Santa Elena, Jaén, 1963.
Licenciada en Filología Hispánica (U. de Granada) y profesora de Lengua Castellana y Literatura. Inicia su labor docente en el Campo de Gibraltar, entorno donde se desarrollan los acontecimientos de esta novela. Ya en su primera novela, El barranco de las adelfas, publicada por entregas en la revista La Raíz del Ayuntamiento de Santisteban del Puerto, Jaén, se adentra en el mundo del misterio y el crimen. Su segunda obra, No me besarán sapos, fue publicada por el Centro de Estudios Linarenses en 2018. Es también autora de los cuentos de misterio La orlaLa oliva del juicio o La cojita, así como de algunos cuentos infantiles.

Nací en Santa Elena (Jaén) un doce de febrero de 1963. La comadrona les había dicho a mis padres  que nacería después de los carnavales, por lo que mi padre estaba trabajando y se enteró de mi nacimiento por el compañero que tenía que sustituirlo.  En ese pueblo solo trascurrieron los siete primeros meses de mi vida. Cuando me preguntan que de dónde soy, de forma automática respondo que de Santisteban del Puerto, otro pueblo jienense donde pasé mi adolescencia y donde nació mi madre, así como mis abuelos paternos y maternos.

En honor al pueblo donde nací debo reconocer que siempre me habría gustado llamarme Elena y no Encarnación. De hecho así se llaman las protagonistas de mi primera y mi tercera novela.  Encarnación no suena bien como nombre de protagonista. Soy la tercera de cuatro hermanos.

Odiaba la escuela, no destacaba en nada y mis notas eran muy mediocres. He sido torpe para los idiomas. Eso sí, cuando comprábamos al inicio del curso los libros de texto, yo disfrutaba leyendo los poemas, cuantos y leyendas del manual de turno de Lengua Castellana y Literatura. Memorizaba los textos sin darme cuenta: Castilla, de Manuel Machado, La Sonatina de Rubén Darío, fragmentos de La vida es sueño…

 

Mi pasión por la Literatura había empezado antes: Los cuentos populares narrados por mi padre y los poemas que escribía mi hermano mayor habían sido el germen. Estudié primero en Jaén y luego en Granada Filología Hispánica. Una carrera cuya principal salida es la enseñanza.

Mi padre decía que yo nací de pie porque consideraba que era una persona con suerte y reconozco que la tengo: estudié lo que me apasionaba y me gané la vida enseñándolo. Comencé mi carrera docente en El Campo de Gibraltar  pero prácticamente toda ella se ha desarrollado en Linares. Aquí me casé, aquí he vivido treinta y un año y aquí nacieron mi hija y mi hijo. En la actualidad paso también mucho tiempo en Granada.

Me gusta leer, escribir y pintar. En mi etapa como docente me veía obligada a relegar esas aficiones, sobre todo la pintura y la escritura  a los periodos vacacionales. Siempre me han requerido mucha concentración, de hecho las desarrollo de forma independiente, si pinto, no escribo y si escribo, no pinto.

Otra de mis aficiones es el deporte, camino a diario una media de dos horas y hago pilates  dos días a la semana. Caminar me ayuda mucho cuando escribo, porque aprovecho para articular escenas o perfilar  personajes.

Creo que hay dos rasgos que me definen, uno ser muy fiel a mí misma, hasta el punto de que en muchas ocasiones se me ha tachado de egoísta. Siempre he luchado por hacer lo que quería hacer y aunque reconozco que los convencionalismos a veces son necesario, no suelo caer en ellos. El otro rasgo tiene que ver con mi vocación literaria, soy muy teatrera. De ello podrían dar fe mis alumnos, los mejores cuentos de terror de la Literatura Universal se los interpretaba más que relataba: La pata de mono de W.W. Jacobs, La habitación de la torre de E.F Benson, El fantasma de Madame Crowl de Sheridan Le Fanu, La puerta abierta de Margaret Oliphant. Durante la pandemia, involucramos mi hija y yo a familiares y amigos en el rodaje de una telenovela al más puro estilo hispanoamericano y no hay navidad familiar sin teatro.

Hasta que me jubilé fui una docente que escribía en vacaciones. La enseñanza ha llenado mucho mi faceta de narradora. Yo empecé a escribir poemas con diez años porque imitaba a mi hermano mayor. Después me decanté por la prosa, inventar historias y crear personajes que las hacen posibles me gustaba, he escrito cuentos y tres novelas, pero no había descubierto hasta que punto me apasiona escribir hasta la publicación de la tercera novela. Ahora es cuando me siento escritora. A la vejez viruelas, que dice el dicho…

Son muchos los autores a los que admiro y es muy difícil priorizar. Voy a hacerlo siguiendo el criterio de libros que no he podido dejar de leer y a los que he vuelto en alguna ocasión.

    • García Márquez es sin duda uno de ellos. El realismo mágico de Cien años de soledad es la mejor muestra de cómo la literatura puede hacerte vivir con absoluta naturalidad lo increíble.
    • Vargas Llosa y su Fiesta del chivo, por la manera en la que profundiza en la perversión del poder y la vileza a la que puede llegar un ser humano, tanto el que lo ostenta como el sometido a él.
    • Flaubert y su Madame Bovary, porque expresa la lucha de la protagonista por encontrar un sentido a su vida, su choque continuo con la realidad y el precio que debe pagar por ser ella misma.
Por vos quito la vida encarnación villar

«Has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que pueda imaginarse». Capítulo XLII . El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha - Miguel de Cervantes

Una de mis obras favoritas es La Regenta de Leopoldo Alas Clarín. Pienso que nadie ha sido capaz de reflejar como Clarín lo hace en esta novela, un entramado social que actúa como tela de araña, rodeando a la protagonista, llevándola al precipicio, ansiando su caída , su derrota. Es sublime.

De mis tres novelas, mi favorita es la segunda No me besarán sapos, fue publicada por el Centro de Estudios Linarenses justo antes de la pandemia y se agotó muy pronto. Creo que en esa novela logré fusionar la literatura culta y popular a través de una historia de amor y traición.

Si existe un rasgo que caracteriza cuanto escribo es la intriga, en mi primera y tercera novela está relacionada con asesinatos que hay que resolver, también en la que escribo ahora, pero en la segunda subyace con fuerza en una historia amorosa. Me gusta crear en el lector el deseo de descubrir qué pasa y por qué pasa. Siempre hay un trasfondo traumático que condiciona el desarrollo de los acontecimientos.

Los comentarios y reseñas que he recibido en Instagram de lectores de mi tercera novela: Por vos quito la vida, me han motivado mucho a escribir una secuela en la que personajes de esta vuelven a aparecer. Los policías , Aldaya y Artiano, intentarán cerrar un círculo, curar la herida abierta que deja todo crimen impune.

Mi proyecto más inmediato es terminar la novela en la que estoy trabajando. A nivel personal deseo seguir creando, seguir aprendiendo y hacerlo rodeada de la gente que quiero: mi familia y mis amigos. 

En cuanto a mi forma de ver el mundo, directamente digo que no entiendo este mundo. Considero que todo en él es fortuito, arbitrario. Dependemos de que los hados nos sean o no favorables, desde el país donde nacemos a la familia a la que vamos a pertenecer. Ahora bien, si perpetuamos la existencia aquí, considero que tenemos una obligación moral de afrontar sus avatares con coraje. No queda otra. A veces es inevitable sucumbir al pesimismo, sobre todo cuando vemos que lo que sí se podría evitar, como las guerras o el cambio climático, existe porque prevalece el interés económico sobre las vidas humanas.

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