Me considero mexicano de cuerpo entero. La provincia veracruzana –Veracruz– es mi tierra adoptiva: nací en Miahuatlán, Oaxaca, en 1959, pero he vivido –desde los cinco años– en Xalapa, la capital de Veracruz, y desde hace 25 años resido en el municipio de Coatepec, aledaño a Xalapa, todavía con muchas fincas de café; de hecho mi casa está en la congregación de Zoncuantla, cerca del río Pixquiac, por lo que se puede decir que vivo en un ambiente de campo, cerca de un bosque de niebla. Amo la naturaleza, los pájaros, la tranquilidad.
Hace 36 años me casé con Olivia, socióloga cultural, bibliotecaria y promotora de los libros y la lectura: una coatepecana de cepa, que ha sido y es un pilar de mi vida. Casarme con ella me hizo miembro de una familia que me ha acogido como uno más de ellos, lo cual me ha estimulado de una manera muy especial. Tenemos un hijo, que desde que nació –hace ya 20 años– se constituyó en un motivante para mi crecimiento personal; a través de él he aprendido muchas cosas y emprendido muchos proyectos, incluido el de la lectura y la escritura. Creo que la familia es mi fortaleza.
Cuando era un niño pequeño, mis padres emigraron de Oaxaca, donde vivíamos en el rancho de mi abuela. Llegamos a Xalapa a vivir con unos parientes. En esta ciudad mi padre y mi madre retomaron su vida de pareja, que ya venía con fracturas, las cuales a la postre hicieron que mis hermanos –al llegar dos y después tres (un hombre y dos mujeres)– nos quedáramos con mi padre; mi mamá dejó a mi papá con los cuatro hijos; dijo que para buscar una vida mejor. Aquella fue una temporada crítica: mi padre en el alcohol, nosotros recogidos por los sacerdotes jesuitas del barrio. Nos llevaron a vivir en una casa hogar de la iglesia. En ese contexto, como soy el mayor, tuve que asumir responsabilidades que me hicieron madurar rápidamente. Mi padre, pasados dos años, se rehabilitó; regresamos con él, pero solo para que nos llevara de regreso al rancho, con mi abuela. Como muy pronto supe que me gustaba mucho la escuela: es decir, estudiar, leer y escribir –todavía no sé cómo–, logré convencerlo de que yo debería seguir estudiando, así que finalmente volví a Xalapa con él; mis hermanas y mi hermano se quedaron con mi abuela. Yo continué con mi formación escolar, ahora con el apoyo y la influencia de unos tíos y un primo, que habían venido de Miahuatlán a vivir con nosotros para poder estudiar. Juntos hicimos el bachillerato. Como mis tíos eran mayores por varios años –ya habían sido maestros rurales– su acompañamiento intelectual me hizo hacerme más asiduo a la lectura y a la escritura. Recuerdo que en aquel tiempo sobre todo leía de historia, de filosofía, pero también poesía. A ellos les gustaba declamar, y eso me llamó mucho la atención.
Estudié simultáneamente trabajando, porque no tenía opción. Trabajé en el ayuntamiento de Xalapa, como empleado municipal, principalmente en el área de limpia pública. Así terminé la carrera universitaria de Licenciado en Estadística, en 1981. Como admiraba tanto a mis maestros, pronto –de hecho desde antes de egresar ya era asistente– me hice profesor universitario. Ejerciendo esta vocación, supe que debía seguir estudiando: a partir de 1986 hice una maestría, en el Colegio de Posgraduados de Ciencias Agrícolas, en el Estado de México, y en 1988 inicié un doctorado en la Universidad de la Habana, siempre con el apoyo de becas, de México y de Cuba, y de mi universidad, la Universidad Veracruzana.
He sido un profesor que hace investigación porque quiere ser mejor docente. Puedo decir que mi carrera académica es exitosa: soy miembro numerario de la Academia Mexicana de Ciencias y del Sistema Nacional de Investigadores de mi país. He escrito muchos artículos, libros y capítulos de libros.
