Portada del libro El preso y el que está muerto. Editorial Adarve, editoriales que aceptan manuscritos

Testigos del crimen27

El presente libro, que lleva por título El preso y el que está muerto… y otros relatos está compuesto por seis cuentos de corte policíaco o «negro». El primero de ellos narra la peripecia de un hombre viudo y jubilado que decide cambiar de aires y trasladarse a un pueblo de la costa para disfrutar de lo que le queda de vida contando gaviotas. No puede imaginar que allí le espera la muerte por cuadruplicado. «Chiquitina» trata sobre el valor de la amistad. Dos amigos que llevan un tiempo sin verse, quedan una noche para cerrar un trato: uno quiere recuperar a su hija, desaparecida años atrás. El otro necesita saldar una deuda histórica con el primero. En «La paciencia del asesino», un tipo se venga de su mujer mediante una trama urdida con una maldad inimaginable y ejecutada en el momento oportuno. Un cerebro deformado hasta lo grotesco por el mal. Los otros tres relatos nos presentan a un nuevo detective, Crispín Pantaleón, quien, a lo largo de su carrera, que abarca cuatro décadas del pasado siglo, será testigo de los acontecimientos más reseñables de la historia cotidiana de España. Aquí tendrá que sacar las castañas del fuego al actor Gilbert Roland, a Arturo Fernández, a Lupe Sino, la novia de Manolete, al cantante Manolo Escobar, a figuras emergentes del boxeo de la época y desbaratará los planes de Carrero Blanco en la antigua Guinea Española. Que lo disfruten.

Álvaro Ordoñez Iragorri nació en Bilbao en 1960, pero se crio en Portugalete, pueblo al que todavía echa de menos a pesar de vivir a tan solo catorce kilómetros de distancia. A lo largo de estos años ha sido empresario, director de varios programas de jazz en la radio, actor en series de TV, cine y teatro. Presentador en los mismos ámbitos, también guionista y crítico de cine en varios periódicos. Puede que piensen que con este currículum estará forrado, no será él quien lo desmienta. Digamos que, sorprendentemente, estos trabajos le han dado para comer. Ustedes, amigos lectores, dirán si esta nueva aventura, la de escritor, le dará para merendar.

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