El protagonista acaba de ser contratado por una empresa constructora para organizar los suministros de materiales y equipos a las obras en Latinoamérica, trabajo para el que cuenta con más de quince años de experiencia. Pronto entenderá que Latinoamérica significa Venezuela y en pocas semanas estará viajando rumbo al país caribeño. Allí se encuentra con el intento de golpe de Estado del 30 de abril de 2019, que pone al país al borde de un enfrentamiento civil y una intervención militar exterior. Pero hay que seguir trabajando en los dos proyectos más importantes de la empresa: una fábrica de fusiles Kalashnikov para el ejército bolivariano, que ejecuta una compañía rusa perteneciente a la corporación estatal ROSTEC; y una planta de tratamiento de aguas residuales para el ministerio de Aguas y Medio Ambiente. En ambos proyectos aparecen algunos de los condicionantes que arruinan empresas y países: política, corrupción, soborno, chantaje y la absoluta inoperancia del staff directivo. En este pandemónium complejo de corruptelas todo está por suceder.

Roland Ballester (Pamplona, 1972). Es esta su primera obra literaria, consecuencia de la necesidad de plasmar parte de la experiencia vivida como directivo de una compañía cuya actividad operativa se realiza en Venezuela. Tras casi veinte años de experiencia como ingeniero viajando y haciendo negocios para su empresa en lugares como India, China, Turquía, Norte de África y otros países occidentales, por primera vez se da de bruces con «la realidad de la cara B de los negocios» en un entorno peligroso y corrupto; en un país que hace pocas décadas era próspero y dinámico como pocos en Latinoamérica. Podría pasar aquí.