Pedro Rodríguez Muñoz autor del libro Parlo, Teo. Editorial Adarve, publicar un libro Yo vivo en Vilafant, un pueblo de Girona y tengo tan solo 63 años. Estoy felizmente casado (y no estoy usando un tópico) desde hace 39 años. Tengo un hijo y una hija y, de momento, dos nietos que son un encanto (y sigo sin utilizar tópicos).

Nací en Figueres (Girona) en el seno de una familia obrera de origen andaluz. Mis padres nunca fueron a la escuela, pero mi padre (huérfano de madre desde los tres años) estuvo ingresado, solo, durante más de un año en un hospital de Sevilla donde, las monjitas que lo cuidaban le enseñaron a leer y escribir. Digo esto porque de él tomé la afición a leer. Mi padre era camionero y mi madre iba a limpiar a varias casas. Estudié la carrera de Medicina con mucho esfuerzo por su parte y por el empeño tenaz de mi madre. Disfruté de beca durante todos mis estudios (bachiller y carrera) y trabajé en un sinfín de cosas mientras estudiaba (manobra, electricista fontanero, pegando carteles, vendedor de enciclopedias, recogida de fruta y vendimia, mozo de almacén, camarero…). Hace 40 años que ejerzo la medicina y he sido profesor de Anatomía y Fisiología durante más de 25 años en Barcelona.

Aficiones: Evidentemente me gusta escribir y leer; me gusta la música (toda la “buena” y, mucho, el flamenco jondo (no el flamenquillo que parece que abunda ahora) pues lo he mamado desde pequeño, ya que mi padre cantaba como aficionado); me gusta la montaña, la carrera de fondo, el bricolage, los animales, estar sólo, dormir y “aburrirme”.

Rasgo más sobresaliente de tu personalidad: Creo que soy algo simpático, aunque paradójicamente también huraño. Grito más de lo que debería. Soy cariñoso y solidario. Tozudo. Algo obsesivo. Sencillo. Responsable. Trabajador y … no tengo abuela.

Cuéntanos por qué decidiste ser escritor: Nunca he decidido ser escritor. Escribo, desde luego, pero no es mi profesión. Lo hago, creo, porque no sé pintar, no sé música, bailo fatal… En fin, sólo escribiendo puedo intentar expresar aquello que siento y no atino a verbalizar del todo. Por eso escribo lo que podríamos llamar poesía. Escribo lo que siento, no invento. No sé inventar historias, sería incapaz de escribir una novela mínimamente decente. PARLO, TEO es un ensayo, sí, pero en esa línea. Allí analizo y comento sabios, filósofos, teólogos, ateos, creyentes, etc. y expreso, una vez más, lo que yo siento y pienso. Es una búsqueda personal. No deja de ser una introspección, pero guiándome y contrastando con los que saben del asunto. Mantengo una actitud abierta y escucho lo que dicen unos y otros. No soy un tozudo impenitente, pero tampoco me convenzo fácilmente.

Escribo desde la primera adolescencia. Uno de mis primeros escritos “decentillos” fue una obra de teatro ¡en verso! escrita cuando tenía 14 años para ser representada en fin de curso (nunca se representó). Se titulaba “Quijote 75” y se trataba de un niño que se volvió loco leyendo tebeos de Espiderman (aún conservo algunas páginas).

Luego he escrito, siempre de forma íntima, multitud de versos (malísimos) que se han perdido, hasta que, en mi 40 cumpleaños, mi mujer me regaló la publicación de un poemario bastante especial (tras caída en una depre de ésas y remontada posterior) titulado “La cola de la lagartija”. Creo que no está mal, pero su repercusión ha sido menos que nula. Y, para terminar, he he de decir que he recibido algún premio en poesía (incluso internacional, fíjate tú) pero con la misma repercusión.

