Raul Tello, autor del libro La última esperanza. Editorial Adarve, colección Ensayo 2000, publicar un libroHola a todos. Antes de comenzar con la entrevista me gustaría decirte, si me estás leyendo, que me siento tremendamente afortunado por poder compartir contigo mis inquietudes y mis vivencias, mis experiencias y mis descalabros, mis alegrías y mis tristezas. Escribir un libro no es tarea sencilla, todos lo sabemos, y aún menos aún lo es que el libro llegue a transmitir el motivo existencial por el que fue escrito: que es el de llegar al gran público para transmitir un mensaje concreto, una reflexión profunda, una idea convertida en pensamiento.

A lo largo de los aproximadamente 4 años que me ha costado escribirlo (con parones incluidos), me he planteado muchas cosas: si valdría la pena realmente escribirlo, si esto me llevaría a algún sitio, si me serviría para encontrar un trabajo mejor… muchas cosas… pero realmente, lo que siempre había querido desde que escribo, es transmitir mis sentimientos, sentirme bien por expresar con palabras mis vivencias, y sentirme partícipe del gran compendio del conocimiento; es decir, hacer algo que realmente merezca la pena y ser leído por personas que probablemente hayan experimentado en sus vidas las mismas situaciones y hayan superado con seguridad los mismos problemas.

Yo empiezo a escribir de verdad por la ruptura de una relación que tuve a los 18 años. Hasta entonces no me había ni siquiera planteado que yo pudiera expresar con palabras mis propios sentimientos y tener la capacidad de empatizar, mediante ellos, con todas las personas que por entonces tenía a mi alrededor. Gracias a esta novia que tuve, en un principio, me inventaba y le enviaba al móvil pequeños mensajes de texto, a modo de poemas, casi cada noche, y ella se sentía muy feliz por recibirlos y le gustaban mucho. Recuerdo que hasta se enfadaba si algún día no se lo enviaba, y también recuerdo que se los enseñaba a sus amigas y ellas también se sentían muy impresionadas al leerlos. ¿Quién le iba a decir a aquel chaval con el corazón roto que un día llegaría a ser escritor? Impensable.

Han pasado 16 años desde entonces, y por fin he podido cumplir el sueño de publicar un libro. Me llamo Raúl Tello, tengo 34 años y en este momento no tengo nadie a quien escribirle poemas. Hay una vacante en mi corazón. Pero ni tengo miedo, ni tengo prisa, ni me entrego a la primera chica de turno que me encuentro por el camino. La escritura lo cambió todo en mi interior, y haberlo pasado tan mal por una muchacha con la que apenas compartí 3 meses de mi vida, me hizo madurar y plantearme muchas cosas. Por aquel entonces yo cursaba primero de carrera en Licenciatura en Ciencias Ambientales por la Universidad de Valencia. Repetí curso. No estudiaba. Solo tenía en mente aquella pérdida desafortunada de una chica que realmente nunca me había querido, lo que me llevó a tomar una decisión que cambiaría el resto de mi vida: dejar escritos mis errores para no volver a cometerlos. Escribía textos, a modo de poemas, de una página de extensión en los que me desahogaba y en los que daba rienda suelta a mi imaginación. Al principio lo hacía a modo de válvula de escape, ya que no podía encontrar consuelo en las palabras de quienes rodeaban a aquel tímido muchacho, pero poco a poco me fui dando cuenta de que mi creatividad, mi técnica y mi imaginación podían dar más de sí de lo que me esperaba… Como todo escritor existente en este mundo, lo que uno escribe, quiere que sea leído, de manera que aquellos primeros textos los colgaba en mi espacio del Messenger (la red social del momento) y a mis amigos también les gustaban mucho. Lo que me animó a superar el bache y a profundizar en la escritura.

