Jorge Dodero-Garcés autor del libro Ucronía del asesino. Editorial Adarve, colección Biblioteca de Narrativa Breve. Publicar un libroLlegué al mundo en Madrid hace 25 años. Actualmente resido en París, a la sombra que dibujan las azoteas de Montmartre y bajo el hechizo hipnotizante que desde la cúspide de la Torre Eiffel se proyecta sobre toda la ciudad. Aunque llevo poco tiempo en la capital del país vecino, este encantamiento ha hecho efecto rápidamente, haciendo de mi persona una criatura verdaderamente autóctona. Como tal, mi única relación estable es mi vínculo con el paraguas.

Aunque adoro la ciudad que me vio nacer, crecer y que me empujó a soñar, en 2021 y con los estudios universitarios terminados me vi obligado a seguir las huellas que desde hace años han dejado los jóvenes españoles por los caminos de la emigración. Fue así como metí mis cosas en una maleta y me embarqué hacia Francia, país que me acoge desde hace casi dos años y en el que tengo pensado seguir (como mínimo) hasta el próximo otoño.

Luego de haber vivido en el sur durante un año llegué a París en septiembre de 2022, ciudad hermosamente caótica que me hechizó desde el principio con el reflejo de los colores dulces del fin del verano proyectados sobre el Sena. Mi amor por París se parece bastante al amor que se procesan las personas, es ambiguo y contradictorio, repleto de pasiones que me sobrepasan y constantemente acechado por la amenaza de la infidelidad (no sé cuánto tiempo me queda en la ciudad de la luz ni cuál será la futura amante que conquiste mis ganas por vivir en y para ella).

En una ciudad tan grande y a tanta distancia de los míos, las ficciones y la naturaleza se han convertido en el lugar de residencia de mi corazón. He encontrado en el canal de Saint Martin un rincón asombrosamente apacible en medio del caos de asfalto donde siento que puedo conectar de forma fugaz con todos los que no están a mi lado. La arquitectura varía mucho en función de la ciudad en la que te encuentres, hecho que la convierte en la mejor fábrica de nostalgia y morriña. Sin embargo, los árboles, el polvo que levantan los pasos tranquilos de los paseantes al cruzar los senderos de tierra y la espuma que levanta el agua al caer por las esclusas es igual en todos los rincones del planeta, lo que me hace sentir casa y en compañía de todos a los que amo.

Aficiones: Evidentemente me gusta mucho escribir y todavía más leer, pero estos hobbies resultan demasiado obvios. Como para todo ser de bien no puedo soportar un día sin música, necesito dedicar una importante cantidad de horas en exclusiva a escuchar canciones y canturrear las melodías que se me van pegando al corazón.

También soy un adicto al cine, y cuando digo cine me refiero al espacio físico. Me encanta entrar en una sala de proyecciones, sentir como el olor de las palomitas empaña el ambiente y fundirme a negro con las personas que pueblan las otras butacas en ese momento único que conforma el apagado de las luces y que indica el comienzo de la aventura.

Por último debería mencionar a mi bicicleta y a mis pies. Pasear (a pie o a lomos de mi indomable corcel de titanio) es uno de los mayores lujos a los que me puedo entregar. Me encanta surcar los paisajes urbanos como un voyeur, ese espía extraño que todo lo contempla y que en todo participa sin llegar a formar parte de nada. También me gusta mucho nadar. La sensación de aislamiento total que me sacude cada vez que me sumerjo en el medio ingrávido es un chute de energía que mi cuerpo agradece como si de una descarga eléctrica supramaterial se tratase.

Rasgo más sobresaliente de tu personalidad: No creo que exista un solo rasgo que sobresalga en mi persona. La verdad es que me gusta entender mi personalidad como un cuadro de Kandinsky o Pollock, una amalgama anárquica de colores y formas sin sentido que, en imposible comunión, dan como resultado algo medio reconocible. De mí podría decir que soy impaciente y la persona que más capacidad de espera tiene, que soy rencoroso y el ser humano que más oportunidades va a concederte, divertido como una noche de euforia y serio como un día de niebla. Albergo en mi interior todas las dicotomías posibles, soy una criatura tan amplia como el firmamento, con espacio suficiente para albergar constelaciones antagónicas como Escorpio y Orión.

Cuéntanos por qué decidiste ser escritor: Creo que esto es algo que no se decide. La voluntad de narrar es una pulsión subconsciente que se lleva dentro, solo hace falta encontrar el equilibrio para poder interceptarla y las condiciones para poder liberarla. En mi caso, paradójicamente, el caos de la pandemia me permitió encontrarme con esta faceta mía a la que nunca había podido consagrarme de forma completa y, una vez probada, esta es una experiencia tan gratificante que se vuelve irreversiblemente adictiva. El paso para la publicación es algo más complicado, requiere de cierta confianza en uno mismo, pero cuando tu yo lector está satisfecho con lo producido, entonces el proceso se antoja natural.

