Hace algunos días, los diarios Viva Málaga y Málaga Hoy publicaron entrevistas de diferentes temáticas en relación a la violencia de género que el autor plantea en su libro En clave de igualdad (Editorial Adarve, 2019).

El inspector del Grupo de Investigación de la Unidad de Familia y Mujer de Málaga busca concienciar contra el machismo tras el sinnúmero de casos que ha debido investigar desde su posición. Tras el éxito de su primer libro, La lucha contra la violencia de género, en junio de 2019 Botias publicó con Editorial Adarve su segundo libro, En clave de igualdad, donde nos presenta diferentes casos de violencia de género desde tres perspectivas: la víctima, profesionales de la violencia de género y el maltratador.

Ante la contingencia actual de la temática, ambos diarios entrevistaron al autor quien se refiere, por un lado, al gran daño que las letras de reguetón —género musical preferido principalmente por la juventud— está generando en la conducta de los jóvenes y que aporta al menoscabo de la figura de la mujer, hecho absolutamente contraproducente en cuanto a la actual lucha del feminismo en pos de la igualdad de género. En este sentido, Botias manifiesta:

«Los jóvenes interiorizan las letras, aprenden a través de la música. Piensan que Felices los 4 es lo normal. En los videoclips vemos a mujeres que aparecen ligeras de ropa, hipersexualizadas, mientras que los hombres lo hacen bien ataviados, con oro y elementos que representan esa riqueza. Transmiten las relaciones de usar y tirar. Se trata a las mujeres como objetos para satisfacer el deseo irrefrenable de los hombres. La música es un componente de la socialización de los adolescentes muy importante hoy en día. Es una forma de aprender cómo han de ser las relaciones afectivas. Somos seres sociales que necesitamos relacionarnos para subsistir».

Por otro lado, califica el juicio de La Manada como «pedagógico», pues «Nos va a enseñar que la intimidación no es solo enseñarle un cuchillo a una mujer y decirle “quítate la ropa”, sino que influyen factores como un lugar angosto, la superioridad numérica, la diferencia de edad que había en este caso…Todo eso lleva a la mujer a plegarse a la voluntad de los agresores».  

En la segunda entrevista, el autor desarrolla la importancia de la educación para vencer la violencia de género. En este respecto, el periodista hace una pregunta clave:

«Hombres y mujeres no somos biológicamente “iguales”, ¿es ahí donde comienza la desigualdad o es más una cuestión social o de educación?

Es, sin duda, una cuestión cultural. Por un lado, tenemos el sexo, biología pura y dura; por otro, el género. La sociedad nos enseña, en función de si nacemos hombres o mujeres, a comportarnos como tales. Existen unas referencias comunes, unas constantes que se transfieren de generación en generación. Básicamente, un pacto de poderes: el hombre es sujeto protagonista mientras que la mujer, se construye en negativo (como dependiente o sumisa al varón). Con esta obra busco visibilizar esta desigual situación, que el lector (o lectora) se dé cuenta de que en la base del problema está una sociedad que sigue siendo heteropatriarcal, que continúa perpetuando los estereotipos de género. Si cambiamos el paradigma, si derrumbamos los cimientos que soportan esta suerte de discriminación y volvemos a levantarlos “en clave de igualdad”, entonces tendremos mucho ganado en la batalla contra la violencia de género. La educación es la llave del cambio».