Eran los tiempos de la Reconquista y de la fusión de los reinos de Castilla y León. Corría el año 1231 cuando el joven Ruy, oblato que fuera ofrecido a Dios por su padre momentos antes de morir y confiado al abad del monasterio de Nuestra Señora de Valparaíso para que lo educara piadosamente, se encontraba en la edad de tener que decidir entre dedicar su vida a Dios, ingresando en el noviciado, o salir temporalmente del monasterio para probarse a sí mismo en su verdadera vocación. Provisto de un tozudo borriquillo, unas resmas de papel, algunas plumas de ganso y una botella de tinta por todo equipaje, Ruy, con la venia del abad, se unió a una de las partidas de caballeros y vasallos que pernoctaban en el monasterio, dispuesto a conocer la vida extramuros. Aquellos guerreros marchaban en auxilio del rey Fernando III, que se encontraba combatiendo en plena reconquista de al-Ándalus.
Joaquín Ruibal de Flores Calero
Natural de El Puerto de Santa María, Cádiz, es capitán de la marina mercante. Además del ejercicio profesional en el mar, ocupó la dirección general de varias empresas de logística. Ejerce vocacionalmente la escritura desde su juventud, habiendo realizado incursiones en diferentes géneros literarios: novela (histórica, romántica, policiaca, de aventuras, de intriga y de suspense), así como relatos y cuentos infantiles.