En el Oviedo de los años 70, los albores de la adolescencia de Eva la hacen sentirse enemistada con la decencia y el recato. Hastiada de tanto seguir los rancios consejos de sus padres, busca desesperadamente las vías prohibidas que, a no dudar, la han de conducir al colmo de la felicidad más cumplida. Tras haberse abandonado por juego y desafío a un pariente licencioso; un tío, perverso y predador de prendas infantiles, la descarriada y desabrida buscona consiente que, por temor a la malevolencia y por cuestiones morales, este le busque un substituto idóneo, cuya tenuidad e ingenuidad le permitan seguir entregándose a su pasatiempo favorito: el placer barato, aunque excesivamente costoso. Dispuesta a seguir los flujos del instinto, se entrega de lleno a la búsqueda de lo que reclama su ego. Desgraciadamente, numerosos serán los ardides y escollos que tendrá que arrostrar para satisfacer una voluntad tan desquiciada como la suya. Pero sabido es que: «toda dicha que no está al alcance de la mano, no es más que quimera».
Jean Garciant. Doctorado por la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de Besançon, Francia, en la especialidad de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos, ha escrito e ilustrado una tesis sobre el Prerrománico asturiano, así como varios ensayos sobre la pintura española del Renacimiento al Barroco. Entre sus obras: El sarcófago visigodo, Tabarnia en tiempos de Wamba, Adiós arcadia Puigdemoniaca y Las secuelas del silencio. Sus obras satíricas obedecen al deseo de poner en vilo los ardides y enredos de los destructores de la unidad de España. Actualmente, prepara un ensayo sobre la imposibilidad de comunicar en el núcleo familiar.