También hice una excursión por la gestión universitaria, llegando a ocupar puestos que me permitieron poner al servicio de mi institución mi creatividad y mis conocimientos; este servicio me gratificó en muchos sentidos, pero también me enseñó una parte de la naturaleza humana hasta entonces sólo imaginada.
Hace unos quince años la literatura me empezó a ocupar, primero tangencialmente, pero poco a poco cada vez más; hace unos cinco años, la idea de que debería escribir literatura se hizo tan urgente que me obligó a organizarme para hacerlo. Pronto harán ya cinco años de que dedico tiempo y atención a este proyecto. Lo que podemos contar, que apareció en marzo de 2022, es mi debut, de la que espero sea una carrera de escritor. No sé hasta adónde llegaré, pero voy a avanzar todo lo que Dios me permita.
Aficiones: Mis aficiones han sido muy diversas. Cuando joven componía canciones, escribía poesías, hacía caminatas, tomaba fotografías, pintaba cuadros (acuarelas), jugaba futbol, perseguía sueños; siempre fui muy atrevido. Leer hizo que poco a poco me pausara, que pensara más, que reflexionara. Por otro lado, en algún momento, la planeación se convirtió en una parte de mí: la apliqué a mi vida, con buenos resultados, me parece.
Hace unos veinte años aprendí a escuchar música, me aficioné a andar en bicicleta, a hacer caminatas, a mirar pájaros, a vivir más pausadamente, para disfrutar mejor cada instante, cada experiencia, sobre todo con la familia, con los amigos. Una de mis debilidades es que me gustan muchas cosas: tiendo a la megalomanía y a la dispersión. Pero como amo leer y escribir, eso me ha ordenado y me ha permitido organizarme para –como dijo Bertrand Russel– “conquistar la felicidad”
Rasgo más sobresaliente de tu personalidad: La alegría de vivir me mueve. No me gustan los problemas, lo que hace que a veces los evada, los evite, y me fugue de la realidad; esto me ha tenido costos altos y mucho sufrimiento, para mí y para mis seres queridos. Hace unos 30 años tomé un primer taller de Eneagrama y pude reconocer los hábitos de mi pensamiento y las pasiones que me aniquilan. Desde entonces trato de mantener mi conciencia sobre mis evasiones, sobre mi tendencia a la superficialidad, sobre mis pasiones y sobre mis defectos. Hará unos cinco años, en otro taller de autoconocimiento, me acepté como creo que soy y desde entonces trato de vivir en equilibrio. Creo que he llegado a la edad de adulto mayor con un aprendizaje muy sólido en este sentido, lo que me hace mantener el siguiente compromiso: ser un hombre fiel, responsable, comprometido, amoroso, humilde. Cada día lo repaso y lo reafirmo.
Cuéntanos por qué decidiste ser escritor: Desde hace más de treinta años escribo por una necesidad vital, pero antes era lo que se llamaría un “no escritor”. No creo que tenga otra razón para escribir lo que escribo, que esa necesidad de perpetuarme en las palabras escritas. ¿Para qué? No lo sé. Por eso he escrito durante los años anteriores a los últimos cinco, que fue cuando me dije: <<Quiero tener lectores, pero me gustaría que lo que escribo les guste y que cuando lo lean, les propicie placer. Ahora me queda claro que quiero ser leído. Quiero ir construyendo mi comunidad lectora, poco a poco, sin prisas pero sin pausas.