Autores preferidos y por qué: Mi originalidad en este aspecto no es mucha. Me gustan Cervantes, Dostoyevski, Antonio Machado, Borges, Delibes, Lorca, Thomas Mann, Torrente Ballester, Oscar Wilde, Quevedo, José Ángel Valente, Miguel Hernández, Albert Camús …

Me gustan por que siento que me dicen algo, me llegan cuando los leo. Vamos, es que no soy capaz de decir más que que me gustan porque me gustan. Hay otro muchos, claro. Soy bastante clasicote en mis lecturas y conozco poco a los contemporáneos. No estoy orgulloso de ello, pero ¡hay tanto para leer! Aunque intento escribir poesía, he de reconocer que leo poca. De lo que se hace ahora soy un ignorante.

Tu obra favorita de otro autor: ¡Jolín! ¿una sola? Pues ¡venga originalidad!: “El Quijote”. Es el único libro que he leído más de tres veces. ¿He de decir por qué? Creo que es una obra genial e interesante, lírica y épica, dramática y divertida, prosáica y poética, clara y oscura, culta y popular, vertical y horizontal, obesa y delgada…

Tu obra favorita de las que has escrito: Bueno, he escrito varios poemarios, pero uno que me gusta mucho y que sólo conocen en mi casa a la hora de comer, se títula “Fin de semana”. Y esta obra que nos ocupa, PARLO, TEO, aunque esté mal que lo diga pues es mía, también me gusta mucho y estoy contento con ella.

Tu estilo literario: Como digo, escribo básicamente poesía, rimada y medida y también en verso libre. PARLO, TEO, es mi primer ensayo, si obviamos escritos de medicina y textos para mis alumnos.

Una cita de un autor que te guste: Una frase que me gusta mucho, creo que la que más, es de André Gide: “Sigue a aquellos que buscan la verdad, huye de los que la han encontrado” Tela la frase ¿no?

Obra en la que te encuentras trabajando en la actualidad: Pues ahora mismo no estoy con ninguna obra. Escribo de una forma muy irregular y soy muy inconstante. Cuando me da el “ramalazo” soy capaz de escribir muchas páginas seguidas de un tirón (que luego evidentemente, repaso, ordeno, corrigo, sedimento… con calma). Pero después paso larguísimos periodos sin escribir nada. Ahora estoy en uno de esos.

Algo sobre tu manera de entender este mundo: ¡Coñe! ¡Leed PARLO, TEO y lo sabréis! 😊

No soy creyente. Soy un enamorado de esta vida y no me interesa pensar en otra.  Mira ¿sabes qué? que transcribo lo que, en una parrafada, digo allí:

Creo en la vida, creo en el amor, creo en la amistad, creo en la bondad, creo en la solidaridad, creo en la paz, creo en la generosidad, creo en la compasión, creo en la honradez. Y creo que todas estas cosas son más que posibles sin ningún dios que me lo exija.  No necesito su anuencia, pero es que ni siquiera me interesa o me preocupa, porque no es en él en quien repercutirán mis actos, sino en mis semejantes. Mi “cielo” es la sonrisa, la aprobación, el agradecimiento, la alegría, el aprecio, la felicidad que mis actos puedan provocar en mis semejantes. Y mi “infierno” es el llanto, el desprecio, la decepción, la tristeza, el dolor que pueda causarles. No necesito desear otra vida postmortem para disfrutar de esta.

Y etc.

Tus proyectos inmediatos: De verdad que no es postureo, pero es que no sé qué voy a hacer mañana, imaginaos que proyectos voy a tener. No soy nada previsor. En lo literario, esperar que me dé otro ramalazo cuando quiera, si quiere. En lo personal, esperar la jubilación a ver si la consigo con salud (me toca a los 67 años, cagüenlá. ¿Por qué no seré francés?), disfrutar de mis nietos, vivir hasta que se acabe. ¡Ah! mi sueño, cuando me jubile y si tengo salud, es comprarme un caballo (de niño, yo monté mucho con un payés de mi pueblo; pero mucho ¡eh!).

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