Me llamo igual que mi padre, Avelino. De apellidos, Rica Herrero. Estoy orgulloso del nombre, porque también mi padre fue un orgullo para mí. Tengo 74 años. Estoy soltero y resido en la localidad donde nací, en Huerta de Rey, un pequeño y acogedor pueblo de la provincia de Burgos.
Tan solo estudié cinco años en un colegio religioso. En aquellos años no tuve la oportunidad de iniciar mi carrera de estudiante en ningún colegio privado donde, a mi entender, solo estudiaban quienes tenían un poder adquisitivo, jugoso, para poder pagarse la enseñanza. Mi falta de vocación religiosa me devolvió de nuevo a casa de mis padres. Yo presentí enseguida, que mis estudios habían finalizado. Y mis padres quedaban desconsolados por no poder asumir la enseñanza del único hijo, de seis, que deseaba <<ser algo en la vida>>, como decía mi padre. Así que, ni corto ni perezoso, con dieciséis años, me fui a Madrid en busca de trabajo. No exigí y pronto encontré mi primer taller, donde ganaba mil doscientas pesetas semanales a cambio de sesenta y ocho horas de trabajo. La ciudad me agobiaba. No soporté el estrés diario, producido por los ruidos, los viajes y, sobre todo, las prisas por llegar a tiempo al trabajo en el que no admitían una disculpa sincera, en caso de llegar un día tarde. Regresé al pueblo, después de cumplir el servicio militar.
Aficiones: Mis aficiones principales, sin duda, dependen de la cultura. Algo escribí durante mis años de vida laboral, pero, por circunstancias de la vida, me gané el pan con diversas actividades, ninguna relacionada con la cultura. También soy un <<cocinita>>, en el sentido de no hacer pereza en ponerme el delantal y disfrutar preparándome las comidas que yo me las guiso y yo me las como. Me gusta, igualmente, recorrer unos kilómetros por el pinar de mi pueblo. El contacto con la naturaleza me evita de malos recuerdos y ayuda a mi imaginación con los escritos de mis novelas.
Rasgo más sobresaliente de tu personalidad: Aunque un poco menos, sigo siendo una persona tímida. Creo que algo tiene que ver con la sencillez; además de los perjuicios y de las restricciones durante aquellos años en el seminario. Por eso digo que, a medida que pasa el tiempo, aunque la sencillez perdura, me veo más suelto y libre entre la sociedad. Jamás se me han caído los anillos cada vez que he realizado uno u otro trabajo. Pertenezco a la generación de los sufridores, los que nacimos y vivimos los años duros de la posguerra. Excluyendo los años locos de juventud, irreflexivos a veces, por lo demás, he sido capaz de controlarme incluso en situaciones difíciles, mordiéndome la lengua para no promocionar mi fuerte carácter.
Cuéntanos por qué decidiste ser escritor: Siento muy cercanos los primeros pasos en la literatura: la asignatura de lengua, en los años sesenta. Los dictados y redacciones que, primero en la escuela de mi pueblo y después en el convento, nos ponía el profesor. Yo era alumno de letras. Mi principal atención iba dirigida a centrarme en la escritura y a todo lo relacionado con la historia. Pasaba de puntillas por los libros de matemáticas, física y química. Algunos relatos cortos, pinceladas a la composición de algún que otro cuarteto y el inicio de una obra de teatro, complementaron mi afición por la literatura a una edad muy temprana. Pero no fue hasta mi jubilación, hace dieciséis años, cuando me senté frente a un escritorio diseñado por mí, y comencé a escribir lo que más fácil me parecía: una serie de comedias y sainetes, algunas representadas en mi pueblo al poco tiempo de escribirlas, cuyos actores y técnicos eran de la localidad. En el año 2012 publiqué un libro de teatro con tres de mis obras y, seguidamente, me enfrenté a la redacción de mi primera novela, “Las caras del forastero”. Publiqué el libro en el año 2017 y, tras una experiencia muy desfavorable con la editorial, surgió la historia de mi segunda novela, “Letras limpias entre suciedad”. En el 2021, editorial Cuadranta me publicó el libro “Desde mi salón”, 31 poemas que, de una forma u otra, dibujan las entrañas del ser humano. Finalmente, editorial Adarve aceptó mi última novela, “Letras limpias entre suciedad”, el libro en el que tengo depositada toda mi confianza. Me defino como un escritor tardío, aunque vocacional siempre.
