Autor del libro Los niños de Coral
Esto último me lleva al personal abnegado de la Editorial Adarve, que es, a la vez, una maravilla humana y técnica. Detrás de cada libro que llega a los estantes hay un trabajo silencioso, minucioso y profundamente comprometido: editores que leen con el corazón y la cabeza, correctores que cuidan cada palabra como si fuera un hilo de oro, diseñadores que logran que la forma acompañe al alma del texto, y un equipo de producción que convierte la idea en objeto, el sueño en presencia tangible.
Su labor no se limita a publicar, sino a dar vida: a acompañar a los autores en ese tránsito íntimo entre lo escrito y lo leído, entre la soledad de la creación y el encuentro con los demás. Gracias a ellos, las historias respiran, los libros encuentran su lugar en el mundo, y quienes escribimos sentimos que nuestras palabras están en buenas manos.
