El pasado viernes 20 de septiembre, Alejandro Merino presentó su libro de poemas Cada muerte el fin del mundo en Biblioteca Vasconcelos de Ciudad de México.
«Son un conjunto de poemas escritos entre aquel país europeo, México y la India, que confronta sin maquillajes con los sentimientos y reacciones provocados lo mismo por el fin de un amor o el fallecimiento de un familiar o un amigo que por el asesinato de inocentes en guerras lejanas, el abuso hacia las mujeres y los feminicidios».
Así comienza el artículo publicado en el portal de noticias La jornada, en el cual se elogian los versos del periodista y docente mexicano afincado en Cracovia, Polonia. Daniel Torres, catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), define la poesía de Merino como «“una poesía del terror”, pues habla sin tapujos de la muerte», y es que los versos del mexicano son eso, una protesta ante la imparable cantidad de crímenes que ocurren cada día en México y el mundo. Durante el acto, Torres alternó diálogo con la antropóloga Cecilia Godínez Vázquez, quien planteó que «en América Latina hay poesía de terror porque el pasado latinoamericano es así, de terror, desde el momento de la Conquista, según el poeta Raúl Zurita, quien decía que gracias a la poesía es que los latinoamericanos pudimos enterrar a nuestras víctimas. Cuando Alejandro utiliza en sus poemas el nombre de las víctimas, las rescata del olvido y les permite que vivan en nuestra memoria».
Por su parte, Merino leyó algunos textos presentes en el poemario y confesó que en cada uno se puede leer cierto grado de intimismo y otro más global, pues ambos coinciden en su intención de dar sentido y reflexionar en torno a la convulsa gama de sentimientos que abruman a una persona cuando la muerte le toca de cerca.