Ángel Jiménez.Ávido lector, con preparación académica en Ciencias Económicas y Relaciones Públicas, es esta su primera novela, aunque ya tiene avanzadas bastantes páginas de su próxima entrega. Apasionado por el cine, la lectura y los viajes. Escribe poesía, cuentos y esta novela con la que pretende, ante todo, entretener.

Hola queridos lectores, me presento, soy Ángel Jiménez Redondo, un joven abuelo divorciado de 67 años.

Nací en Marruecos, aunque, menos los primeros seis meses de mi vida, he residido siempre en España.

He estudiado Ciencias Económicas, época durante la cual compaginaba estos estudios con otros de canto, afición ésta que he tenido desde pequeño, pero que, supongo que, por algo de falta de oportunidad o de arrojo, nunca me decidí a probar profesionalmente y, de hecho, tengo varias canciones compuestas por mí y registradas. No puedo evitarlo, soy un romántico. También estudié Relaciones Públicas, además de hacer varios cursos de coaching y algunos seminarios de distintas materias. Siempre he intentado aprender un poco más.

Podría decir que he trabajado de casi todo. Comencé repartiendo publicidad en los buzones, para pasar a ser botones de un hotel en las Ramblas de Barcelona, hice también de repartidor de regalos, de mecanógrafo en una empresa de informes comerciales y finalmente y durante el, casi resto de mi existencia, he estado trabajando en el sector financiero. Uno tras otro, presté mis servicios en cinco bancos distintos, lo que me sirvió, además de para aprender, para conocer a muchas buenas e interesantes personas….compañeros y amigos que aún mantengo….cosa difícil en estos tiempos.

Soy muy hogareño, por lo que disfruto enormemente cuando voy a comer con mi hijo, con mis hermanos o cuando veo a mi pareja, sin olvidarme de cuando paseo a mi compañero Rocky…un perro recién llegado a casa por adopción y que ocupa el sitio de mi anterior, también llamado Rocky, que falleció hace poquito.

También soy muy aficionado a la lectura,  a la música, al cine y a los deportes, y a reír, preferentemente. Antes y durante mucho tiempo estuve jugando a futbol, pero siempre en categoría amateur. No era malo, pero tampoco tan bueno como para ganarme la vida con ello.

Siempre he escuchado en mi entorno, decir que tengo mucho carácter y capacidad de liderazgo. Creo que es cierto. Tengo unas ideas más o menos firmes, en general, pero no me importa cuando me las contradicen repensarlas y si he de rectificar, hacerlo. Creo que soy también bastante reflexivo y, como dicen algunos, siempre juego o trabajo para ganar, soy muy competitivo, lo que no quiere decir que siempre consiga triunfar. Buenos golpes y patinazos me he pegado, aunque cuando esto ha ocurrido, una vez ha pasado, he procurado sacar alguna lección de ello.

Ahora soy escritor, y digo soy porque ya tengo una novela publicada y otra prácticamente acabada. La verdad es que escribir me emociona e ilusiona, me ha generado como una especie de adicción que ha convertido las horas que paso cada día frente a mi ordenador en un hábito de cumplimiento inevitable. Empecé sin saber si lograría escribir una página y ahora cada día escribo, aunque repaso y repaso hasta terminar lo que escribo. No tengo el objetivo de rellenar folios sino de modelar una historia que guste y entretenga a mis lectores.

Como he comentado antes, me encanta leer y, gracias a eso he logrado descubrir la categoría que tienen muchos escritores para contarnos su historia y hacer que nos sintamos inmersos en ella. Por ejemplo, cuando leí “Cometas en el cielo”, de Khaled Hosseini noté como me transportaba a su país y con la imaginación que me generaba lo escrito podía ver las casas, los paisajes y la cara de los protagonista, algo parecido me ocurrió cuando leí “La verdad sobre el caso Harry Quebert”, de Jöel Dicker, extraordinaria, aunque la que más me ha empujado a escribir e intentar hacerlo cada vez mejor ha sido “Tentación”, de Janos Szekely, quizás, sin querer menospreciar a las demás, la mejor novela que, hasta ahora, yo haya leído. En ella encontré un especial arte en, igualmente, transportarte al interior de la historia, una historia densa, bien expuesta y con profundas enseñanzas. Podría enumerar algunos más, pero serían tantos. Realmente hay y ha habido muy buenos autores, y de todos ellos intento aprender y sacar el mayor jugo de sus enseñanzas.

portada del libro Vindicta

De las novelas por mí escritas, mi obra favorita, es Vindicta. Creo que es una buena historia, que está contada de una forma en la que -además así me lo han comentado algunos de mis lectores- cada día cuando ya te entra el sueño y debes de dejar el libro, parece que tengas la necesidad de seguir leyendo para ver qué pasa. Por eso suelen decir que se la acaban muy rápidamente. Eso, por supuesto me satisface, porque al fin al cabo yo lo que pretendo con mis novelas es que los lectores se diviertan, se entretengan y si, cuando la acaban están satisfechos de lo que han leído, yo lo estoy aún más.

Mis novelas, como se puede ver en esta, aunque no me gusta catalogarlas en un estilo concreto, entran dentro del thriller, hay suspense, hay intriga y hay un final, que yo aspiro a que sea, el bueno, y bastante inesperado.

Si hubiera de escoger una frase favorita, dentro de las innumerables que se han escrito y dicho, me quedo con una de Víctor Frankl, “Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino”.

En estos momentos estoy trabajando en otra novela de intriga, en la que de alguna forma también se nos expone el hecho de como la vida te puede cambiar de un momento a otro, casi sin darte cuenta.

Mi opinión sobre cómo está la sociedad en la que nos encontramos inmersos es, a mi pesar, no todo lo optimista que me gustaría. Estamos con, creo que escuché el otro día, cincuenta y seis guerras activas; sin justificación ninguna, en la mayoría de los casos iniciadas por el radicalismo, el fanatismo y la codicia, males que veo están enraizados en el ser humano y, mientras estos no se consigan eliminar, seguirán produciéndose estos conflictos. Hay hambre y miseria en un montón de lugares del mundo, cuando por otro lado hay personas que podrían vivir diez mil vidas sin tener que trabajar. Hay un enorme desequilibrio en la distribución de la riqueza. Aún a pesar de todo esto, quiero ser optimista y seguir creyendo en la frase de Jean Jacques Rousseau de “el hombre es bueno por naturaleza y es la sociedad quien lo corrompe” y tengo esperanza en que consigamos rompernos las ataduras de este tipo de sociedad.

Mis objetivos en estos momentos son, en cuanto a lo profesional, seguir disfrutando de escribir, seguir intentando entretener a mis lectores, hacerles sonreír y también cavilar. Intentar que pasen alguna noche pensando en qué encontrarán en mi novela al día siguiente y que se alegren de haber leído mi novela. En cuanto a lo personal, podría pronunciar el dicho de “Virgencita, que me quede como estoy”, como he comentado antes, fundamentalmente seguir disfrutando de los míos.

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