Madrid. Era actual. Un político es abordado a las afueras del palacio de la Moncloa de manera educada y tranquila por un monje budista que afirma venir de Camboya con un mensaje para él. Ante la incredulidad y la sorpresa del político, el monje saca una foto en la que se puede ver un diamante enorme sujetado por un anciano alto y sonriente. «Solo queremos comida y ropas para algunas aldeas. A cambio, el diamante será vuestro». Al no saber qué decir ante semejante locura decide hacer caso a su intuición y llevarlo a casa de su amigo, el cual sabría qué hacer con aquel monje y su diamante de tamaño imposible. A partir de este hecho la historia se acelera y se sumerge en una vorágine de acontecimientos en los cuales ira, bondad, compasión y violencia embadurnan cada página de esta aventura que a su vez es en sí misma toda una declaración de amor hacia la existencia y hacia todos los seres que la pueblan.
Carlos Peña Vidal. Tras correr sin descanso durante varios años persiguiendo dinero, objetos y una felicidad que parecía no llegar nunca, el autor cae muy enfermo y es ingresado por primera vez en el hospital de Alcalá de Henares con tan solo veintidós años. Podría decirse que el estrés, la prisa y el ansia de conseguir más objetos materiales, costara lo que costase, fueron el caldo de cultivo de toda esa fatídica etapa en la cual el tabaco, la cafeína y el alcohol jugaron un papel importantísimo. Una vez recuperado, lo dejó todo y se centró en la paz, la meditación y la calma. Una calma que se refleja en cada línea de cada uno de sus libros.