Autores preferidos y por qué: He aprendido a escribir leyendo, cada vez leyendo más profundamente, cada vez escribiendo con más osadía. Actualmente estoy leyendo Ulises, de James Joyce. Antes leí de él Los dublineses y Retrato de un artista adolescente, los cuales me cautivaron. Pienso que estoy aprendiendo mucho con él. Recientemente, he leído las novelas cortas de Oneti, los cuentos de Alice Munroe, los de Edith Pearlman, los de Borges, los de Cortazar, los de García Márquez, porque me gusta mucho el cuento. Pero también he leído novelas de Vargas Llosa, de Bolaño, de Juan Gabriel Vázquez; de los mexicanos Carlos Fuentes, Jorge Volpi, Juan Villoro, José Agustín, García Ponce, entre otros. Me gusta la literatura española, especialmente Vila-Matas, Cercas, Millas, Marías, Grandes, Aramburu,…pero también explorar la literatura de los países de América: la literatura brasileña, la argentina, la chilena, la colombiana, etc., así como también la japonesa, la china, la inglesa… Cada año trato de leer libros premiados, leer a los premios nobel, pero también a nuevos autores, autores debutantes, en fin creo que prefiero la visión panorámica.
Tu obra favorita de otro autor: Seguramente algunas me han influido más que otras, pero, de momento, no podría decir si tengo una obra favorita. Si puedo decir que me gustó mucho Anatomía de un instante, de Cercas; también de él, Las leyes de la frontera y La velocidad de la luz, pero igualmente El placer del viajero y Los perros negros, de Ian McEwan, y Doctor Pasavento, de Vila Matas; igual Tokio blues, de Murakami, y La música del azar, de Auster.
Tu obra favorita de las que has escrito: Le tengo mucho cariño a Lo que podemos contar, mi libro debutante, pero considero que, por ahora, Densidades deducidas, mi novela que estoy corrigiendo, quedará mejor.
Tu estilo literario: Creo que me gusta escribir narrativa breve, los relatos, los cuentos, pero también he disfrutado de escribir una novela; así que creo que me seguiré moviendo en estos géneros. Dentro de los temas, me gusta lo intimo, lo soterrado, lo que es difícil de recuperar por la memoria, lo que le puede decir al lector cómo somos en nuestra naturaleza. Me gusta escribir sobre el acto de escribir, sobre todo lo que eso conlleva. Me parece que mi reto como escritor es lograr tramas interesantes de temas difíciles, pero así mismo lograr que el telón de fondo vaya dando contexto y verosimilitud a la narración. Al menos eso es lo que me he propuesto en mis trabajos terminados o por terminarse.
Una cita de un autor que te guste: […]. Una última confesión melancólica. No he tenido tiempo de ejercer la literatura. Pero he dedicado todas las horas posibles para amarla. Amo el lenguaje por sobre todas las cosas […]. De Juan José Arreola.
Obra en la que te encuentras trabajando en la actualidad: Estoy compilando, reescribiendo y dando cuerpo a piezas de narrativa breve; espero terminar este año esta colección. En perspectiva tengo un libro muy personal, de mi historia familiar, el cual se encuentra en fragua.
Algo sobre tu manera de entender este mundo: Me parece que cada quien lo ve desde su perspectiva, en su ámbito, en su misión. Alguna vez quise hacer más de lo que me tocaba y me frustré, sufrí, pero, afortunadamente pronto aprendí y retomé la estrategia. Por mi parte, puedo decir que he hecho lo que he creído que me toca, ejerciendo la búsqueda permanente, la evaluación justa, la identificación de las debilidades y las pasiones, cuidar los logros y empecinarse por mejorar, por aprender, pero sin dejar de vivir con alegría, con gozo, con agradecimiento al Creador. Considero que es fundamental la fe, pero así mismo hacer todo lo que toca, con el mayor compromiso posible, con la mayor responsabilidad, pero también con humildad. Me parece que así he entendido la vida, así la he ejercido, al grado que podría ponerlo en mi epitafio.
Tus proyectos inmediatos: En lo personal, quiero disfrutar más de mi familia y de mi pasión por leer, escribir, por lo que la idea de jubilarme me anda rondando, el problema es que tengo muchos apegos a mi magisterio. Estoy dejando que las cosas fluyan: sé que hay un plan para mí, en Él espero.