Guillermo García, autor del libro Vidas cruzadas. Editorial Adarve, editoriales que aceptan manuscritosNací en un pueblo de la provincia de León, al que, literariamente, he bautizado con el nombre de Beltrán, pueblo que se ha convertido en el epicentro de algunas de mis novelas. Para mí, Beltrán (un pueblo imaginario) es mi Macondo particular, como lo ha sido para mi admirado y querido don Mario Vargas Llosa.

Actualmente, resido en una localidad costera de la provincia de Granada cuando llegó el momento de la jubilación, momento que marcó la independencia, y la de mi mujer, de mis hijos.

A pesar de mi ajetreada vida profesional, durante más de cuarenta años, y una licenciatura de Derecho, siempre he tenido un hueco, un paréntesis, por mínimo que fuera, para mis tres drogas: la lectura, el cine y la escritura. Sobre la primera, me considero un devorador de libros, una trilogía que se inició con apenas diez años de edad, época en la que no existía ni internet, ni móviles, u otros dispositivos análogos. Ni Isaac Asimov hubiera imaginado el mundo actual tecnológico, hace cincuenta años. Gracias a su ausencia, los chicos de ese tiempo pudimos disfrutar de lecturas que los de hoy no podrán nunca degustar.

Posiblemente, el rasgo que <<mejor>> define mi personalidad, sea el de la humildad. Se le atribuye a Seneca lo siguiente: El oro hace a los hombres ricos; el conocimiento, sabios, y la humildad, en grandes hombres.

Con la publicación de “Vidas Cruzadas”, amigos y conocidos se asombraron cuando vieron el cartel anunciador de la presentación de la novela. <<Guillermo, ¡qué sorpresa! ¡Nunca habías dicho nada de tu afición por la escritura!

No tengo autores preferidos, sino novelas favoritas. En una hipotética lista, colocaría en el número UNO a Sinuhé el Egipcio. Una novela que se puede trasladar a cualquier espacio y a cualquier tiempo.

De las seis novelas escritas, no tengo ningún tipo de favoritismo, como sucede con los hijos. ya que las quieres a todas por igual. Ahora bien, si tuviera que elegir entre todas ellas, sería la historia de doña Mariana Leonor, la niña de mis hijos, novela que espero y deseo verla un día publicada.

Me gusta escribir sobre las vidas de gente corriente, personas que pasan desapercibidas, gente invisible, pero que, sin embargo, si conseguimos abrir el cerrojo de sus corazones, nos encontramos con historias: bellas, crueles, heroicas, abnegadas, calladas, cuyas vivencias podían, en negro sobre blanco, emborronar miles de páginas.

Actualmente, casi como una excepción, estoy trabajando en una novela policiaca, un thriller, que dicen los americanos. La trama gira sobre un hecho ocurrido en la llamada década ominosa de la España del siglo veinte.

Por lo demás, seguir escribiendo, vivir la vida, la que nos quede, y que la gente que nos rodea se sienta bien con mi compañía. Y mi letrero, mi filosofía de Vida, un soneto de don Francisco de Quevedo y Villegas; <<Si no temer lo que poseo, ni ansío lo que no gozo, poco de la Fortuna en mí el destrozo valdrá, cuan do me elija actor o reo>>.

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