Leonardo Amaya

 

Leonardo Amaya. Editorial Adarve, Editoriales actuales de España

Nací y resido actualmente en Segovia, un pueblo minero ubicado a 200 km. al noroeste de Medellín, la capital del departamento de Antioquia, en Colombia. Tengo 42 años y estoy casado hace 18.

Me gradué de bachiller en 1995, cuando contaba 18 años. Dado que era el mayor de los tres hijos de una madre separada y cabeza de hogar, no tuve la oportunidad de asistir a la universidad, ya que en ese entonces ello implicaba desplazarse hacia Medellín, la capital del departamento, pues la oferta educativa en el pueblo era prácticamente nula y no teníamos para ello ni los medios económicos ni logísticos; así que, como nueva cabeza de hogar, comencé a trabajar, inicialmente en plantas de beneficio de mineral artesanales, en Segovia se les conoce como granuladores o «entables», que son los lugares donde los mineros informales procesan su materia prima; hasta que dos años después logré ingresar como obrero a la Frontino Gold Mines, una empresa minera fundada a mediados del siglo XIX, que en ese entonces era aún la principal fuente de empleo y patrimonio económico del pueblo. Me asignaron a la Planta de Beneficio de minerales de la Compañía donde pasé por diversos oficios hasta que en el 2005 me ascendieron a secretario de la Planta en reemplazo del titular, quien se jubiló. La Frontino Gold Mines fue liquidada y vendida en 2010, pero aún conservo mi puesto en la nueva Compañía que adquirió los títulos mineros.

Panorámica de Segovia Colombia. Editorial adarve, Editoriales que aceptan manuscritos

Panorámica de Segovia, Colombia

Aficiones: Además de leer y escribir, me gusta mucho el trabajo manual, el bricolaje, especialmente la carpintería de madera. Tengo anexado a la casa un taller dotado con un buen arsenal de herramientas, no solo de carpintería sino de albañilería, de soldadura y de forja, ya que también me gusta la cuchillería artesanal.

En el plano intelectual, me apasiona mucho la teología, porque busca responder filosóficamente a las inquietudes más antiguas y elementales del hombre como «De dónde venimos» o «Hacia dónde vamos»; me fascinan las diversas formas en que el hombre ha concebido a Dios; cómo lo ha interpretado y cómo trata de relacionarse con él por medio de los diversos sistemas religiosos; y también los caminos de espiritualidad que han emergido en diversas culturas a través de la historia de la humanidad.

Rasgo más sobresaliente de mi personalidad: La disciplina, creo que es lo que más me caracteriza, lo que define mi conducta en todos los aspectos de la vida y me ha encauzado en la búsqueda y alcance de mis propósitos.

Raymond Chandler. Editorial Adarve, Editoriales de España

Raymond Chandler (1888-1959), escritor estadounidense de novela negra.

Por qué decidí ser escritor: Creo que soy escritor porque no tuve otras oportunidades. Sé que esto suena a aceptación y fatalismo, pero como no tiene sentido conjeturar sobre qué hubiera pasado si tengo otras opciones, es la única respuesta que puedo darme al respecto. Pienso que la literatura se convirtió, en determinado momento de mi vida, en un canal a través del cual encauzar mis capacidades. Cuando en el colegio debía componer un cuento o un poema me daba cuenta de que me resultaba relativamente fácil; pero en ese momento aún no me proyectaba como escritor. Con el paso del tiempo me hice cada vez mejor lector y eso contribuyó a despertar mi vena literaria. La primera novela que comencé a escribir era de género costumbrista, creo que en algún sitio debo tener el cuaderno con ese boceto; pero la abandoné porque sentí que no me satisfacía contar ese tipo de historias que era más de lo que ya había en Colombia. Luego tuve la oportunidad de leer a Raymond Chandler y eso me arrojó al género policíaco. La primera novela de esta temática la escribí a los 21 años, se encuentra inédita porque es inmadura y tiene sus vacíos; pero pretendo reciclarla más adelante porque tiene potencial.

Autores preferidos y por qué: Hay dos escritores cuyo influjo ha sido determinante en mi vida y condicionaron mi manera de escribir, uno es Bram Stoker, con su Drácula, fue quien encendió en mí la chispa de la vocación literaria; el otro es Raymond Chandler, gracias a sus novelas fue que me decidí por el género negro y policíaco.Portada del libro Drácula de Bram Stoker. Editorial Adarve, Editoriales españolas actuales

Mi obra favorita de otro autor: El mejor libro de cuantos he leído es Drácula, del Irlandés Abraham Stoker. Es una novela gótica que reúne de manera muy atractiva una gran variedad de ingredientes: la aventura, la épica, el terror, el erotismo, la acción, la intriga detectivesca, la fantasía y los avances tecnológicos y científicos de la época; todo esto aunado a una trama trepidante en torno a un personaje mítico.