Repetir curso fue difícil, ya que tuve que empezar de cero en todo, perder de vista, que no la relación, de los amigos universitarios que había hecho y tener que enfrentarme al dilema de si realmente yo sería capaz de sacarme los estudios. Hasta ahí todo estaba claro. Tenía que dar lo mejor de mí para sacarme la carrera. Pero este descalabro me llevó a conocer a una de las mujeres más importantes que han pasado por mi vida, una compañera de clase de la que me enamoré profundamente. Que sería la primera persona que me animó y que me empujó a escribir este libro, ya que me dijo que tenía mucho talento, y como buena aficionada a la lectura que era, se dio cuenta en seguida de que yo valdría para ello. Bien, mientras todo esto sucedía, yo seguía escribiendo poemas de una página de extensión, algunos en los que me inspiraba en ella, para conquistarla, y otros que no tenían nada que ver con el estado de enamoramiento que corría por mis venas. Estuve escribiendo estos textos de una página de largo durante 7 años, perfeccionando mi técnica, que es la naturaleza descriptiva, y cada vez haciéndolos más profundos. 7 años, que es lo que me costó sacarme la carrera y el máster en Biodiversidad de Ecosistemas. Por motivos de la vida, ella y yo no acabamos estando juntos. Ella venía de una familia adinerada y, aunque me quería y me había enamorado, tenía pretensiones económicas muy altas y quería tener muchos hijos, lo que la llevó a salir con un chico de su orden religiosa, el Opus Dei. A aquel humilde chaval no le importaba la clase social, ni las creencias religiosas, ni cuántos hijos tendría que tener, solo quería tenerla entre sus brazos y abrazarla… pero eso no entraba en sus planes… y yo acabé muy malhumorado, contrariado, enrevesado y confundido con ella, ya que por aquel entonces ya llevaba saliendo con él 3 años y medio, lo que me hizo dudar de si de verdad ella me quería… pese a ello, mantuve la esperanza, pero todo acabó cuando acabamos los estudios. Pertenecíamos a mundos completamente diferentes. Era un gran amor, sí, pero imposible. Pasados los 5 años de carrera y viendo que no habíamos llegado a nada y que seguía estando con él yo finalmente desistí. Pero gracias a ella yo he escrito este libro. ¿Y cómo empezó todo realmente?

Yo me crie en una pequeña ciudad llamada Moncada, cerca de la capital de Valencia. Un día, cuando tenía 5 años, acompañé a mi madre a la carnicería y vi a un chiquillo que portaba un Kimono y un cinturón blanco y amarillo. Cuando lo vi me impresionó tanto, y me gustó de tal manera, que le estiré de la falda a mi madre y le dije: “mamá, yo quiero eso”. En poco tiempo era yo el que portaba el kimono, todavía con 5 añitos. Gracias al Karate yo aprendí muchas cosas, ya sabes, valores de amistad, compañerismo, disciplina, lealtad, confianza, seguridad en uno mismo y autocontrol. Pero además de todo eso, me gustaba competir, y cuando competía, tenía que plantarme delante de un pabellón repleto de gente a ejecutar el Kata, que es una combinación y ejecución de ataques y defensas contra enemigos imaginarios. Todo eso trascendió en mi manera de ser, en mi personalidad, en mi manera de ver la vida y en la manera de entender el mundo de una manera muy profunda. Pensad que yo estuve haciendo Karate desde los 5 hasta los 14 años, que fue cuando me saqué el cinturón negro. Pero no fue hasta mucho tiempo después de haber empezado a escribir cuando me di cuenta de que el Karate, los movimientos y las pausas, la técnica y la determinación, la filosofía y el estilo de vida… me habían llevado a desarrollar mi manera de escribir: la naturaleza descriptiva. Uno de los pilares que sustentan mi estilo de escritura.

El segundo de los pilares en los que se sustenta mi estilo de escribir es el amor por la naturaleza. Desde bien pequeño he estado en contacto con el bosque y la montaña. Mis padres tienen un pequeño chalet cerca de donde vivo, y en verano, mi hermanito y yo podíamos disfrutar de la naturaleza, de los animales, de las plantas, de la piscina, del sol y del agua durante todo un mes. De ahí me viene mi vocación por el medio ambiente, (los estudios que tengo), y es mi segunda fuente de inspiración para escribir.

En resumidas cuentas, podría decirse que mi manera de escribir es la de un Karateca que ama la naturaleza. A la que respeta y comprende. Y estas son mis aficiones: el deporte y la disfrutar de la naturaleza. No solo he hecho karate… he practicado fútbol sala, fútbol 7, natación, esquí y me gusta salir a correr, hacer senderismo, he practicado la escalada a nivel básico…

En cuanto a mi personalidad me definiría como una persona humilde con las ideas muy claras. Con capacidad de liderazgo, de trabajo en equipo y con un buen corazón, que se preocupa por las personas que le importan, que no se desentiende cuando llegan los problemas, que intenta ayudar a los demás, pero que también necesita tiempo para sí mismo y que constantemente está embarcado en una carrera ficticia por mejorarse y por crecer espiritualmente. Siempre comparándome conmigo mismo, no con los demás, y que intenta dar el máximo que tiene en cada oportunidad que le presenta la vida y que cada día que pasa intenta ser mejor persona. También me considero una persona fuerte de carácter pero a la que le gusta aprender de las personas mayores, con las que disfruto pasando tiempo juntos. Soy muy cabezón y concienzudo, y cuando me pongo una meta intento trabajar día a día en ella para cumplir mis objetivos, y si no me sale como quiero me frustro y me cabreo, pero al día siguiente ya estoy preparado de nuevo para tomar las riendas de la situación y para ser paciente y optimista. Nunca desisto en el camino de alcanzar mis objetivos, mis sueños y mis propósitos en esta vida repleta de sorpresas y acontecimientos inesperados.

