla. En cuanto a mis proyectos personales, actualmente estudio italiano e inglés mientras estoy a la espera de entrar en el Máster de Acceso a la Abogacía.

Mi rasgo más sobresaliente creo que es mi imaginación, desde niño he destacado mucho por mi introversión o, como se suele decir, por tener mucho mundo interior. Acostumbraba a distraerme inventando cualquier historia en mi cabeza. Esto hizo que los libros llamaran mucho mi atención desde pequeño, sobre todo la mitología, que por algún motivo era algo que nunca me cansaba de leer y releer. Como todo joven de mi edad, también desarrollé la afición de ver películas o series de ciencia ficción y fantasía (ya fuera como anime/dibujos animados o como película con actores de carne y hueso). Personalmente considero que esto influyó mucho a la hora de impulsarme a convertirme en escritor, aunque el claro detonante inmediato fue un amor juvenil, un primer amor, que me hizo sentir la imperiosa necesidad de expresar de alguna manera mis sentimientos. Esa forma fue la poesía. Todo debido a la casualidad de que durante una clase de literatura la profesora nos alentó a inventar ejemplos de las figuras retóricas y demás elementos de la lírica.

Aunque empecé con la poesía y me sigo considerando poeta porque sigo trabajando ocasionalmente ese género y considero que ha influido mucho en mi estilo narrativo, fue años después de aquello cuando me animé a escribir en prosa. Los primeros relatos que escribí se encajaban más en la ficción histórica o el romanticismo, pero muchos de ellos quedaron inconclusos por sentir que no eran lo suficientemente buenos (pues como se suele decir «el peor y más duro crítico de un artista suele ser él mismo») y aun en aquellos que acabé sentía que les faltaba algo. Mi pasión por la ciencia ficción y la fantasía hacía que echara en falta más aventura, más acción, más elementos fantásticos… Es así como empecé a trabajar este estilo y como El atroz asechador nocturno y la trilogía en la que se encaja nació.

Si tuviera que decidirme por cuál de mis obras prefiero, sinceramente ese honor recae sobre la segunda parte de El atroz asechador nocturno, porque es una obra que llegó a emocionarme tanto mientras la escribía y en la que acabé empatizando tanto con los personajes que sentí una conexión con ellos indescriptible. En lo referente a cuáles son mis autores favoritos, he de decir, que claramente Gustavo Adolfo Bécquer (porque es un autor que tanto por su poesía como por su narrativa me infundió una gran pasión por la literatura y una gran admiración hacia él) y Ken Follett (porque disfruté mucho con su obra Los pilares de la Tierra y me sorprendió mucho lo fluidamente que usaba una técnica literaria en la que relataba distintas historias aparentemente independientes, pero que se iban entrelazando poco a poco hasta que finalmente acababa por convertirse en una sola). Así pues, si tuviera que decir cuál es mi obra favorita de otro autor, sin duda escogería Rimas y Leyendas de Bécquer porque admiro mucho su estilo tan fluido y poético, cómo logra que cualquiera disfrute de sus obras sin importar que sea un experimentado lector o alguien que no tiene costumbre de leer. Mis citas favoritas pertenecen a dicho autor y son «el que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo» y «los extravagantes vástagos de la fantasía duermen por los rincones del cerebro acurrucados y desnudos, esperando en silencio que el arte los vista de la palabra para poderse presentar en la escena del mundo

En lo relativo a mi manera de ver el mundo, considero que el indudable objetivo de esta vida es ser feliz, tratar de disfrutarla al máximo sin dejarse encorsetar por posibles prejuicios o críticas. Pues ya resulta bastante difícil encontrar el amor y ser feliz como para que encima tratemos de arruinarnos la felicidad unos a otros. De tal manera que, puesto que leer y escribir son mis pasiones, trato de dedicarles todo el tiempo que puedo porque es mi manera de disfrutar la vida. Puede que no a todo el mundo le valga o lo entienda, pero no por ello es menos válida; cada uno se crea su propio camino hacia la felicidad

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