Mi obra favorita de las que he escrito: Aunque es fácil decidirse por una obra favorita de otro autor, me resulta complicado hacerlo con las propias, ya que cada una tiene algo especial; algún ingrediente que la destaca; un toque peculiar que la hace diferente de las demás. Supongo que es algo similar a lo que debe ocurrirle con los hijos a quienes los tienen, aunque puede que haya uno «predilecto», los otros tienen sus propias particularidades y valores. En ese sentido, creo que todas las obras, tanto las escritas como las que están por venir, tienen y tendrán un cariz único, por la exclusividad de lo que narran y porque tienen la impronta única de cada etapa de un proceso de madurez literaria, de una evolución.

Mi estilo literario: La novela negra y policíaca es la temática que me apasiona, tanto para leerla como para escribir, porque en torno a un crimen explota la curiosidad, que es una conducta natural en los seres humanos, el deseo de saber siempre más y de ir más allá hasta conocerlo todo sobre el hecho en particular. También porque permite hacer una radiografía de la sociedad, con todos sus problemas como la corrupción política y administrativa, las drogas, la violencia y la marginación de algunos sectores sociales; sirviendo además como un instrumento de denuncia contra todos estos fenómenos.

Una cita de un autor que me guste: «La impunidad es hija legítima de la negligencia», de mi amigo, maestro y colega escritor, Leonardo Isaza Guardia.

Portada del libro Pista en el dormitorio de Leonardo Amaya. Editorial Adarve, Editoriales que aceptan manuscritosObra en la que me encuentro trabajando en la actualidad: Tengo una obra ya concluida pero inédita, sobre un asesino en serie. Este es un tema que quise abordar desde que comencé a escribir novela policíaca. Le estoy haciendo la revisión final y dando los últimos retoques y espero que sea la próxima en ser publicada; pero como composición en sí, trabajo actualmente en una obra inspirada en dos hechos reales, un robo y un asesinato, que si bien fueron aislados, los he aunado porque debido a su naturaleza y protagonistas se complementan muy bien para crear una buena historia.

Algo sobre mi manera de entender este mundo: Creo que la humanidad de hoy atraviesa por una crisis profunda de sus valores y principios morales y éticos y eso se ve reflejado en el aumento del desafuero y la indolencia; y a nivel político se manifiesta en los desatinos que han llevado al poder de líderes que están alentado los nacionalismos, el unilateralismo y las ideologías extremistas, tanto de derecha como de izquierda. Todo esto ha revivido fantasmas del pasado que creíamos imposibles en el siglo XXI, como la emergencia de dictaduras o gobiernos autoritarios en países democráticos y la reactivación de la Guerra Fría. Hoy asistimos al crudo espectáculo de miríadas de inmigrantes tocando a las puertas de Europa, huyendo de la guerra en sus países; otros llegando a EE.UU en busca de las oportunidades que no tienen en los suyos; y a otros tantos, huyendo del autoritarismo en Venezuela. Todo esto refleja que la humanidad no aprende de sus crisis y por eso repite incesantemente su pasado. La tecnología también ha hecho su parte, aunque nos conecta, a la vez nos ha deshumanizado convirtiéndonos en unos autómatas que dependemos cada vez más de dispositivos electrónicos que en muchas personas ya parecen ser una extensión de su cuerpo. Estos aparatos han distorsionado las relaciones interpersonales, convirtiéndolas en virtuales y por ende carentes de humanidad; los niños cada vez practican menos los juegos grupales o se entretienen con trompos, carros o muñecas, pues todo lo que necesitan lo tienen en un teléfono celular. Entiendo que todo evoluciona y no podemos ser retrógrados; pero esta manera de hacerlo nos aleja de nuestra esencia. En medio de todo esto, la literatura y el arte, en cualquiera de sus expresiones, se convierte en una herramienta que busca propiciar el retorno a nuestros valores más elementales.

Mis proyectos inmediatos: Mi principal interés ahora es seguir creciendo como escritor, hacer carrera, conquistar lectores con quienes pueda compartir todo lo que quiero contar y, si tengo la oportunidad, enseñar a otros lo poco que sé de este digno oficio.

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