Madrid, 2000.
Nacido el 2 de enero del año 2000 en Madrid a los seis meses de embarazo junto con su mellizo. Jugador de rugby desde los 6 hasta los 21 años en el Cisneros y en el Vallecas Rugby Unión. Experto en relaciones internacionales y gestión internacional de la empresa, ha vivido temporadas en Estados Unidos, Uganda y Bolivia. De ascendencia de Cabeza del Buey, Extremadura. Desde muy pequeño escribe poesías y cuentos y publica su primer libro de poesías, Tirando banderas, a los 18 años, influenciado por obras de autores como Federico García Lorca, su padre, Pedro Antonio Rodríguez Valverde, autor de obras como Autista está ahora desconectado o su tatarabuelo, Nicolás Pérez Jiménez, autor de obras como Mis impresiones.

ISBN: 979-13-87612-92-4
ISBN digital: 979-13-87612-93-1
Depósito legal: M-8191-2025
Número de páginas: 98
Formato: 150×230
Autor: Pedro Antonio Rodríguez Fernández
Sinopsis:
La vida la refleja un mar finito y costas como las de Ítaca a veces son difíciles de alcanzar. El viaje tenía que durar 10 meses y acabó durando 10 años. Por eso a veces en la vida nos sentimos varados y, entre las tormentas que golpean nuestro navío, acabamos privados de algunos de los elementos más importantes del buen vivir. Esta obra refleja exactamente la situación descrita: cómo alcanzar nuestra Ítaca mientras nos enfrentamos a las tormentas, los cíclopes y las Calipsos de la vida. Es la odisea de encontrarse a uno mismo entre todas las cosas que le suceden.
Género: poesía
Háblanos un poco de ti
Empezaría por decir que soy un afortunado por venir de una familia bastante grande y unida y que me he convertido en la persona que soy hoy en día gracias a ellos.
Si tuviese que hablar desde mi lado de escritor diría que he sido siempre muy lector y he sentido la pasión por escribir desde muy pequeño, tal vez como una manera de devolverle a la vida todo lo que me ha dado y dedicarle una parte de mí a la gente que quiero.
Y en cuanto a lo personal, me siento una persona muy de su gente, de su familia y amigos, pero también una persona muy dispuesta a dejarlo todo y empezar de cero. También me definiría como ambicioso, siempre buscando nuevos retos; risueño y con la certeza de sentirme agradecido por todo lo que tengo y, sobre todo, siempre tratando de contagiar mi alegría, ilusión o motivación con los demás a la hora de afrontar la vida.
¿Qué podremos encontrar entre las páginas de El no querer y otros poemas para morir de escorbuto?
Perderse. El no querer y otros poemas para morir de escorbuto es la odisea de encontrarse a uno mismo; y para ello es necesario perderse antes. El lector podrá encontrar el llanto de una mujer que es violada, la tristeza de una persona con depresión; podrá sentir el corazón desgarrado de una madre al saber que su hijo se ha suicidado, sentir el amor por Dios, el arraigo a la tierra o el orgullo familiar. Este libro es la expresión del sentimiento. Les invito a perderse y reencontrarse de nuevo.
¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?
En la presencia de un coro. Es decir, la inclusión de otras voces que cuentan sus historias desde su punto de vista. Todo es fruto de un ejercicio de compresión del resto de la población, de intentar entender qué ha hecho que se pierdan o que se sientan perdidos. A eso se le suma que espero conseguir que haya una comprensión del sufrimiento ajeno, que la gente leyendo mi libro pueda practicar la empatía en un lugar seguro; algo que siento que menos gente puede practicar en una sociedad que está cada vez más polarizada.
¿Qué quieres transmitir a través de este libro?
Lo importante que es el amor en nuestras vidas y como todo gira alrededor de este sentimiento. Al igual que en la Odisea, donde Ulises llega a Ítaca con el mismo amor que tenía por Penélope diez años antes y viceversa, la clave para acercarnos a ese encuentro con nosotros mismos es el amor. Por eso inventé el no querer, esa idea de que, aunque la otra persona no te quiera, si el amor es real, se querrá sin condiciones; por ello termina el primer poema del libro diciendo “y que él adora hasta tu no querer”. Es vital que encontremos la forma de querer sin condiciones y de querer abiertamente, sobre todo en estos tiempos en los que parece un acto de rebeldía.
¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?
El camino que he realizado en los últimos seis años puede definirse como un período de madurez, de aceptarme a mí mismo, de cambiar de opinión. Lo definiría como una trayectoria cambiante, indefinida. Cuando publiqué mi primer libro tenía 18 años y acababa de entrar en la universidad y creo que iba a ciegas en muchas cosas; eso también me ha hecho tener una gratitud eterna a toda la gente que estuvo ahí y que sigue a mi lado. Creo que ahora mismo tengo una mayor claridad en cuanto a quién soy y en cuanto lo que es la poesía para mí. Mi yo de 18 años estaría muy orgulloso de ver todo lo que he andado y como he conseguido aceptarme más como una persona sensible y como poeta.
¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
Presentes, de Paco Cerdá. Es una narrativa coral sobre el traslado del cuerpo de José Antonio Primo de Rivera desde Alicante hasta El Escorial que deja ver el destino de los vencedores y los vencidos cuando terminó la guerra civil española. La razón por la que lo elegí es porque me parece vital conocer de dónde venimos y que supuso para nuestro país y su gente los turbulentos tiempos de la década de los años 30 y posteriores en España.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
Por ahora estoy centrado en disfrutar del proceso de publicación de este libro, cosa que siento que no hice con el primero. Hay mucho trabajo que hacer al publicar un libro, uno no escribe un libro y ya está, es necesario salir ahí fuera y hablar con la gente, hacerte ver entre el gentío.
Sin embargo, sí que tengo pensado ya algún proyecto en años vista. Por ahora solo existe como una idea, pero me hace ilusión empezar a dedicarle tiempo en cuanto haya podido disfrutar todo lo posible de este “No querer y otros poemas para morir de escorbuto”.
Me encanta la reflexión de Pedro sobre cómo encontrarse a uno mismo, que a veces, conviene perderse antes.