Autores preferidos y por qué: Entre mis autores favoritos se encuentra Almudena Grandes, maestra de la narrativa, amenos todos sus escritos, símbolo recordatorio de los dos Españas, en el siglo pasado y, por supuesto, aliada de los supervivientes en cada una de sus obras. La casualidad me llevó a la lectura del libro “Ordesa”. Era lo primero que leía de Manuel Vilas. Un libro arriesgado, conmovedor y desgarrador a ratos. No puedo dejar de lado al genial José Saramago. Considero al Premio Nobel de Literatura, en 1998, como un destacado escritor, de entre tantos otros dedicados al mismo género literario. La intensa e inmensa libertad de su obra, traslada al lector su magia y confunde pensamientos entre realidad o ficción y viceversa. Quizá, entre los tres, Almudena Grandes ha sido quién me ha señalado el camino propicio en mi forma de contar historias.
Tu obra favorita de otro autor: Hace unos días leí, por segunda vez, la novela del Peruano, nacido en Lima, Jaime Bayly, “Y de repente, un ángel”. Recordé de inmediato a sus protagonistas: la ternura de Mercedes Navarro y el carácter entrañable y bondadoso de Julián Beltrán. Es una de esas novelas que te atrapan y te mantiene expectante en todo momento. Jaime Bayly logra compaginar el sentido del humor, irónico a veces, con el ambiente de extrema pobreza que se respira en el transcurso de la novela.
Tu obra favorita de las que has escrito: Es complicado elegir entre dos únicas obras. Sí estoy seguro de que, gracias a “Las caras del forastero”, existe “Letras limpias entre suciedad”. No tardando mucho, probablemente, tome la decisión sobre publicar algo que tengo guardado en el pendrive.
Tu estilo literario: Como soy un contador de historias me inclino por el thriller. Me gusta, no obstante, leer y escribir sobre temas sociales. De hecho, mis obras de teatro e incluso algunos de mis poemas, giran en torno a la narración de sucesos reales o de ficción. No se me ha pasado por la imaginación escribir un libro de ensayo o de ciencia ficción. Tampoco estoy muy seguro de que lo conseguiría.
Una cita de un autor que te guste: Recuerdo más de una frase de autores que, en un momento dado, me impactaron. Tal vez la siguiente frase de Gabriel García Márquez esté a la altura del momento actual en mi vida: “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”
Obra en la que te encuentras trabajando en la actualidad: En mi agenda literaria faltaban ciertos episodios, que tantas y tantas veces he recordado. Relatos para escribir, acaecidos entre mi entorno o siendo yo mismo partícipe de ellos. Así que hice realidad esos recuerdos y recientemente he concluido el libro, de relatos, cuyo título –“De ayer y de hoy”- espera a que su autor se decida a dar el último empujón.
Algo sobre tu manera de entender este mundo: <<La verdad de la vida está suscrita a la seguridad de la muerte>>. Con ello no quiero decir que la vida esté basada en una farsa. En mi caso, mis 74 años de existencia vienen precedidos de decepciones por no haber conseguido, a su debido tiempo, lo que realmente deseaba. <<Nunca es tarde si la dicha es buena>>. Y lo es. En este aspecto agradezco a la vida el regalo, tardío pero bienvenido, con el que disfruto escribiendo todos y cada uno de los días. Esto en cuanto a mí se refiere. El mundo, en sí, lo entenderé cuando, eso que denominan justicia social, lo pronuncien menos y actúen más. Pero claro, al fin y al cabo, la mayoría somos marionetas de una minoría.
Tus proyectos inmediatos: Como he dicho, acabo de terminar un libro de relatos. Primero necesito un tiempo que me ayude a solucionar dudas, dilucidar ideas para no cometer errores. En cualquier caso, como la escritura remonta mi libertad, seguro que pronto se me ocurre nueva historia que contar.
