Arturo Lorenzo Álvarez

 

Actualmente resido en Zaragoza, ciudad en la que me crie y a la que he regresado después de vivir muchos años en Cataluña. Soy de mayo del 68, así que estoy a punto de cumplir 53. Mi estado civil es soltero y entero; razonablemente entero, me refiero (todavía conservo todos mis dientes, o casi).

Nací en Oviedo (Asturias) y crecí en Zaragoza. Con diecinueve años, y a causa del traslado laboral de mi progenitor, acabé junto al resto de mi familia en Andalucía. Concretamente en Jerez de la Frontera, donde les hice la vida imposible a mis padres durante tres años, hasta que estos, desesperados, accedieron a que regresara a tierras mañas para terminar la carrera. Allí me licenciaría en Derecho. Después, realicé el servicio militar en Burgos y, a su término, comenzaría a trabajar en Guadalajara. De ahí pasaría por Azuqueca de Henares, Madrid, Alcalá, Madrid nuevamente…. y finalmente Cataluña. Esa pensé que sería mi última parada, pero, como tantas otras veces me ha pasado en la vida, me equivocaba. Tras dos años (o mil) de Procès, dolido y harto, decidí marcharme de allí.

 Aficiones: Muchas y diversas. Por supuesto leer y escribir. También el cine, especialmente el asiático. Y la música, de toda clase y condición (e irremediablemente de otras épocas): ópera, jazz, rock y pop español de los ochenta, Camilo Sesto, Raphael, Sabina, Whitney Houston, rancheras, boleros, cantos gregorianos… Me apasiona el campo y lo relacionado con él: pasear, acampar, escalar, pescar y buscar y recoger sus frutos; setas, castañas, espárragos, moras, fresas silvestres, plantas aromáticas… Durante muchos años practiqué la caza y he tenido huerto. También me gusta la cocina, la carpintería y las antigüedades. Colecciono prácticamente todo lo que se puede coleccionar (y algunas cosas más).

Rasgo más sobresaliente de tu personalidad: No soy tímido. Nunca lo he sido, ni siquiera a esa edad en la que parece obligatorio e inevitable. Al contrario: siempre me gustó ejercer de protagonista. Me definiría como educado, racional y tranquilo, al menos aparentemente. En el fondo soy una persona vehemente, un pelín intenso y de extremos, al que probablemente le ha salvado su inmensa fuerza de voluntad.

Eso por lo que respecta a mis cualidades. Porque también atesoro defectos. Unos cuantos. Soy terco, algo vanidoso, a ratos egoísta y en no pocas ocasiones resulto un pedante. Eso que yo sepa y/o reconozca… y dicho a bote pronto.

Cuéntanos por qué decidiste ser escritor/a: Recuerdo perfectamente ese momento. Tendría unos once o doce años y acababa de leer mi primer libro sin dibujos: Las minas del rey Salomón. Al terminarlo pensé que escribir una novela era lo más difícil del mundo y que estaba al alcance de muy pocos. Y que yo quería, por supuesto, formar parte de ese grupo de supuestos sujetos extraordinarios.

Hermann Hesse

Autores preferidos y por qué: Unos cuantos. Kafka, Cela, Hermann Hesse, Miguel Delibes, Thomas Mann… fueron mis primeras lecturas serias. Por supuesto, también caí rendido ante los autores del boom hispanoamericano: Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier y Mario Vargas Llosa, sobre todo. Seguramente sean los que mayor influencia han ejercido en mí, más que nada porque me he pasado la vida intentando a toda costa no caer en la tentación de imitarlos.

Y de los de ahora, otros tantos: Alessandro Baricco, Paul Auster, Amélie Nothomb, Haruki Murakami, el malogrado Roberto Bolaño… Ah, y los “tres antonios”: el nostálgico Antonio Soler, el lúcido Antonio Muñoz Molina y el salvaje Antonio Orejudo.

Solo por poner algunos ejemplos. Unos pocos.

Tu obra favorita de otro autor: El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez. Los que saben de esto dicen, y lo más seguro es que no les falte razón, que Cien años de soledad tiene más calidad, pero a mí la que más me gusta es esta otra.

Tu obra favorita de las que has escrito: Supongo que lo normal es quedarse con la última. En este caso una novela, Segunda venida, que sospecho que acabará convirtiéndose en la primera parte de una trilogía. Sin embargo, le tengo especial cariño a mi libro de cuentos cortos Minerales. Hasta ese momento yo había escrito unas cuantas cosas, pero me sentía incapaz de valorar si aquello era bueno o no, seguramente porque no lo era. Sin embargo, con esta obra fue distinto. Cuando la terminé sentí por primera vez que había escrito algo medianamente presentable.

Tu estilo literario: Difícil definirlo. Mudable y tornadizo, diría. Supongo que es el reflejo de mi personalidad heterogénea y un tanto dispersa.

Hasta el momento he escrito relatos (Corazones en barbecho, Minerales y Civilizaciones), un ensayo autobiográfico (Vomitando Catalunya) y un par de novelas (Duendes negros y Segunda venida). Así que no tengo un formato fijo, ni siquiera favorito.

Y lo mismo podría decir respecto al género. Corazones en barbecho reflejaría mi faceta más intimista y reflexiva; con Minerales me salió la vena aventurera; y Civilizaciones responde a una necesidad de dar respuesta a algunas incógnitas e inquietudes. Duendes negros gira en torno a la caza, mientras que Segunda venida se desarrolla en el siglo XXII, novelas que no calificaría de negras, pero que sí tienen en común el suspense. Y por último está Vomitando Catalunya, que nada tiene que ver con lo anterior y que nunca imaginé que escribiría y que jamás hubiera querido hacerlo.

Una cita de un autor que te guste: Más que de citas soy de refranes. Me gustan mucho y echo mano de ellos en cuanto tengo la más mínima ocasión, también a la hora de escribir. Sin embargo, hay dos que detesto: Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer y Ojos que no ven, corazón que no siente. Mi favorito: Niño refranero, niño puñetero.

Obra en la que te encuentras trabajando en la actualidad: Como he comentado antes, al poco de empezar a escribir Segunda venida, me di cuenta de que tenía material para una trilogía. Así que acabo de empezar la segunda parte: Vía crucis. A la que seguirá, si todo va bien y no surgen nuevos imprevistos, Expiación.

Algo sobre tu manera de entender este mundo: Tengo pocas cosas claras. Tres o cuatro como mucho, y siempre en constante revisión “para por si acaso”.

Soy partidario del vive y deja vivir, pero únicamente hasta que me tocan las pelotas. A partir de ese momento igual me da por cambiar de criterio. También intento no juzgar a los demás, aunque no sé si siempre lo consigo.

No tengo nada claro que haya vida después de la muerte. Supongo que, llegado el momento, ya me enteraré. Lo que sí me consta es que la hay antes. Así que habrá que aprovecharla.

Tus proyectos inmediatos: Algunos tengo. Vamos allá:

Terminar de establecerme en Zaragoza. Decidir hacia dónde encaminar mi vida laboral. Renovar por completo mi vestuario (uf, qué pereza). Visitar a mis padres, que viven en Asturias y hace casi año y medio que no veo a causa de la pandemia. Aprender nuevas recetas de cocina: borraja con almejas, sepia con alcachofas y secreto de cerdo con verduras y adámame serán los próximos retos. Etc., etc., etc…

¡Ah! y conseguir que me toque de una vez la Lotería Primitiva, que llevo 35 años jugando la misma combinación y ya me siento preparado.

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