Desde pequeña, Valeria Stefanía se siente cómoda en contextos artísticos, donde disfruta dibujando y pintando quizá influenciada por el folklore que la rodea en su oriundo Ecuador, donde crece dentro de un hogar lleno de conflictos sin resolver. Sus primeros escritos se revelaron en un poemario de adolescencia. Expone crudas experiencias, como lo es el abuso en la obra que aquí se presenta. No así en los relatos que le escribe a su hijo; historias de amor y valor dentro de marcos ficticios, como en El rey sin sueño o La trilogía del papagayo. Recurre a diferentes voces narrativas para sumergir al lector en el interior de los personajes y de sus experiencias. Todo ello merced a un lenguaje emotivo y realista.

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Háblanos un poco de ti

Ecuatoriana de nacimiento, emprendedora por vocación y, ante todo, mamá. Así me defino. La escritura llegó a mí como una forma de comunicación muy especial: contándole historias a mi hijo. Ahí comenzó una faceta que no habría imaginado antes.

El folclore de mi país, el inmenso y profundo Ecuador, lleno de colores, relatos y simbolismos, ha sido sin duda un terreno fértil para desarrollar una gran imaginación y creatividad desde pequeña.

Fue en las composiciones escritas y visuales donde encontré la manera de expresar una profunda inclinación hacia el arte, que sin duda habita en mí desde que tengo memoria. Sinceramente, nunca imaginé que algún día me atrevería a publicarlas. Estoy profundamente agradecida por la confianza y el apoyo de personas clave en el camino.

Sobreviviendo al amor nace en un momento de ruptura total —no solo en el plano sentimental— y coincide con un diplomado en neurodivergencia que me brindó información invaluable, además de despertar la necesidad de investigar más a fondo sobre otros síndromes mentales. Accedí a un gran caudal de conocimiento, y con él, sentí la obligación de compartirlo de la mejor manera posible: escribiendo.

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de Sobreviviendo al amor?

Sobreviviendo al amor es la historia de millones de mujeres que, después de años en una relación, aún no se dan cuenta de que son víctimas de abuso.

Es una historia para compartir. Una trama breve, no lineal, algo inspirada en el estilo narrativo de Tarantino. Está escrita en prosa expositiva sencilla, con un vocabulario cotidiano, precisamente porque busca llegar a las audiencias más jóvenes, acostumbradas hoy a consumir información en cápsulas breves.

Es una obra cargada de simbolismo, desde su protagonista, Claudia, quien —a pesar de haber nacido en Barcelona— forma parte, de manera indirecta, de una minoría. Claudia es obligada a asistir al psicólogo y, en esas visitas, no solo identifica a su pareja como posible narcisista, sino que denuncia otras formas de abuso y trastornos mentales… ese “elefante blanco” de nuestra sociedad que todos vemos pero evitamos nombrar, ya sea por vergüenza o desconocimiento. Cuando lo correcto sería tratar estos temas con la dignidad y el respeto que merecen, tanto desde lo social como desde lo clínico.

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

Pienso que los tres pilares principales son: el amor propio, la reconstrucción de la identidad desde un estado de conciencia activo, y el reconocimiento del cerebro como principal agente de cambio.

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

Sobreviviendo al amor reúne varias capas de realidad. Expone distintas formas de abuso, las secuelas de relaciones controladoras, y —lo más importante— cómo sobrevivir a ello.

No es una historia que juzga, sino que pone en palabras lo que a menudo se calla. Su propósito es acompañar, visibilizar y, tal vez, educar. Brindar una señal de alerta basada en investigación psicológica, pero también ofrecer un mensaje de esperanza, especialmente a los más jóvenes.

¿Cómo describirías tu trayectoria como escritora desde la primera publicación hasta hoy?

Aunque he autopublicado una trilogía de cuentos infantiles que escribí para mi hijo, esta es mi primera publicación a través de una editorial. Por eso, me considero una autora emergente.

Ha sido un proceso de descubrimiento muy enriquecedor. Comprendí que la escritura es una dádiva de Dios. Aunque me tomó muchos años reconocerlo, la recibo y agradezco con humildad, como un propósito con sentido. Creo que hay historias que pueden transformar otras historias, y esa convicción se refleja en todo lo que escribo. La escritura se convirtió en una forma de identidad… y de acción.

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

The Whole-Brain Child de Daniel J. Siegel y Tina Payne Bryson

He de confesar que no me considero una gran lectora, especialmente de literatura dramática. Soy neurodivergente, madre de un niño neurodivergente. En casa y en mi mente hay mucho ruido, así que la lectura no me resulta fácil, salvo que esté enfocada en temas prácticos y relacionados con la realidad que vivo en el momento.

Últimamente me he volcado a temas de investigación científica con enfoque neurobiológico. 

¿Y ahora, algún nuevo proyecto?

Actualmente está por publicarse una segunda novela, de carácter biográfico, que —al igual que Sobreviviendo al amor— aborda un tema profundamente humano. Los invito a permanecer atentos para descubrir de qué se trata.

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