Como su título indica, esta obra busca el positivismo desde el comienzo hasta el final del día. Así nació, años ha, en la ciudad de Tarrasa, la antigua Egara. Estaba mirando el escaparate de una librería y me llamó la atención ver el libro de Lou Marinoff, Más Platón y menos Prozac. Y filosofando en una especie de ensayo traté de hacer mi réplica. Mucho ha llovido desde entonces, pues tras las primeras páginas la dejé en stand by dos o tres lustros y la retomé cuando esta editorial se interesó por ella. Siguiendo la línea de inicio, fueron saliendo nuevas páginas hasta la setentena, en que dio un giro la obra y, cogiendo al toro por los cuernos, tomé de la mano a la historia y, a modo de un monólogo novelesco, empecé a explicarla en pos de un carisma histórico de tintes cristianos y, como si fuera un meandro, tomó cauce el libro allí donde me llevaba esta inspiración o, para ser más estrictos, mi alma cristiana. Quería —¿tal vez?— evangelizar a aquellos que aún no lo estaban bastante.
Diego Galera Morales nació en Almería en 1957 y allí encontró su fe, en 1975. En Barcelona, donde reside como un emigrante más, empezó a escribir en otoño de 1982, auspiciado por el bagaje que traía de su pasado. Su abuelo materno acostumbraba a hablar en verso a sus pocos vecinos, pues pocos eran en Gafares (mi Gafares). Su abuela materna era una romancera empedernida. En 1988 editó tres libros de poesía y dos en antología de poesía y cuento. En la actualidad ha publicado tres libros de poesía y una novela que están alcanzando interesantes cotas de notoriedad.