Autores preferidos y por qué: Hay miles, no podría escoger a uno solo. Me gusta la inteligencia de Borges, la sensibilidad de Lorca, la sensualidad de Anaís Nin, la contundencia de Paul B. Preciado, la lascivia de Guillaume Dustan o Colette, la fragilidad de Murakami, la precisión de Leila Slimani, las descripciones de Almudena Grandes, la imaginación de J.K Rowling, la crítica de Orwell, el desencanto de Hemingway, la clase de Fitzgerald, el riesgo de Dos Pasos y el humor de Amélie Nothomb. Por ellos y por otros muchos de los que tanto he disfrutado espero ser influido en mi escritura.

Tu obra favorita de otro autor: Esta es una de esas preguntas para las que no tengo ninguna respuesta. En función del día y de mi estado de ánimo podría decirte una obra y la contraria, por lo que voy a escoger las tres novelas que más me han influido a la hora de escribir “Ucronía del Asesino”.

Me fascina “Cosmética del enemigo”, de Amélie Nothomb. En general la obra de esta escritora me parece sobresaliente, especialmente sus biografías, pero admito que de entre todos sus personajes góticos y macabros el protagonista de esta novela me marcó como pocos. De él saqué ese estilo socarrón, chulesco, misándrico y arrogante con el que Bela Santos asedia en mi novela a Rebeca Trintignant. Por otro lado están dos obras de no-ficción, “El Adversario”, de Emmanuel Carrère, y “A Sangre Fría”, de Truman Capote. La crudeza de estas historias y la contundencia de sus narraciones me mantuvieron en vilo y al borde del abismo mientras las leía. Estoy convencido de que la reproducción de ese torbellino emocional ha sido la fuerza motriz que empujó a publicar mi primera novela.

Tu obra favorita de las que has escrito: He escrito varias, pero solo he encontrado en “Ucronía del Asesino” material suficientemente bueno como para ser compartido con el mundo. No se trata de la novela que más haya disfrutado escribiendo, ni tan siquiera la obra con la que mantengo el mayor vínculo emocional, pero si que creo que, de entre todo lo que he escrito, la pugna entre Bela Santos y Rebeca Trintignant es el texto del que más disfruto como lector.

Tu estilo literario: Considero que mi obra es como su autor: ecléctica, dicotómica, contradictoria y diversa. Por el momento solo una de mis creaciones ha visto la luz, y es evidente que “Ucronía del Asesino” es un thriller gótico/negro. A pesar de esto, lo que más divertido encuentro de la tarea de escribir es no caer siempre en los mismos lugares, viajar a través de la pluma a tantos universos como aquellos que visito a través de la lectura. De esta forma, advierto de que mis futuras publicaciones no tendrán por qué seguir esta línea, de hecho fantaseo con escribir algún día una distopía.

Una cita de un autor que te guste: Nuevamente podría escoger millones, pero puede que las tres que más certeras me parecen sean:

  • “Como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas que tienen algo de dificultad te parecen imposibles. Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”, Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

¡Ay que sin razón! No quiero

Contigo cama ni cena,

Y no hay minuto del día

Que estar contigo no quiera,

Porque me arrastras y voy,

Y me dices que me vuelva

Y te sigo por el aire

como una brizna de hierba.

Bodas de Sangre de Federico García Lorca

  • “Nada de lo que sucede se olvida, incluso si ya no lo recuerdas”, El Viaje de Chihiro de Hayao Miyazaki.

 

Obra en la que te encuentras trabajando en la actualidad: Lo cierto es que me está costando desarrollar ideas y mantenerme fiel a ellas. Durante muchos meses he vagado por un sinfín de conceptos que no he terminado de apropiarme en la que ha constituido mi mayor travesía por el desierto en términos creativos. Ahora siento que he aprendido a aceptar esta condición y la imaginación (junto a mi experiencia) me está acompañando en todas las pequeñas narraciones en las que me voy sumergiendo. Nunca había figurado en mis planes, pero es posible que mi segunda obra publicada sea un libro de relatos.

Algo sobre tu manera de entender este mundo: Una vez oí a una cantante marroquí decir que se identificaba como una servidora de la creatividad. La frase puede parecer muy naif, tal vez lo brillante de la misma resida precisamente en eso, pero yo la encuentro sumamente apropiada. Lo que nos diferencia a los humanos del resto de entes vivientes es nuestra capacidad de imaginación, una aptitud única que nos ha permitido combatir enfermedades mortales, navegar en el espacio siguiendo el rumbo de las estrellas o disfrutar de nuestra propia experiencia con legados tan bonitos como los poemas de Wallace Stevens, los cantos místicos de Ernesto Cardenal o los cómics de Alan Moore. De esta forma, todo lo que sea tratar de cambiar las cosas por la vía de lo novedoso me resulta irresistiblemente atractivo. Si el planeta está condenado a un movimiento de rotación y traslación perpetuo yo no concibo un mundo de interacciones humanas en el que la brújula no indique siempre las latitudes del cambio.

Tus proyectos inmediatos: En lo literario, como decía antes, estoy intentando dialogar con las musas para ver si consigo encarrilar de nuevo una buena idea que me permita volver a publicar. En lo personal, mi deseo por intentar sobrevivir en una megalópolis como París me parece suficientemente ambicioso.

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