Me llamo Antonio César Villa Vázquez. Tengo 49 años, aunque este año cumplo los 50. Soy soltero. Actualmente, y por razones personales y familiares, resido en Huesca.

Soy natural de La Coruña, ciudad en donde nací en 1974. Licenciado en Derecho. Ejercí como Procurador de los Tribunales en mi localidad natal. Ahora me encuentro en excedencia.

Mis aficiones son leer, ver cine (sobre todo clásico), escribir y caminar.

Soy tímido en mi carácter, y perseverante y metódico en mi forma de trabajar, así como en mi manera de escribir.

Me motiva para ser escritor el hecho de poder convertir mis sueños, mis anhelos, mis aspiraciones y también mis dudas e inseguridades en algo real, en un texto en el que expresar mi forma de ser y de ver el mundo, y compartirlo así con otras personas que, espero, me lean y se identifiquen con esas emociones. Empecé escribiendo lo que se ha publicado hasta ahora, fantasía y ciencia-ficción, porque creo que es el género que, tanto como lector y como autor, se ajusta mejor a mis primeros pasos, siempre iniciáticos, en la escritura.

Mis autores preferidos tienen que ver casi siempre con el género antes indicado, esto es, la fantasía y la ciencia-ficción: G.K. Chesterton, Isaac Asimov, Ray Bradbury, Ursula K. Le Guin, Arthur C. Clarke, … En el mundo del cómic, que también me ha influido mucho, Francisco Ibáñez y su tebeo de humor Mortadelo y Filemón; y en los cómics de superhéroes, Superman, Batman y Capitán América, así como los autores que se han ocupado de esas cabeceras: Curt Swan, John Byrne, Neal Adams, Alan Moore, Jack Kirby, … En otro tipo de estilo literario, que no me ha influido como escritor, pero me gusta mucho como lector, están las novelas de Almudena Grandes.

Creo que, de elegir una obra de otro autor, me quedaría con dos: La Biblia, como obra cumbre en la plasmación de los más diversos géneros literarios, además de por ser el libro espiritual definitivo, que a mí me ha ayudado mucho; y La esfera y la cruz, de G.K. Chesterton, porque, de un lado, adoro la inventiva inagotable del gran autor británico, y, por otro, me parece preciosa la relación que se va forjando en la novela entre el ateo y el católico, que pasa de la rivalidad a la alianza y la complicidad hasta desembocar finalmente en una amistad inquebrantable. De hecho, me gusta tanto esta novela que traté de homenajearla en un relato fallido mío, Lo que España se merece, que espero que nunca vea la luz por eso mismo, porque España no lo merece.

Hay dos obras favoritas mías: Sanar la tierra herida, que es, hasta el momento, la única que he publicado gracias a Editorial Adarve; y Relatos de Titán, especie de continuación de la anterior y todavía pendiente de ser publicada, porque me lo pasé muy bien escribiéndola.

Mi estilo literario, como se puede deducir de todo lo ya dicho, es la ficción, en su vertiente ya explicitada de fantasía y ciencia-ficción, aunque también la ficción humorística (de ahí mi debilidad por Ibáñez). Sin embargo, también me gustaría tocar la poesía y el ensayo, porque soy lector de ambos géneros.

Cita de un autor que me guste: aunque no es una cita literaria, sino cinematográfica, me gusta mucho una frase que dice uno de los protagonistas de la película Stalker, del mítico director ruso Andrei Tarkovski, hasta el punto de que la utilizo al comienzo de mi única obra publicada, la ya mencionada Sanar la tierra herida. Y me gusta porque tiene que ver conmigo. Dice así: “El hombre escribe porque se atormenta, duda. Debe demostrar a sí mismo y a los que le rodean que él vale algo”.

Obra en la que me encuentro trabajando en la actualidad: estoy escribiendo una novela muy extensa de fantasía y ciencia-ficción. Me está costando más de lo que pensaba, pero creo que va a resultar muy bien.

Mi manera de entender este mundo tiene que ver con tratar de combatir lo que no me gusta de él creando mundos imaginarios o humorísticos para así proyectar en mis obras no lo que el mundo “es”, sino lo que “debería ser”. En resumen, soñar yo lo bueno y compartirlo, en la medida de lo posible, con los demás, para que experimenten las mismas emociones y sensaciones que yo. Ese es ahora mi objetivo en la vida, por descontado en lo personal, pero desde luego en lo literario. De ahí mi esperanza de seguir creando, en la ficción, universos de fantasía, de humor, etc.; y, más adelante, si me veo capaz, escribir poesía, para que los demás puedan conocer mejor mis dudas y emociones, y ensayo cinematográfico, para compartir con todo el mundo mis sueños de celuloide.

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