Autores preferidos y por qué: Aunque cueste de creer no tengo ningún autor predilecto, ni ninguna obra favorita, pero si tuviera que destacar a alguien que ha influido verdaderamente en mi forma de escribir y en mi forma de ver el mundo, como buen artista marcial, tengo que declinarme ante la filosofía de Bruce Lee. Pienso que su filosofía de las artes marciales es el culmen de todo deportista, ya no solo de artistas marciales, estilos de lucha y maneras de pelea, de todo deportista en general.

Tu obra favorita de otro autor: Mi obra favorita es El Señor de los Anillos, de J. R. R. Tolkien. Pienso que su creatividad y su imaginación desmesurada para crear un mundo ficticio partiendo de la nada son extraordinarias. Me encanta como se expresa, el sentido que les da a los personajes, el lenguaje que utiliza, y el mensaje profundo que se oculta detrás de su libro: que una persona corriente, (un hobbit), sin aparentemente grandes habilidades para la lucha y el combate, puede llegar a conseguir cosas tan impresionantes como se proponga.

Tu obra favorita de las que has escrito: De momento solo he escrito un libro, que es La Última Esperanza.

Tu estilo literario: Mi estilo en la escritura es el verso prosaico, que es como decir que hago poesía utilizando la prosa. Me gusta dotar de armonía a mis textos, encajar las palabras, buscar la rima, que quede bien, que suene bien, incluso que tenga capacidad de memoria, es decir, que lo puedas memorizar… ya sé que es imposible memorizar un libro entero, pero sí pequeños fragmentos o frases que llamen la atención, y para ello las rimas ayudan mucho.

Una cita de un autor que te guste: “Los ríos lo saben: no hay prisa. Vamos a llegar algún día” de (A.A. Milne). Destaca la paciencia y el tiempo que hay que darles a las cosas para que fructifiquen, y como todo buen escritor, la paciencia, madre de todas las virtudes, es fundamental en esta vida.

Obra en la que te encuentras trabajando en la actualidad: Bueno, actualmente ya me hayo inmerso en otro proyecto literario que se va a titular “Génesis: el origen del mal”. Va a tratar de explicar, mediante las ciencias naturales, porqué existe el mal en este mundo y cuáles son los motivos existentes para que existan personas malvadas. Si comprendemos los motivos, desde la perspectiva holística de la naturaleza, (biológica y ecológica), porqué hacen el mal algunas personas, podemos llegar a corregir ciertas actitudes o comportamientos que se dan en relación al bien y el mal. Albert Einstein decía: “No existe la oscuridad, sino la ausencia de luz; no existe el frío, sino la ausencia de calor; no existe el mal, sino… la ausencia de bien”.

Algo sobre tu manera de entender este mundo: Yo soy un científico de las ciencias naturales, pero creo que existe algo más. Soy espiritual y creo en Dios. Pienso que tenemos que cultivar a las personas en la espiritualidad, sea la religión que sea, y sea cualquiera el Dios al que se encomienden. No se deben perder los valores que estas doctrinas espirituales nos enseñan, que como objetivo final, es el de convertirnos en seres morales con capacidad para la empatía y la bondad. Pienso que estos valores se están perdiendo porque la ciencia puede proporcionar respuestas que hace unos milenios eran imposibles de descifrar. No olvidemos que ciencia y religión son hermanos gemelos, ya que intentan proporcionar las mismas respuestas existenciales. Pienso que dentro de mucho tiempo… las barreras que separan estas dos formas de entender el mundo se fusionarán y que surgirá una nueva religión basada en la naturaleza, que es la Diosa común que todas y cada una de las antiguas culturas veneraban. El planeta es un gran ser vivo, y entender, mediante el conocimiento sus entresijos, leyes, dictámenes y rúbricas, puede llegar a hacer que nos confraternicemos con él y que respetemos todo lo vivo y lo que no está vivo, que también está vivo. Todo esto lo explico en mi libro.

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