En esta obra no vamos a encontrar un plato único. No se habla únicamente de amor o desamor, del devenir de la existencia, la maternidad, la ilusión, la locura o el encuentro de los ideales, sino de todo ello a la vez. Es un poemario donde las imágenes y las palabras se sugieren mutuamente y se influyen —o tal vez el espectador no lo vea así, y ahí reside la gracia de este juego de maridaje—. Es un microcosmos reflejo de realidades personales pero también de las universales y cotidianas, las excepcionales y las erráticas. Aquí cada uno pondrá su toque cuando lea y vea su contenido. Lo único cierto es que nada es inmutable y que todo puede depender de los ojos que lo miren y las palabras que lo expresen.
Aitana Ortiz nace en Ciudad Real en 1980 y reside, desde hace años, en la ciudad de Alcoy. Aunque obtuvo su licenciatura en Publicidad y RR.PP. y ejerció como directora de proyectos en diversos estudios de diseño, su trayectoria le ha llevado, finalmente, a dedicarse a sus dos pasiones: la docencia y la escritura. Es esta obra su primera incursión pública si bien, como muchos otros escritores, lleva a cuestas cientos de páginas escritas y reescritas que pretenden ver la luz en algún momento.