Batalla blanca es algo más que un revuelo de sábanas manchadas y cuerpos agotados; es la entrega de Lucía al amor como su condición indispensablemente humana; la historia de una mujer que, rechazada por su familia, desterrada de su clan y sustituida por otra mujer en su relación de pareja siente una necesidad imperante de huida. Es además, el regalo de comprender que aquello que no se soluciona, se vuelve a repetir y cada vez con más intensidad: «Mi cabeza y mi corazón se batían sin tregua en una batalla blanca que parecía no ver el fin, ese punto de luz que me mostrase la salida y me ayudase a escapar de este cuarteto de apegos y necesidades en el que me enredaba y enredaba a los demás». Batalla blanca es aquella batalla interior en la que —por cuestiones diversas— todos nos hemos visto o nos vemos inmersos en algún momento de nuestra vida. Porque una cosa es lo que dice la mente y otra muy distinta lo que dicta el corazón.
Paz López nace en 1974 y, hasta donde alcanza su memoria, recuerda que le gusta escribir poemas. Aunque la palabra poeta le imponía respeto, todo su ser se expresaba a través de los versos. Fue la poesía la que le ayudó a traspasar la adolescencia, ese mar embravecido al que a los veinte años se sumaba la muerte de su hermano. A él dedicó su primer libro de poemas: Una brizna de esperanza en el año 1997. Posteriormente llegó la primera edición de la novela Batalla Blanca, en 1999, con la que se reafirma interiormente en su orientación sexual. Tras dieciocho años sin publicar, en 2017 surge su primer cuento infantil ilustrado: Alex y el Lobero. Paz vive a caballo entre su pueblo, Castejón, y la ciudad, dedicando su tiempo a la sanación y tomándola como filosofía de vida.