Autor del libro Entre la maleza.
Javier Iniesta Ayerra. Madrid, 1965. Doctor en Prehistoria y Arqueología por la UAM, es profesor de Geografía e Historia en Enseñanza Secundaria. Ha publicado numerosas obras de carácter docente y didáctico, así como artículos científicos acerca de diferentes periodos históricos. La obra que aquí se presenta es su ópera prima dentro de la novela negra. En ella encontraremos todos los ingredientes clásicos del hard-boiled, mezclados con momentos propios de la novela romántica, aderezados con detalles de fina ironía.
Vivo en Madrid y tengo 59 años.
Nací en Madrid. Pasé los primeros años de mi vida en distintas ciudades (Ávila, Valladolid y, por fin, retorno a Madrid). Estudié Geografía e Historia en la Universidad Autónoma de Madrid y soy Profesor de Secundaria en Madrid, en la especialidad de Geografía e Historia. En la universidad me había especializado en Prehistoria y Arqueología y obtuve el doctorado en el 2004, haciendo una tesis sobre el Bronce Final en Madrid.
Soy una persona muy inquieta y siempre he tenido muchas aficiones. Me encanta la música, toco la guitarra eléctrica y el bajo y formé parte de una banda a principios de los 90; entonces llegué a tocar en escenarios tan conocidos como Honky Tonk, Ya’sta o Sirocco. Disfruto mucho viajando y siempre estoy planificando cuál va a ser mi siguiente destino. El teatro es otra de mis aficiones, me gusta ir a escenarios desde muy joven. Creo que hay pocos actores y actrices de teatro a los que no haya visto actuar sobre las tablas de un escenario, algunos de ellos míticos. Por supuesto, la lectura es más que una afición, es ya parte de mi esencia, no recuerdo haber pasado un solo día de mi vida sin la referencia de un libro abierto o una abrumadora lista de lecturas pendientes.
Empecé en el mundo literario como muchos otros, escribiendo microrrelatos y alguna historia corta, aunque desde el primer momento tuve en la cabeza que lo que yo quería escribir era la novela. A pesar de que respeto otros géneros como la poesía, el cuento o, en realidad, cualquier manifestación literaria, siempre supe que, si yo empezaba mi singladura en la literatura, era para centrarme en hacer novela. Mi primer trabajo fue dentro de un curso de novela por internet y de ahí trabajé en distintos proyectos y experimentos que acabaron cristalizando en Entre la maleza.
Para mí, las bases culturales se encuentran en los clásicos, son las fuentes que tienen que alimentar el cauce literario de cualquier escritor. Siempre me ha fascinado la literatura francesa y rusa del siglo XIX: Dumas, Víctor Hugo, Flaubert, Tolstoi, Dostoievsky… Desde que empecé a leer me parecieron unas obras de una calidad soberbia y, a la vez, novelas muy amenas y de gran profundidad espiritual. A través del teatro clásico también he conocido autores fantásticos: Shakespeare, Lope de Vega o Calderón, maestros en el dominio del lenguaje y en la creación de personajes eternos. En casa disponía de gran cantidad de libros y esa cercanía hizo que conociera a los grandes clásicos grecolatinos, en especial a Homero, César, Tito Livio, Cicerón o Virgilio.
Otros autores también me empujaron hacia la novela como género predilecto –me vienen a la memoria Melville, Joseph Conrad, Umberto Eco, Huxley, Orwell o Stefan Zweig–, y forjaron unos cimientos literarios muy sólidos para mí. No me olvido de autores españoles e hispanoamericanos: Pío Baroja y Galdós, fundamentales en mis lecturas iniciales, el maestro Borges, Cortazar, Vargas Llosa o García Márquez. Autores posteriores como Javier Marías, Pérez Reverte, Ruiz Zafón o Santiago Posteguillo también han sido referentes en mi búsqueda de un estilo personal y en un género, dentro de la novela, en el que acomodar aquello que, sin ser muy consciente de ello, en realidad estaba buscando. De todos ellos he aprendido grandes cosas y seré injusto con muchos otros, por dejarles ahora en el olvido; quizá son los que más me han hecho reflexionar sobre el sentido actual de la literatura, tan distinto al de mis queridos clásicos. Tampoco desdeño mis lecturas de adolescencia, tan cercanas a la ciencia ficción: Isaac Asimov, Ray Bradbury, Athur C. Clarke, entre otros, que abrieron un mundo nuevo a mis lecturas habituales. Por fin, la literatura de fantasía, que para mí viene representada en mi juventud por Tolkien o más recientemente George R.R. Martin.
