Dos relaciones, nada en común, condenadas al fracaso. Todo empezó con la publicación de su primera novela: en contacto durante dieciocho meses, en la distancia, con la mujer sin nombre, la que cogía el teléfono y saludaba amablemente al señor Roque. Estos y otros acontecimientos, muchos relacionados con su vida personal, perturban la tranquilidad del hombre que, tras su jubilación, esperaba encontrar lo que la vida le negó en su juventud. A través de su amistad con Julia, Roque Peña conoce aspectos interesantes de la sociedad catalana pero, sobre todo, se empapa aún más de su tierra castellana, de su pueblo y alrededores. Ahí confluyen determinados asuntos, feos en ocasiones, propios de la vida cotidiana de sus gentes. Roque mide a la perfección cada paso que da, con atrevimiento y sinceridad, criticando las ilusiones de bienintencionados soñadores. La soledad, su mejor compañera, husmea de vez en cuando en un pasado variopinto, bueno y malo a la vez, acoplado a las necesidades del momento y cuyas recompensas, convenientes y obstáculos prevalecerán por el resto de los días.
Avelino Rica Herero nace en 1949 en Huerta de Rey, Burgos, y con once años ingresa en el seminario de Aranda de Duero. Expulsado por falta de vocación, no puede continuar con sus estudios. Regresa entonces a Huerta de Rey, donde trabaja como autónomo. En 2013 publica un libro de teatro con tres de sus obras y en 2017 su primera novela: Las caras del forastero. Esta obra le sugirió la novela que aquí se presenta.