Portada del libro El caso de Cary Cortés. Editorial Adarve, publicar un libro

Imagen enigmática

Os dejamos por aquí algunas increíbles reseñas sobre EL CASO CARY CORTÉS

  1. CUADRADO

Este libro es precioso, cuidado hasta el mínimo detalle, perfecto en su estructura y genial en su desenlace (tanto en la forma como en el tema): muy ingenioso, sorpresivo y certero. ¡Me encanta cómo está escrito!  Su cuidada prosa me recuerda mucho a la de Irene Nemirovski (una de mis autoras preferidas): te lleva con suavidad y seguridad, te arrastra hacia donde quiere y en ese proceso te proporciona el placer continuo de una lectura ágil y elegante. Me ha gustado mucho. También me parecen aciertos los cambios de «estilo»… que me recuerdan a La pesca del salmón en Yemen (otro de mis libros preferidos) y el desarrollo de la trama es exacto, preciso (en ocasiones he releído pasajes para ver si «pillaba» un desliz). En el desarrollo del tema es evidente la mano de alguien muy cercano al mundo editorial, alguien que conoce perfectamente sus entresijos; se trata de una persona muy culta, con amplias y diversas lecturas de todas las épocas (me sorprendió y me gustó especialmente la alusión a Safo y Catulo ¡cómo no!). Los espacios, los lugares, la descripción de Madrid, de detalles personales… aportan frescura y realidad al conjunto y marcan un contrapeso eficaz al «elevado» clima que predomina en la obra. Mi personaje preferido es Ángeles Solario porque su dibujo es hermoso, emotivo, contradictorio y, sin saber por qué, al mismo tiempo, muy real. Me gustó menos el personaje de Ana, y no sé muy bien los motivos porque está bien dibujado, es creíble, pero en mi opinión le falta… algo. He creído «reconocer» a personas conocidas en algunos personajes y, en cuanto a Rubens, es una lástima que haya muerto… podría ser la base de secuelas próximas… habría estado bien. Lo que menos me gusta del libro son quizás algunos de los personajes secundarios: debe de ser mi «vicio» por los best sellers, pero me habrían gustado más «diluidos», con menos protagonismo… quizás, incluso, algunos sin nombre; creo que a veces distorsionan el avance del texto.   Y hasta aquí mi opinión sobre este ¿»divertimento»? No sé, siempre he creído que los autores son, ante todo, generosos. Gracias por este libro.

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Juan HORRILLO

 Novela sobre el mundo comercial de los libros, aderezado convenientemente con ingredientes del género policíaco como el enigma que sutilmente introduce, va dejando rastro como en el cuento de Blancanieves y los siete enanitos a lo largo de la historia y desvela en el último capítulo.

El estilo rápido y ágil atrapa y consigue que la novela siga resultando interesante y atractiva hasta el final. Incluso su corta extensión me ha parecido acertada.

La novela utiliza el auge editorial del género policíaco, presente de diferentes maneras en la narrativa actual. Algunos autores recurren a él para analizar el contexto social (Cercas en Tierra Alta), otros identifican lo policíaco con rasgos propios del entretenimiento y la literatura comercial.

Da la impresión que aquí se ha intentado una mezcla de ambas modalidades. Se nota, a la legua, que el autor conoce bien los estereotipos del mundo editorial y del comercio del libro. Y el tema de la tertulia es acertadísimo y rabiosamente actual.

NARRADOR

  1. Santamarina deja atrás un narrador en primera persona y nos hace recorrer algunos lugares emblemáticos de Madrid (El Café de Oriente, la cuesta de Moyano, Lhardy, el Gijón) con un narrador en tercera persona, omnisciente, pero que no por ello deja de utilizar elementos biográficos para convertirlos en ficción. Realidad y ficción.

CRONOTOPO

Aunque el epicentro geográfico de la acción se focaliza en un plató de televisión y una emisión literaria, recorremos lugares con alma muy conocidos de Madrid como se ha dicho antes. La cuesta de Moyano, el Café de Oriente, Fuencarral, La Castellana, Andrés Mellado… Se puede trazar un mapa del recorrido de los personajes. Muy galdosiano.

El Tiempo. Las referencias temporales son escasas e imprecisas. Hay que esperar al capítulo tres para encontrar la primera: “Hacía dos años…” “el verano estaba siendo apacible”. “Octubre era de oro”. Creo que se puede deducir que el tiempo novelesco dura unos meses.

PERSONAJES

Aparece una constelación de personajes, algunos bien trazados, convincentes y atractivos, sobre todo el de Rubens (al que no me atrevo a llamar protagonista) y el de Ángeles Solario (el personaje más novelesco, sin duda) cuyo desenlace fascina y conmueve, y que parecen salirse de la novela.

Destacar la presencia del sabueso, el comisario Sandoval, tan perdido en sus conjeturas como los demás merodeadores, con la excepción de Ana Clemente, personaje que se asemeja más a un futuro escritor (sabe contar) que a su actual profesión.

Y el portero Miguel Arias, que convierte la portería en su biblioteca.

Me he sentido particularmente atraído por la teoría de la creación literaria. Bueno, al menos, de este tipo de creación literaria

Se nos cuenta que CC y Solario han trabajado sobre el cuento fantástico y que al menos ella ha estudiado a fondo a Levy Strauss y a Propp. Mitos y arquetipos.