He querido hacer una referencia expresa a la novela negra, que definen la línea maestra del camino que me he propuesto seguir. Aquí también hay clásicos: Dashiell Hammett, Raymond Chandler, Patricia Highsmith, Georges Simenon, Agatha Christie o Conan Doyle, entre otros. En la actualidad, me gustan mucho algunos escritores escandinavos, como Stieg Larsson, Jussi Adler Olsen, Camilla Lackberg o Henning Mankell. Valoro de ellos su eficiencia y la solidez de sus construcciones literarias, aunque a veces me falte algo de análisis de personaje o me sobre algo de sangre. También me han servido de inspiración Jöel Dicker y John Winslow, que considero referencias esenciales en mi obra. En España he intentado aprender de Alicia Giménez Bartlett, Lorenzo Silva, Vázquez Montalbán, Dolores Redondo o Javier Castillo. Todos ellos me han hecho valorar este género hasta el punto de convertirlo en mi estilo predilecto para leer y escribir, por encima de modas o corrientes televisivas.
No creo que pueda decir que tenga una obra favorita. Me admiran detalles extraordinarios de algunas novelas, capítulos magistrales de obras muy brillantes (viene a mi cabeza algún capítulo de Salambó, de Flaubert o de Ana Karenina, de Tolstoi, momentos sublimes de la historia de la literatura). La que más me gusta leer, esa novela con la que me premio cuando termino un proyecto complicado, sin duda sería El conde de Montecristo de Alejandro Dumas. La que me hubiera gustado escribir, sin embargo, es El nombre de la rosa, de Umberto Eco, porque me parece el compendio perfecto entre novela de misterio y novela histórica, además de una demostración de que la erudición puede ser amena. Algo único en su especie.
Entre la maleza es mi obra favorita por el momento. Me gustaría pensar que no va a ser mi mejor trabajo, porque siempre pienso que lo mejor está por venir, pero siempre va a ser para mí inolvidable.
Lo que más me gusta es trabajar la novela negra, creo que es el estilo con el que más me identifico por su agilidad, el juego que se introduce entre el autor y el lector, el efecto de la sorpresa… No obstante, dentro de “novela negra” podemos encuadrar estilos como el Hard boiled, el noir, el thriller o, en el otro extremo, el cozy crime. Cada uno tiene su personalidad y dentro de cada uno se puede introducir un género mixto, dependiendo de las dosis de terror, de gore o de tensión que queramos aportar a la historia. Mi estilo se aleja bastante del exceso de violencia, el deleite en los detalles sangrientos y viscerales o de la introducción de elementos fantásticos; aunque respeto todas las opiniones, considero que el género es interesante en sí mismo y no precisa de estos añadidos.
Mi otro género favorito es la novela histórica. La trabajo con mucho rigor histórico e investigo cada detalle, por nimio que pueda parecer, e intento introducir alguna variación en el lenguaje que le permita al lector conocer algunos términos habituales en la época que trabajo, aunque sin perder nunca de vista el gran objetivo que tiene la literatura para mí, que es el entretenimiento y el enriquecimiento del lector.
Una cita de un autor que te guste:
Uno nunca se aburre si sabe vivir consigo mismo, Lev Tolstoi: Ana Karenina, 1878. Primera parte, capítulo XIV.
En la actualidad trabajo en una novela histórica cuya acción se sitúa en Madrid, a caballo entre el siglo XIX y el siglo XX. Es una obra de tinte biográfico, basada en hechos reales, pero en la que se reflejan muchos hechos históricos de aquella época.
Me gustaría seguir trabajando en la promoción de Entre la maleza, creo que es una novela que tiene mucho más recorrido del que parece y pienso que no ha tocado techo. Me gustaría ir rompiendo círculos concéntricos (familia-amigos-compañeros-etc.) y que la obra llegase a mucha más gente de la que ha podido leerla hasta el momento. También voy a presentar mi novela histórica a algún concurso de novela, me gustaría conocer a fondo el proceso de participar en una competición de mayor entidad que los que he afrontado hasta el momento. Y, a partir del verano de 2025, me gustaría escribir una segunda historia con Salcedo y Carranza, pienso que se merecen una nueva oportunidad de demostrar su sagacidad y su compromiso contra el crimen.