Soy Ezequiel Igarzábal, todos me conocen por Jesucho, sobrenombre que me viene, entiendo, por haber nacido en Navidad. Tengo 65 años y estoy casado. Soy jubilado y resido en la provincia de Buenos Aires, Argentina.
Nací en la ciudad de Buenos Aires, allá por 1953. Estudié en un colegio que, en aquél entonces, era de curas, el Carmen Arriola de Marín. Luego ingresé a la Universidad de Belgrano donde estudié abogacía y simultáneamente empecé a trabajar en los Tribunales penales de San Isidro, ello hasta mi jubilación, luego de ininterrumpidos 39 años. Fui allí meritorio, auxiliar, oficial, secretario, juez en lo penal y miembro de un tribunal oral en lo criminal.
Aficiones: Me han gustado desde siempre los deportes, rugby, pelota a paleta y fútbol, en ese orden, todos los que he dejado ya de practicar. Actualmente me dedico al golf, sin mucha suerte, y a las caminatas por donde sea. La lectura es una práctica constante, siendo mis preferidas las novelas, ya sea policiales, históricas o simplemente narraciones descriptivas de lugares que conozco o que pretendo conocer. También me gusta viajar por mi país y por Europa y lo hago cada vez que puedo. La vida en el campo siempre me atrajo, tomar mate contemplando desde la galería el atardecer o andar a caballo lejos de los lugares poblados.
Rasgo más sobresaliente de mi personalidad: Eso lo dejo para los que me conocen, para no eludir la pregunta podría responder que tengo un poco de cada cosa y adolezco de otro tanto.
Por qué decidí ser escritor: Cuando escribí El Barro, especialmente en el prólogo y en el primer capítulo, me explayé sobre la respuesta a esta pregunta. Para los que no leyeron ni leerán mi primer obra les digo que toda mi vida, sin caer en la cuenta, fui un escritor. Como dijo un amigo y colega juez, cada sentencia que redactábamos era un ensayo, contábamos hechos, los describíamos, los probábamos, fundamentábamos, descartábamos otras hipótesis y opiniones y finalmente llegábamos a una conclusión: la sentencia. Fueron, estimo, cientos o miles de obras literarias que sin darme cuenta fui elaborando. Al jubilarme, lo más natural era que siguiera escribiendo y, como ya no tenía expedientes que resolver, empecé a novelar historias reales con la que me topé en alguno de los cargos que ocupé en mi carrera judicial.
Mis autores preferidos y por qué: Chris Stewart, porque con su estilo ameno y descriptivo he conocido más de Andalucía que en mis viajes por el sur de España, concretamente por la Alpujarra.
Dolores Redondo es una autora que me encanta, en sus obras policiales con misterio también logra que uno se traslade a través de la lectura a las aldeas navarras y vascas, algo que parecería solo reservado para el cine o para la contemplación personal.
En el mismo género soy asiduo lector y nunca me aburro con Perez Reverte, Vázquez Montalbán, Cortázar, Fernandez Diaz, Hemingway, García Márquez o Camilleri.
Noha Gordon es otro autor al que descubrí hace poco y del que trato de leer todo.
De Borges poco he leído, algo me ha gustado y el resto fue para mí algo complicado, quizá no esté a la altura. Algunas cosas, pocas, de Tolstoi, Kafka y Dostoyevski.
José Hernandez, con su Martín Fierro, es incomparable para todo argentino.
Para el final he dejado a Cervantes dado que El Quijote para mí es sublime, nada debo agregar más que invitar a su lectura.
Mi obra favorita de otro autor: Ya mencioné El Quijote, ¿qué no se ha dicho de él? Podría recalcar la capacidad de Cervantes para describir las situaciones, los rasgos de la personalidad de sus protagonistas, los valores y virtudes que se destacan: la caballerosidad, la honradez, la fidelidad, la valentía, la honorabilidad. También cierta rigidez, tozudez o intransigencia del Quijote, características excepcionales de unos pocos que les impide apartarse un ápice del límite de sus principios. Creo que el valor de esta obra está en su permanente actualidad pese a haber sido escrita a principios del siglo XVII, podría decir en su eternidad dado que las situaciones que se van sucediendo pueden ser tomadas todas ellas como metáforas de aquello que acontece en los conflictos del ser humano a lo largo de los siglos.
Mi obra favorita de las que he escrito: He escrito tres obras, en este orden: El Barro, Los muertos que nadie lloró y Crónica de un paseo por Europa; solo la primera ha sido publicada. Mi preferida es la primera, la más espontánea y auténtica. Las otras, al no estar publicadas, sufren permanentes correcciones o pretendidas mejoras basadas muchas veces en críticas que generosamente se me han hecho de la primogénita.
Mi estilo literario: La característica de mi escritura creo es la narrativa, trato de contar casos policiales, mi intención es que el lector sienta que está conversando conmigo. Infinidad de veces, desde siempre ante la demanda de mis interlocutores, ávidos de imbuirse del submundo del delito, me dediqué a contar, describir situaciones que tuve que enfrentar como juez en lo criminal. Al jubilarme me decidí a seguir haciendo lo mismo pero por escrito.
Una cita de un autor que me guste: «El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo. Yo siempre les aconsejé a mis estudiantes que si un libro los aburre, lo dejen; que no lo lean porque es famoso, que no lean un libro porque es moderno, que no lean un libro porque es antiguo. La lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz».
Jorge Luis Borges.
Obra en la que me encuentro trabajando en la actualidad: Una novela policial que aún no tiene nombre y que recién comienzo, trata sobre el hallazgo de huesos humanos chamuscados.
Algo sobre mi manera de entender este mundo: Sin descubrir nada nuevo, veo que la humanidad dividida mantiene la eterna lucha del bien contra el mal, la que seguramente seguirá por los siglos de los siglos. No soy optimista ni pesimista, no habrá ganadores ni perdedores, solo victorias o derrotas parciales. Lo dijo Plauto dos siglos antes de Cristo, «Homo homini lupus», «El hombre es el lobo del hombre», el estado natural del hombre es la lucha continua contra su prójimo.
Mis proyectos inmediatos: En lo literario, mi proyecto es seguir escribiendo y mi ilusión es que se publiquen mis obras y fundamentalmente que lo que hago le guste a la gente.
En lo personal, ser feliz junto a mi familia.