Insistiendo en un cierto tipo de literatura leemos el modelo en la página 74. “Hay que satisfacer a la gente y darle lo que desea. Mira, en mi taller me cojo un buen guionista y un buen documentalista. Después selecciono a una persona imaginativa que sepa hacer descripciones, a otra que tenga mano para las escenas de amor y erotismo y finalmente a un especialista en diálogos”.

JUEGO DE ESPEJOS

Acaso lo más interesante de la novela sea ese juego de espejos tan cervantino.

El juego del disfraz de escritores de hoy y de antaño, pero con una aleación más rica

Aurore Dupin y George Sand,

Ángeles Solario, y Cary Cortés.

Pero este juego de disfraces también tiene su corolario en la conversación entre Rubens y Esther sobre el tema hombre/mujer de la tertulia.

Este juego de espejos daría para un análisis más profundo.

SONETO

No es Lope de Vega, en efecto, ni Cervantes tampoco. Pero es estimable. ¿Un poeta en ciernes?

Soneto clásico endecasílabo con rima consonante muy meritoria.

El verbo tejer es una buena metáfora del paso del tiempo.

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EL CASO CARY CORTÉS, una intriga entre mundos paralelos. Ramón Izquierdo

Lo primero que el lector percibe cuando comienza a leer esta novela es la mezcla de datos reales con otros imaginarios y la superposición de dos, o más, universos paralelos.

Para empezar, el autor del libro, A. Santamarina, es muy probablemente un personaje inventado. Si hacemos una búsqueda de datos biográficos de Santamarina a través de Internet no encontramos nada. ¿existe o se trata de un seudónimo? Me inclino por la segunda hipótesis: existe más de un libro publicado con ese nombre de autor, y parece inverosímil que no se pueda encontrar ningún dato sobre él.

Si esto es así, como yo me inclino a pensar, ¿el seudónimo esconde a una persona o a más de una?, ¿se trataría de un hombre, de una mujer, de un hombre y una mujer?

Algunos indicios me hacen pensar que podría tratarse de esta última posibilidad.  Aunque la unidad de estilo domina el relato, sí se pueden apreciar algunas diferencias en el registro léxico, según los párrafos. Diferencias que revelan una formación académica, aunque siempre de alto nivel, no exactamente en el mismo campo. Igualmente, en la descripción de ciertos personajes femeninos me parece percibir la mirada crítica de una mujer.

Si volvemos a la novela en sí misma, vemos que la trama gira en torno a un enigma: ¿existe Cary Cortés? ¿Es un seudónimo? ¿Quién o quiénes se esconden tras ese seudónimo?

Aquí estamos ya ante el primero de los mundos paralelos: aquel en que se desarrolla la acción y viven los personajes de la novela y el nuestro, el real, el del lector. Curiosamente, o quizás no tanto, la intriga central del mundo virtual, novelístico, en el que viven los personajes, es idéntica a la del mundo en que vivimos los lectores reales, con la novela material en la mano. En ambos casos giramos alrededor de un enigma central: ¿qué o quién se esconde tras un seudónimo literario?

Esta existencia de mundos paralelos, constantemente conectados entre ambos por pasarelas, está presente todo a lo largo de la novela.

Otro ejemplo de varios universos paralelos, conectados mediante pasarelas, está en las primeras páginas, cuando se habla de obras y escritores de la Ilustración y de la época de las Cortes de Cádiz, como el poeta M. J. Quintana, el periodista y político Fernández Sardino y otros muchos.  Sus obras y biografías han sido estudiadas y están publicadas por autores contemporáneos nuestros, perfectamente identificables a través de Internet o en los ficheros de la BN de España ( ej. «El Robespierre español”, «Vida y obra de Manuel Joseph Quintana», etc.

Realidad y ficción, universos paralelos e interconexión entre ellos a través del tiempo; el mundo en que se desarrolla la acción de la novela, el mundo en que vivimos los lectores, universos paralelos que de vez en cuando interaccionan, a través de una trama y de un enigma central: el de las verdades e identidades que pueden ocultarse tras siglas, seudónimos o consignas.

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Joëlle Vogt/ Martine Guillemin

 El entretejido de varios ejes de interés que se suman.

El baile de disfraces ofrece un decorado a la vez misterioso e intrigante cuyos protagonistas giran y giran en juegos de espejos que protegen el anonimato de cada uno. ¡Vértigo – Mareo!

Otro eje es la geografía y los ritos del Madrid literario que descubrimos en detalles. Tan auténticas son las descripciones que sería posible dar un paseo siguiendo detalladamente la ruta de ese Madrid. Presenciamos en directo el espectáculo de las riñas, envidias, mezquindades, indirectas de gente que vive del mundo literario.

¿Quién urde la trama de la intriga? Permanecemos sumidos en ambos mundos o sea el mundo del o de la que mueve los hilos. Recordemos este momento clave en que Ángeles Solario permite que el misterioso interlocutor use su buzón. Nos pica la incesante incertidumbre. ¿Ángeles Solario será la verdadera autora de la novela-evento o sólo un buzón? Si la duda se cuela solapadamente por los intersticios del relato nos deja enganchados hasta el final. Las ausencias repetidas alimentan nuestra frustración – ¿y si no fuera sino un “marketingazo” tan analizado y denostado en el mismo libro? ¡Menuda “mise en abîme”!

La apoteosis es el final que nos pilla desprevenidos a pesar de nuestro talento investigador, nosotros los lectores, tan duchos como Sherlock Holmes o Colombo…

Quedamos algo vejados, pues el novelista nos enredó y caímos en la trampa.

¡Sí que Cortés es un caso!

 

 

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